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La autora presentó ayer Tela de sevoya en la Sinagoga Histórica, en el centro capitalino

Myriam Moscona dedica libro al ladino, lengua que subyace en el español

El judeo español lo hablan los desterrados; es apasionante, señaló en este diario en 2012

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La autora, Premio Xavier Villaurrutia 2012Foto Guillermo Sologuren
 
Periódico La Jornada
Lunes 20 de mayo de 2013, p. 9

La escritora Myriam Moscona presentó este domingo su novela Tela de sevoya en la Sinagoga Histórica, ubicada en el centro de la ciudad de México, un recinto cuya historia comienza en 1922, cuando la comunidad de judíos askenazí decidió fundar un centro comunitario, primero en un cuarto de vecindad, y después al adquirir dos casas en la calle Justo Sierra.

La sinagoga, copia de una de Lituania, se inauguró en 1941, pero con el paso del tiempo quedó abandonada, hasta 2008, cuando se emprendieron labores para su rescate y se reinauguró en 2009. Hoy es un centro en el que se realizan distintas actividades, como proyección de películas, conciertos, visitas guiadas y, como ahora, presentaciones de libros.

En el caso de Tela de Sevoya, la autora, quien obtuvo el premio Xavier Villaurrutia 2012, leyó fragmentos en judeo español o ladino, en compañía del escritor Alberto Ruy Sánchez, con música del grupo Sefarad.

Esta novela, publicada por la editorial Random House Mondadori, habla de esa lengua secreta que se encuentra abajo del español, que es la judeo española. Es una historia del pueblo judío, pero no historia con mayúscula, sino la formada de pequeñas historias y sueños.

En una entrevista publicada en estas páginas hace unos meses la autora platicó acerca de esta novela que, precisó, no es autobiográfica.

Es un libro lleno de fronteras: entre los distintos géneros, entre el español contemporáneo y el español arcaico, entre la memoria y la ficción, entre los vivos y los muertos, la vida y la muerte que, creo, es una de las más importantes, quería que el lector se acercara al judeo español o ladino, lengua ya catalogada en peligro de extinción, por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura.

Myriam Moscona, de origen búlgaro sefardí, da vida a esa lengua a través de un personaje: la abuela. Es un idioma en el que escribe y que, añadió en la entrevista publicada el 7 de noviembre de 2012, es algo que no deja de sorprenderla.

Escuchamos el ladino o judeo español en zonas rurales del país, en palabras como juites, ansina, nadien, mesmo, que parecieran una falta de instrucción o de escolaridad, pero que en realidad es el español que se trajeron a América los primeros que llegaron, y que en esos lugares se quedó congelada, pero, ojo: una lengua congelada está condenada a morir. Yo no digo que el judeo español sea un español arcaico congelado, porque es una lengua que a lo largo de los siglos sí tuvo una evolución, se fue llenando de los distintos giros de las lenguas vernáculas, de los lugares a donde llegaron los hablantes expulsados de España.

El ladino, continuó en la charla, originalmente era la transliteración de los textos litúrgicos al español. Para mí, primero es un fenómeno apasionante, es ver a través de unos rayos equis una lengua secreta abajo de mi lengua. Es la lengua de mis ancestros, de mis muertos, y es la biografía de la lengua, de mi lengua, y antes que cualquier otro género a lo que me debo es al lenguaje. Lo hablo con un falso acento, un acento que imita, oír a los verdaderos hablantes es maravilloso. Es una lengua sin patria, es un español que hablan los desterrados, es en verdad un fenómeno apasionante.