Opinión
Ver día anteriorMartes 14 de mayo de 2013Ver día siguienteEdiciones anteriores
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La ventanilla única: problema latente
U

n anuncio hecho en la visita de Barack Obama fue que habría una ventanilla única del gobierno mexicano para atender a las muchas organizaciones de inteligencia. Es de suponerse que no sólo las de Estados Unidos (EU), que se vinculan con temas delictivos mexicanos. Es un tema delicado, siempre eludido en lo formal y, por ende, nunca suficientemente determinado, aun ahora con ese inespecífico anuncio.

Obedeciendo a los tiempos, en los primeros años de la década de 1960 la relación entre agencias era tan libre de pecado que en 1962 el presidente López Mateos fue el testigo de bodas del agente de la CIA Winston Scott, acudiendo personalmente a su casa. En 1968 Scott era aún el principal hombre de la CIA en México y se basó en su amistad con el presidente Gustavo Díaz Ordaz para informar a Washington sobre el movimiento estudiantil de 1968 con apreciaciones del gobierno que resultarían falsas.

Sin reglas de operación más, las cosas devinieron en una muy grave crisis en junio de 1992, a raíz del secuestro del doctor Álvarez Machaín en territorio mexicano por agentes de la DEA. Se le señalaba como supuesto cómplice en el asesinato de un agente de la misma corporación. Siguieron su increíble sometimiento a un juez estadunidense, la posterior legitimación del acto por la Suprema Corte de Justicia de EU y la consecuente negativa a la repatriación hacia México. Nuestro gobierno se vio obligado a buscar y obtener la solidaridad internacional ante gobiernos amigos y organismos multilaterales. De nada sirvió.

A raíz de ello, el secretario de Relaciones Exteriores, Fernando Solana, propuso expulsar del país a los agentes de la DEA. La decisión, de tomarse en un extremo tan agudo como el planteado por Solana, habría llevado a otros graves conflictos. Se hizo menos áspera y más eficiente al fijar a la DEA, vía Diario Oficial, un conjunto de reglas destinadas a: no reconocerles el carácter de personal consular que habían tenido; fijar el número máximo de agentes en treinta y seis, fijarlos a sólo ocho ciudades determinadas, delimitar sus capacidades, prohibirles el uso de armas, prohibirles participar en operativos y otras lindezas.

El procurador de Justicia de EU alertó que si se mantenían esas reglas, lo que más le molestaría a su gobierno sería que se sentara un precedente y amenazó: El Congreso de EU recibirá un mal mensaje en momentos en que se requiere todo su apoyo para la aprobación del TLC. (Esas reglas desatendidas posteriormente no han sido formalmente derogadas.)

La determinación de Enrique Pe­ña de centralizar las relaciones en materia de cooperación anticriminen por una sola ventanilla es una medida políticamente efectista que seguramente satisfizo a los que siempre ven en la relación con EU alguna paja. Políticamente tiene un efecto positivo que en el sentido de la práctica no compensa a los negativos. Las cosas no marcharán por varias razones:

1. Estados Unidos declaró que su comunidad de inteligencia no funciona de esa manera. No están diseñados así, de modo que se asume respetuosamente la determinación de México como una decisión soberana pero no vinculante.

2. Por décadas las corporaciones mexicanas han mantenido –sobre todo con Calderón– relaciones de co­operación con sus contrapartes, hay toda una cultura de relación. Éstas han sido razonablemente efectivas y también acarreado graves deformaciones, inconvenientes que habría que corregir. Romper esa inercia no solamente es difícil, sino arriesgado para la efectividad.

3. La Secretaría de Gobernación, en cuanto su titular, está sobrecargada con temas que están en plena ebullición: política interior, seguridad pública, la producción de su propia inteligencia estratégica y ahora esta responsabilidad, además de muchas e inusuales actividades externas del secretario que le toman mucho de su poco tiempo.

4. La característica básica de la explotación (uso) de la inteligencia es la oportunidad de su empleo. La ventanilla única es un obstáculo.

5. La dirección de la inteligencia fija como regla el intercambio horizontal de ella o sea interpares, tesis a la que la decisión vertical de Peña se opone.

6. Más aún: para poder ir adelante no se especificaron las reglas de operación o sea las condiciones de importancia, selectividad, calidad, volumen, prioridad y seguridad de la información a manejar, así como los actores facultados para operar la tal ventanilla.

Queda así explícito que la situación fijada por la parte mexicana será sencillamente inatendible y tremendamente inoperante, a pesar de las vocaciones de disciplina y buenas voluntades de sus ejecutores. La parte estadunidense, que se declaró respetuosa, pero no vinculada a la decisión de Peña, tratará hasta de buena fe de hacer viable la decisión mexicana, pero sabe que no será así.