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El gobernador de Michigan, Rocky Snyder, dice que la ciudad funcionará con normalidad

El gobierno de EU ignora cómo ayudar a Detroit: Joseph Biden

La población de la urbe ha disminuido, hay 78 mil edificios abandonados, altos índices de criminalidad y deficiencias en servicios públicos

Las pensiones, en peligro, alerta sindicato

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Detroit es la ciudad más grande de Estados Unidos en declararse en bancarrotaFoto Ap
 
Periódico La Jornada
Sábado 20 de julio de 2013, p. 23

Washington, 19 de julio.

El vicepresidente de Estados Unidos, Joseph Biden, dijo hoy que ignora cómo el gobierno podrá auxiliar a Detroit, mientras el secretario de Vivienda y Desarrollo Urbano, Shaun Donovan, afirmó que las autoridades están preocupadas, obviamente, por los ciudadanos de Detroit y del estado (de Michigan), continuaremos ayudándolos a salir adelante.

¿Podemos ayudar a Detroit? En este momento no lo sabemos, respondió Biden a la pregunta de una reportera. La ciudad más importante de Michigan se declaró en bancarrota el jueves ante una corte federal, en el último capítulo de una lenta agonía de más de medio siglo y de pésimas gestiones financieras, convirtiéndose así en la ciudad más grande de Estados Unidos en haberse acogido a esta posibilidad que ofrece la ley.

En tanto, el gobernador de Michigan, Rocky Snyder, y el asesor de emergencia de Detroit, Kevyn Orr, buscaron aliviar las preocupaciones de los residentes, pero reconocieron que les espera un largo proceso legal.

En una conferencia de prensa, Snyder defendió la decisión de declarar la ciudad en quiebra. Queremos tranquilizar a los ciudadanos: todo seguirá funcionando con normalidad, expresó. Por su parte, Orr, experto encargado de gestionar la crisis, declaró: Llegamos al punto donde no podemos seguir aplazando eternamente el problema.

La ciudad, en el noreste de Estados Unidos, tiene deuda récord de 18 mil 500 millones de dólares y las autoridades municipales ya habían advertido el mes pasado que no podrían pagar parte de este monto.

La población de Detroit ha disminuido a menos de la mitad desde 1950, pasando de 1.8 millones de personas a 685 mil habitantes actualmente. La ciudad ofrece un aspecto desolador, con 78 mil edificios abandonados y problemas graves en los servicios públicos. Por falta de presupuesto sólo está en actividad un tercio de las ambulancias y 40 por ciento del alumbrado público no funciona.

Los índices de criminalidad son los más altos de los pasados 40 años y la policía tarda 58 minutos en promedio en llegar al lugar de un crimen, frente a 11 minutos en todo Estados Unidos.

Detroit debe 9 mil millones de dólares a los fondos de pensiones de sus trabajadores. Según el encargado de gestionar el proceso de quiebra, la ciudad tiene cerca de 2 mil millones de dólares para pagar el total de 12 mil millones de la deuda que no está asegurada, lo que incluye los fondos de pensión.

Los empleados públicos de Detroit han trabajado muy duro y han seguido las reglas, y ahora su derecho a retirarse con dignidad está en peligro, dijo en un comunicado el presidente del sindicato estadunidense de funcionarios, Lee Saunders.

Más allá de los aspectos jurídicos y financieros, la quiebra de Detroit es reflejo de la caída de la industria del automóvil en Estados Unidos, que vivió su edad de oro a principios del siglo XX.