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Es la primera mujer en México que ostenta la titularidad artística de una orquesta

Se restructura la Sinfónica del IPN; sale su directora Gabriela Díaz-Alatriste

Esas agrupaciones todavía son instituciones machistas, manifiesta a La Jornada

Acercar la nobleza de la música a los jóvenes, oportunidad que lleva en el corazón

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Gabriela Díaz-Alatriste, el pasado martes, en el podio de la Sinfónica del Instituto Politécnico NacionalFoto Guillermo Sologuren
 
Periódico La Jornada
Jueves 27 de junio de 2013, p. 5

El machismo sigue imperando dentro del mundo de las orquestas, aun cuando ha habido avances significativos, sostiene Gabriela Díaz-Alatriste, quien después de casi cuatro y medio años dejará la titularidad artística de la Orquesta Sinfónica del Instituto Politécnico Nacional (Osipn) a partir del 31 de julio próximo.

Su salida, sin embargo, no se debe a aquella circunstancia, sino a un proyecto de renovación y restructuración de la orquesta con vistas a su cincuentenario, que se cumplirá en un par de años, aclara en entrevista con La Jornada la también doctora en artes musicales y dirección de orquesta por la Universidad de Minnesota, Estados Unidos

A Gabriela Díaz-Alatriste corresponde el mérito histórico de ser la primera mujer en México en ocupar un cargo de tal naturaleza, lo cual ocurrió, precisamente, con su nombramiento en la Osipn, el 9 de marzo de 2009.

Desde ese momento, afirma, ha sido un camino de trabajo intenso, sin tregua, como lo demuestra una apabullante numeralia de la que destaca que a lo largo de ese tiempo la directora ha estado al frente de la agrupación en un total de 180 conciertos, entre sinfónicos, didácticos, ópera y zarzuela, de los cuales 42 fueron en distintas unidades académicas del IPN.

Esta orquesta tiene la particularidad de que no hay tantos directores huéspedes, por una parte, por cuestiones presupuestales y, por otra, porque he tomado la labor de hacer muchísimos conciertos, resalta la intérprete, quien este sábado, a las 13 horas, ofrecerá su último concierto como titular de la Osipn, en el auditorio Alejo Peralta del Centro Cultural Jaime Torres Bodet, en Zacatenco.

Ardua labor

Se dice fácil, pero no lo es. Según los cálculos, 198 mil 441 personas oyeron esos conciertos, de las cuales 43 mil fueron estudiantes politécnicos. Esto último es muy importante, porque al final de cuentas llevar a la orquesta y la música a la comunidad estudiantil de nuestra institución es la razón de ser de la Osipn.

De acuerdo con Díaz-Alatriste, este tiempo de trabajo con la orquesta politécnica ha sido de una labor ardua, si bien considera que lo más importante, lo que más se lleva en el corazón, es tener la oportunidad de acercar la nobleza de la música a los estudiantes.

Y esto se hizo no sólo llevándoles literalmente la música hasta sus centros de aprendizaje, sino explicándoles y mostrándoles la importancia de la música de concierto para su formación humana. Sí creo que, de tal manera, los alumnos salen más fortalecidos no sólo cultural, sino espiritualmente.

Otros de los aspectos de los que se dice orgullosa es del avance artístico alcanzado por la orquesta en este lapso tan breve, del incremento de repertorio, con obras sumamente exigentes; la visibilidad pública que alcanzó la sinfónica politécnica, y el servicio social que prestó no sólo a la comunidad de ese centro de estudios superiores, sino a los habitantes del norte de la ciudad de México, donde escasean los servicios culturales.

Fue mucho trabajo, así como conciertos memorables, como los que dimos en el Auditorio Nacional, el Palacio de Bellas Artes, el Teatro de la Ciudad, la plancha del Zócalo de la capital del país, el Festival Internacional Cervantino. En fin, varios logros artísticos, comenta.

Cuando tomé la orquesta, la situación era distinta, era un grupo muy diferente del que es ahora. Realmente, la tarea principal del director en turno de cualquier orquesta es incrementar el nivel artístico de la misma. Y definitivamente hemos tenido muchos logros en ese sentido.

–¿ Cómo era la Osipn al momento de su llegada?

–No estaba acostumbrada a un repertorio tan exigente, por ejemplo. Ha sido mucho trabajo de mejorar la afinación, mejorar el ensamble, mejorar incluso las prácticas de disciplina. Ha sido, pues, un afán de mejorar en todos sentidos, desde la administración, ocupamos algunas plazas vacantes y ampliamos un poco la plantilla.

Siempre he creído que sería engañar a los demás o a nosotros mismos si para hacer algo que realmente valga la pena no se hace un gran esfuerzo. Si es un esfuerzo mediano o la ley del mínimo esfuerzo, eso es un engaño para todos.

–¿Cuáles son los principales pendientes que deja?

–La principal recomendación que dejo es seguir en esta misma tónica de trabajo que habíamos logrado. La música no tiene límites. Para dar marcas muy altas, alcanzar la excelencia, no existen límites. Así que, ¿qué falta? Pues falta mucho por hacer y avanzar. Falta todo.

Es muy importante la excelencia en la música, desde luego, somos artistas y debemos tener eso siempre en la mente; pero también es muy importante ese compromiso y esa responsabilidad de lo social. La de llevar la música a los jóvenes fue una tarea en sumo importante.

–¿Cuál considera que es ahora la principal característica de la Osipn?

–En lo artístico, destacaría que es una orquesta que ha avanzado muchísimo, pues en poco tiempo se fortaleció artísticamente. Eso es algo que es muy difícil de decir de muchas orquestas en el mundo. Se ha caracterizado en un esfuerzo de superación.

–¿Ha sido difícil para usted ser la primera mujer en ocupar la dirección artística de una orquesta en México?

–Ha sido complicadísimo, siempre ha sido ir a contracorriente. En un principio, fue un proceso de acoplarnos. Como en todos los ámbitos, donde hay una persona líder que es mujer, es muy difícil, aunque más en este de la música, porque es poco común.

“En muchos aspectos eso quedó superado. Para empezar, logré quedarme en la orquesta y no fue poco, sino cuatro años y medio; hemos logrado muchas cosas, hicimos un trabajo juntos.

No quiero decir que ahora es fácil para las mujeres. ¡Bueno fuera! Las orquestas aún son instituciones machistas. Estoy segura de que para algunas personas es difícil admitir que haya una directora de orquesta, como ocurre en otros ámbitos laborales.

–¿Qué sigue ahora para usted?

–Cuando hice mi maestría y doctorado, tenía una orquesta y estaba dirigiendo como huésped, ni remotamente en mis planes estaba ser la directora de la Osipn, y sucedió. Y una vez que comencé con esto, decidí concentrarme absolutamente.

Lo que sí me queda claro es que lo que tomo, lo hago con todo el compromiso, con todo el profesionalismo con el que cuento, con todo el entusiasmo, energía y demás. Y así, sin haberlo planeado, aquí vine, aquí estuve y aquí hicimos toda una historia. Así que hay que ver qué historia me viene por delante. Desde luego, hay algunos proyectos.