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Aunque derribó veto a mujeres en el DF, no ha peleado aquí

El boxeo me sale debiendo, pero vivo para él: Serrano

Como representante también atestiguó abusos de los promotores

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Laura Serrano no ve impedimento en su edad para seguir peleandoFoto Guillermo Sologuren
 
Periódico La Jornada
Domingo 5 de mayo de 2013, p. a15

Ser monarca mundial a los 27 años y sólo con dos contiendas en el boxeo rentable no fue casualidad. El as bajo la manga de Laura Serrano fue entrenar con el experimentado manejador Hilario Jiménez.

“Ahí ya tuve una excelente preparación porque boxeé con Julio César Chávez, Miguel Ángel González, Marco Antonio Barrera, Aarón Zarate y Alberto Ratón Jiménez, cinco campeones del mundo. Hilario era muy estricto, me decía ‘vete niña, no me sirves’, y yo iba llorando pidiéndole que me entrenara.”

Después de ese episodio se mantuvo invicta por nueve años y el 18 de abril de 2003 en el Palace Indian Gaming Center, de California, perdió ante la yemení Isra Girgrah. Fue muy doloroso porque también era un triunfo para mí y le dieron a Isra la pelea, dice con la voz entrecortada, como intentando ahogar el enojo por el hurto.

De hecho, la contienda contra Girgrah era un duelo que años atrás el promotor estadunidense Don King había intentado efectuar como respaldo de la batalla entre JC Chávez y Miguel Ángel González, realizada en 1998 en la Plaza de Toros México. Sin embargo, las autoridades capitalinas impidieron el enfrentamiento debido a una ley que desde 1947 prohibía el boxeo femenil.

La función en la Plaza de Toros hubiera sido la mejor bolsa de mi carrera: 15 mil dólares por seis rounds. Lo máximo que he ganado han sido 13 mil dólares por un campeonato en Alemania.

En su calidad de abogada, egresada de la Facultad de Derecho de la UNAM, y con el orgullo herido tras la negativa de pelear en la capital, la Poeta del ring comenzó otra de sus batallas más emblemáticas, pero esta vez fuera del cuadrilátero y con la Comisión de Boxeo del Distrito Federal (CBDF) como adversaria.

“Cuando aún estaba el PRI en el mandato de la ciudad, Carlos Padilla, que era director de Promoción del Deporte, siempre me apoyó y me dijo que no habría problema de que peleara. Yo hubiera tenido esa función, pero Chávez se lastimó, creo de un hombro, y se pospuso el duelo.

Entró el PRD, hablé con el licenciado Carlos Albert, que dirigía el Instituto del Deporte del Distrito Federal, y sólo echaba a otros la bolita. Busqué a Juan José Torres Landa y Pascual Ortiz Rubio, de la CBDF, pero se oponían a las peleas de mujeres. Decían que el boxeo provocaba cáncer de seno y esterilidad. Para mí eran imposiciones machistas. (José) Sulaimán lo aprobó cuando vio que era un negocio redituable.

Anuencia en el DF

Tras hablar con diversos políticos, entre ellos Rosario Robles, quien trabajaba con el jefe de Gobierno del DF, Cuauhtémoc Cárdenas, Serrano consiguió que la Asamblea Legislativa aprobara el llamado boxeo de guantes rosas.

Así la Arena México nuevamente fue escenario histórico el 3 de junio de 1999 al resguardar el primer duelo entre mujeres, donde se midieron Ana María Torres y Mariana Juárez, pero en la cartelera no apareció Laura Serrano y hasta la fecha no ha podido concretar su anhelo de pelear en esta ciudad. Nadie es profeta en su tierra, dice.

Incluso cuando el CMB aprobó estos duelos, recurrió al presidente de dicho organismo, José Sulaimán, quien en toda mi carrera no me apoyó y una vez me dijo que me retirara, todo porque jamás le perdonó que no se quedara callada ante lo que la inconformaba. Y sí, se retiró, pero muchos años más tarde, en 2007, luego de perder ante la kazaja Ina Menzer.

Varias peleadoras se acercaron a Serrano para que las representara, debido a su habilidad para hablar inglés, italiano, portugués y un poco de alemán. Fue hasta ese momento en que pudo notar de manera extrema los robos a boxeadores y las grandes ganancias para las promotoras.

En una de esas funciones donde representé a una peleadora en Alemania también asistió Yasmín Rivas y me pidieron que le ayudará con la traducción. Le preguntaron cuánto iba a ganar y respondió que cinco mil o seis mil dólares, en peso pluma, y yo llevaba a una chica que peleaba en peso mosca y ganaba 11 mil dólares. El señor que la traía la hacía desayunar en el hotel, donde era gratis. Eso no debe ser.

Con grandes glorias y decepciones regresó a Las Vegas, donde ha dado clases a niñas en diversos gimnasios y conoció a su esposo, Óscar Navarro, también padre de su hijo Fernando.

Renovados ánimos

Lejos del cuadrilátero, la maternidad había absorbido su vida; por primera vez el boxeo pasó a segundo término. El regreso no pasaba por su mente, pero al ver la promoción que en la actualidad dan a las mujeres –en parte por todo el esfuerzo que ella hizo–, el ánimo a retomar los guantes la invadió con ferocidad.

Una boxeadora profesional declaró que los hombres ganaban más porque ellos tenían casa, camioneta y guardaespaldas, mientras ella sólo tenía departamento, carro y se cuidaba sola... pero yo, yo no tengo nada de eso, dispara con cierta incomodidad.

En 2011 Promociones del Pueblo, de Oswaldo Kuchle, le hizo una oferta de seis peleas en 18 meses. Tras meditarlo, dejó Las Vegas para volver a México y anunció su retorno como peleadora. A pesar de ser la leyenda del pugilismo femenil, su regreso fue opacado por el trato que recibió de sus promotores.

Los impedimentos reaparecieron, la CBDF le negó la licencia para combatir por tener más de cuatro décadas de vida. Acudió a las comisiones de Las Vegas y del estado de México; esta última le otorgó el permiso para boxear. La sorpresa fue que sin problemas superó las pruebas físicas y electrocardiogramas, estudios que para solventar tuvo que pedir un préstamo, pues Kuchle se negó a financiarlos.

La estadunidense Ela Nunez fue su primer reto; el resultado: otro empate, el tercero en su carrera. En septiembre de 2012, en Celaya, Irma García se impuso a Serrano y su representante olvidó el contrato que los unía.

El dinero que obtuvo de su última pelea le valió sólo para terminar de pagar la deuda por sus pruebas médicas y para comprar unos tenis para su hijo.

El pugilismo fue una motivación de vida, pero al final de cuentas parece deberle más, pues dejó su carrera como abogada para dedicarse de lleno al deporte.

Astros pugilistas se han colmado de fama y lujos por sus hazañas en el cuadrilátero, pero en la historia de la primera campeona mundial mexicana la fama se hizo a un lado y esas grandes ganancias sólo pudieron costear perfumes y libros. Me parto el alma para dar un espectáculo de calidad y el boxeo me sale debiendo.

Sus sueños de pelear en la capital y portar otro cinturón como monarca se han ido resquebrajando. Ahora decidió que retornará a Las Vegas y buscará contiendas sólo en el extranjero. Cuando regresé quise cosechar lo que sembré, pero me decepcionó la gente que maneja esto, sobre todo en mi país.

Revela lo que realmente la ha impulsado a no dejar de arriesgar la vida entre puñetazos aun con vana recompensa: Yo no vivo del boxeo, yo vivo para el boxeo, y sentencia: “Seguiré por el simple placer de pelear, nada más.

Mi edad es un factor que no habla bien de mí para seguir, pero también es un reto. ¿Quién dice que no se puede?...

Erendira Palma