Directora General: Carmen Lira Saade
Director Fundador: Carlos Payán Velver
Domingo 2 de junio de 2013 Num: 952

Portada

Presentación

Bazar de asombros
Hugo Gutiérrez Vega

Buen viaje,
querido Chema

Hugo Gutiérrez Vega

Nuevos poetas en Tijuana

Manuel Galich o
el ejemplo moral

Mario Roberto Morales

Una década sin
Monterroso

Esther Andradi

Cervantes plagiado
entre tedescos

Ricardo Bada

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Columnas:
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Naief Yehya
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Canal 22, sus veinte abriles

Para José María Pérez Gay, in memoriam

Algo de agua ha corrido bajo el puente desde que hace dos décadas José María Pérez Gay y Rafael Tovar y de Teresa al frente del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes idearon un proyecto de televisión cultural del Estado. Tovar y de Teresa nombró director del entonces incipiente Canal 22 a Pérez Gay, cuyo sensible fallecimiento recién lamentamos exactamente hace una semana. José María dirigió estupendamente el canal durante varios años; hizo con recursos limitados un excelente trabajo de lanzamiento y consolidación. En 2001 fue relevado por Enrique Strauss, un experimentado productor de programas culturales que supo imprimir al 22 una inercia de crecimiento y modernización. Strauss administró el canal durante esos seis años en que la barra programática del 22 redujo producciones extranjeras pero dio oportunidad a programas mexicanos. Quizá el mejor ejemplo de ello sea La dichosa palabra.

Esa larga y feraz etapa inicial de estabilidad se agostó con la llegada al poder de Felipe Calderón. Consuelo Sáizar, designada presidenta de Conaculta, nombró director de Canal 22 a Jorge Volpi, quien siendo un buen escritor, de productor de medios no tenía mucho, y entonces el canal empezó a ir a la deriva entre malas decisiones y un constante acoso presupuestal, porque la presidencia, corta de entendimientos, estaba más interesada en presentar al mundo (decir “mundo” es decir “Estados Unidos”) la farsa carnicera de su guerra contra la delincuencia que en promover la divulgación de las artes. Volpi pretendió justificar, por ejemplo, que la barra programática del 22 incluyera dibujos animados japoneses cuyo eje narrativo es la violencia, como Evangelion.  La gestión de Volpi en Canal 22 fue, en resumen, más bien mediocre. Pero el asunto se pondría peor: Volpi estuvo en el cargo cuatro años –nada mal, en términos de calendario– para marchar como agregado cultural en Italia. En su lugar quedó Irma Pía González Luna Corvera, quien era gente cercana a Calderón y había estado trabajando en asuntos de comunicación social, o sea, propaganda gubernamental. Su llegada al canal dejaba entrever la politización de Canal 22 ante la inminencia de las que serían las elecciones más peleadas de los últimos veinte años. Su paso por Canal 22 fue decepcionante por no decir desastroso, sin un proyecto de medios definido y, adicionalmente, estrechando todavía más el presupuesto oficial. Su gestión duró apenas un año de estancamiento, ya que hacia marzo de 2012 abandonó la dirección para hacerse cargo de la comunicación social de la campaña presidencial de la también panista Josefina Vázquez Mota. Baste ver la desatinada campaña de la derecha, su evidente ausencia mediática, para darse una idea de la enjundia laboral de la exdirectora del canal. A Irma Pía la sustituyó, primero como encargada del despacho y a poco ya como directora, Magdalena Acosta, quien sí tenía experiencia en producción televisiva, pero con el inconveniente de ser nombrada a escasos meses del fin de sexenio. Yéndose los panistas y marchandose Sáizar del Conaculta, la vuelta del pri trajo el regreso de Tovar y de Teresa, quien apenas en enero de este año designó a Raúl Cremoux, periodista y analista de medios de añejos vínculos con el quehacer televisivo, como el nuevo director del 22.

A Cremoux le tocó celebrar los veinte años del chamaco canal. Pero no todo es miel sobre hojuelas. En la estrechez de miras del tecnócrata gobernante, la cultura no figura y, en nombre de la crisis, la cultura y su divulgación son los primeros becerros al matadero. Como el mismo Cremoux afirma en entrevista con Florence Toussaint para la revista Proceso (núm, 1907, 19 de mayo de 2013): “Estamos renegociando el presupuesto de 221 millones de pesos que recibimos luego de un recorte de 15%...”, y uno lee y relee el total del presupuesto y no puede dejar de pensar que, con los 3 mil millones de pesos que el SAT le condonó a Televisa potenciaríamos más del mil por ciento a Canal 22 y tendríamos la mejor televisión cultural del continente. O del planeta. Cremoux abunda en los problemas del 22: “No hay lugar suficiente para trabajar, estamos muy apretados y mal distribuidos, esta oficina es muy grande mientras que los técnicos tienen que arreglárselas con un espacio mínimo.”

Da grima ver que apenas diez por ciento de lo condonado rebasa el presupuesto total del 22; ello dibuja con claridad la abismal diferencia y cósmica desventaja en que operan, frente al duopolio comercial, nuestros atribulados canales de televisión más o menos culta.