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Tras quedar dos veces en la orilla en la liga con las Águilas, Herrera busca su primer título

América, a la final; vence 2-1 al Monterrey en el estadio Azteca

Raúl Jiménez, de penal, y Chucho Benítez anotaron por los locales; De Nigris descontó para dejar el global 4-3

El encuentro empezó tarde porque a Rayados los retrasó el tránsito

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El delantero Christian Benítez (11) continuó con su racha goleadora en la liguillaFoto Víctor Camacho
 
Periódico La Jornada
Domingo 19 de mayo de 2013, p. a13

La tercera fue la vencida. El América por fin rebasó el peldaño de semifinales en la época de Miguel Piojo Herrera y venció 2-1 al Monterrey en partido muy táctico, que ganó emotividad en el último tramo.

Con global de 4-3, y de nuevo teniendo en Christian Benítez a su pieza clave, las Águilas se convirtieron en flamantes finalistas y aseguraron la disputa del título en el estadio Azteca, el domingo, pues el encuentro de ida será el jueves, por reglamento. Y si hoy Santos Laguna no da una campanada, el título del torneo Clausura 2013 se disputará entre las Águilas y La Máquina.

La Pandilla provocó que el juego comenzara con 12 minutos de retraso. El Monterrey llegó al estadio Azteca hasta las 16:33 y todavía salió a calentar, mientras los americanistas aguardaron cinco minutos en la rampa, en espera del rival para la salida con el himno de la FIFA, pero al cabo de un rato se fastidiaron y rompieron filas.

Todo ello ante la molestia del directivo Yon de Luisa, mientras Luis Miguel Salvador, presidente de los Rayados, explicó que todo se debió al caótico tránsito de la capital del país.

El América empezó con ritmo explosivo; de inmediato dirigió cañonazos hacia la portería defendida por Jonathan Orozco, quien reapareció en el marco norteño. Al minuto 4 los amarillos dejaron ir la primera gran oportunidad, cuando Jiménez hizo un disparo muy elevado.

Ocho minutos más tarde, Orozco rechazó un envío de Rubens Sambueza, Benítez contrarremató al cuerpo del portero y Jiménez de nuevo la echó por encima, con lo que arrancó un segundo alarido de frustración en el graderío pintado de amarillo, poblado con más de 90 mil aficionados; sólo se veía uno que otro hueco.

Tras el primer cuarto de hora Monterrey mejoró, le puso ritmo y cadencia al partido. Humberto Suazo y Aldo de Nigris empezaron a ser peligrosos en el área, mientras el habilidoso Jesús Corona encontró una ruta abierta por el carril derecho.

En la agonía del primer tiempo Paul Aguilar se lesionó de un tobillo, fue sacado en camilla y dejó su lugar a Adrián Aldrete.

La segunda parte comenzó con dos equipos cautelosos, más preocupados en no cometer errores o dar ventajas al adversario; ambos bien plantados a la defensiva y esperanzados en alguna genialidad de su gente de ataque.

Las porras rayadas –que ocuparon la cabecera norte– eran las más entusiastas. Sus cánticos y agitar de playeras opacaron a la mayoría americanista.

Al minuto 56, Chupete Suazo cobró un tiro de esquina por la izquierda y Leobardo López cabeceó ligeramente por encima del larguero. En la siguiente jugada las Águilas tocaron la puerta de manera tibia, mediante un tiro raso de Benítez que Jonathan recogió sin sobresalto.

Paul Delgadillo señaló la pena máxima por falta de José María Basanta sobre Sambueza en el minuto 61. Raúl Jiménez cobró bien, su disparo entró a la derecha de Orozco y el estadio se convirtió en un manicomio, emergieron los cantos americanistas, mientras los visitantes digerían el golpe en silencio.

No sólo cobró vida el graderío, pues en la cancha a los regiomontanos no les quedó otra que dejar a un lado su habitual mesura. Dos cabezazos del Tano de Nigris llegaron medidos a las manos de Moisés Muñoz.

Al minuto 82 Benítez avanzó con determinación y entre tres defensas trianguló con Jiménez y definió con letal tiro raso que venció a Jonathan. Nadie festejó con tanta euforia como Herrera, quien abrazó a su auxiliar, gritó y alzó los brazos. No era para menos, luego de dos torneos en los que fue eliminado en semifinales, por fin se instaló en la gran final, donde buscará su primer título como técnico.

Enseguida hubo un conato de bronca entre Jiménez y Chupete Suazo. El silbante amonestó a ambos. En la compensación (92), Monterrey descontó por conducto de De Nigris, con tiro cruzado para el 2-1 definitivo.

Nada que celebrar aún: Piojo

Herrera aclaró: No es por el técnico que el equipo llega a la final, sino por los jugadores. Estoy muy contento por lo que hacen, ellos todo el torneo se han partido el alma para llegar a este momento. Han hecho tres torneos extraordinarios y ya estamos en el único lugar donde podemos pensar en coronarnos.

Dijo que no es momento de celebrar nada aún. Estamos concentrados, vamos a ver el otro partido para conocer al rival, luego trabajar y preparar el juego. Ahora viene el encuentro bueno.

Sobre la serie contra Monterrey comentó que se concentraron en nuestro juego, no en el rival, de si llegaba o no (al estadio). Nosotros calentamos, el ánimo estaba a tope y lo demostramos desde que salimos a la cancha, con el deseo de ir a buscar el triunfo, sin especular.

En tanto, Víctor Manuel Vucetich reconoció que “siempre duele perder, pero fue con la cara al frente. Estábamos a sólo un gol, y así como se podía dar, igual también se nos podía negar, como ocurrió. Estoy muy satisfecho de los jugadores por su gran esfuerzo. Fue una actividad muy fuerte; desde el partido contra Galaxy (en la Concachampions), Tigres, la liguilla de nuevo con Tigres y los encuentros contra América, el equipo respondió”.

Dijo que tanto trajín no es pretexto, dimos todo lo que teníamos que dar.