Directora General: Carmen Lira Saade
Director Fundador: Carlos Payán Velver
Domingo 23 de junio de 2013 Num: 955

Portada

Presentación

Bazar de asombros
Hugo Gutiérrez Vega

El vicio impune
de la lectura

Vilma Fuentes

Rilke: el resistir
lo es todo

Marcos Winocur

Intelectuales públicos
y telectuales

Rafael Barajas, el Fisgón

Los redentores neoliberales
Gustavo Ogarrio

La última voluntad
de Pirandello

Annunziata Rossi

Estado de antisitio
Nanos Valauritis

Leer

Columnas:
Bitácora bifronte
Jair Cortés
Mentiras Transparentes
Felipe Garrido
Al Vuelo
Rogelio Guedea
La Otra Escena
Miguel Ángel Quemain
Bemol Sostenido
Alonso Arreola
Las Rayas de la Cebra
Verónica Murguía
Cabezalcubo
Jorge Moch
La Casa Sosegada
Javier Sicilia
Cinexcusas
Luis Tovar


Directorio
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Rogelio Guedea
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Calcetines

No sé si sea algo que le sucede a todo el mundo, o nada más a mí: siempre pierdo los calcetines. Antes era lo normal: creía que por poner mi atención en el pantalón olvidaba dónde ponía los calcetines, y era cosa de buscarlos por horas o de plano sacar otros del armario. Pero de unas semanas para acá me doy cuenta que no ha sido nunca una cuestión de despecho: de verdad que los calcetines se esfuman como los globos de gas de las manos de los niños, en el parque. El otro día me quité camisa, pantalón, etcétera, y puse los calcetines sobre la cama. Lo hice conscientemente. Al cabo de unos segundos, cuando quise enfundármelos, habían desaparecido. ¿A dónde se irían? Los encontré enredados entre las sábanas. Ayer mismo, que iba al futbol, saqué los zapatos y dentro de ellos coloqué los calcetines. En lo que fui al baño y regresé, ya no estaban. Yo aquí los había dejado, pensé. Estoy seguro de ello. ¿Estoy seguro de ello? Los encontré debajo de la cama: ¿quién los dejó ahí? ¿Cómo llegaron? ¿Acaso mi mujer…? Pero estaba solo en casa. Me miré, nada más, en el espejo y, otra vez, me encogí de hombros.