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María Victoria acudió a la presentación de Cuidadito, cuidadito, un documental sobre su vida

Muchas actrices quieren ser sexys, pero es falso; lo mío es natural

En su época era considerada una amenaza a las buenas costumbres: Mi forma de cantar era muy sensual, pero la belleza se lleva dentro

Cuando hizo de trabajadora doméstica logré que la familia me quisiera y que las mujeres no me tuvieran ese celo, contó en entrevista

 
Periódico La Jornada
Sábado 4 de mayo de 2013, p. 7

“Sobre el periodismo amarillista, de escándalo, que hoy cunde, pienso que estamos equivocados... que si va a nacer un niño, sacan fotos; que si va a ser santo de mi mamá, sacan fotos de mi mamá, etcétera; publican cosas de la vida íntima y hay artistas que se quejan, pero ellos están dando la base.

La vida íntima nadie la sabe, salvo quien la da a conocer. Uno da lugar, pero hay que darse su sitio, expresó la cancionera y actriz María Victoria, en entrevista previa a la proyección del documental sobre su vida, titulado Cuidadito, cuidadito, la noche del pasado jueves, en la Sala Miguel Covarrubias del Centro Cultural Universitario (CCU) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

La charla se desarrolló en el camerino, donde ella esperaba paciente el inicio de la función. Lucía un saco de color rosa, que a cualquier movimiento despedía haces.

Es una estrella, una de las más queridas y respetadas por el público mexicano. Sin embargo, comentó, no esperaba que de ella se hiciera un libro, ni una película.

Soy feliz, porque mi público me dice tantas cosas tan bonitas que me levantan el ánimo. Me he dedicado a mi familia; soy feliz estando con mis hijos, yendo de vacaciones con ellos. Ya voy a cumplir 39 años de viuda y no he hecho un escándalo, ni he andado con nadie, por respeto a mi familia, a mis hijos, y porque no necesito comparar a mi marido con otras personas. Si uno se va haciendo viejo es con el esposo, y ellos también se van haciendo viejos con uno.

Se le hace ver que fue un símbolo sexual, a lo que dijo: “La gente me decía que mis canciones eran muy fuertes, pero no es eso, sino que mi forma de cantar era muy sensual. No era cierto eso, porque igual la hice de cantante que de criada. Yo me meto en el personaje. Me sale cantar. Cuando canto siento la canción.”

Antes por enojo se cantaba

Asediada, admirada, respetada, compara el México de su juventud con el actual: Hoy es otro mundo, con otra forma de pensar. Son otras épocas y hay que adaptarse, pero el tiempo de nosotros era preciosísimo, por las serenatas, las canciones, el romanticismo. Si las parejas se enojaban, cantaban canciones de enamorados o de desprecio, sin ofender, pero hoy sí se ofende.

Odiada por las mujeres que la veían como una amenaza, porque podía quitarles sus esposos, define a la belleza que la naturaleza le dio a manos llenas como algo interior. “Ésa se lleva dentro, haciendo cosas buenas y tratando bien a la gente. ¿De qué te sirve la belleza, si no estás bien por dentro?

“Nunca me pretendieron políticos, ni tuve muchos enamorados. Muchos se desilusionaban, porque decían que yo era artista, ¡y, uy!, pensaban: ‘va a querer esto, me va a engañar o me va a explotar’. Por otra parte, muchas artistas se han quedado solas.”

Su cintura era considerada de avispa. La envidiaban. Tanto, que tuvo que hacerse un vestido que dejara ver su cintura breve, su carne. Nada más para acallar las envidias y los celos. Se metía en vestidos súper entallados. Aseguró que no le costaba trabajo meterse en ellos, aunque caminar sí. “En Perfume de gardenia (musical donde actualmente participa) me sigue costando trabajo caminar, y más con esos tacones altos...”

Ante el comentario de que las abuelas decían que lo último que una mujer debe perder es la cintura y la vergüenza, acotó, sabia: Lo que una mujer no debe tener es panza, pues si se pone un vestido entallado se le puede marcar el calzón. No luce bien. Antes se usaban las medias e igual se podían marcar. ¡Es horrible que se marque el calzón! Yo cuidaba mucho que no se me marcara nada.

En el documental, narra cuando en una ocasión tuvo que salir de la W por una azotea cercana, dado el tumulto. Iba con Pedro Infante, quien le expuso: ¡Total! Ellos (el público) me han dado todo, ¡pues que me encueren y se lleven todo!, a lo que María repuso: ¡No, a mí que no me encueren, porque no traigo nada abajo.

Cuando ninguna actriz aceptaba papeles de trabajadora doméstica, ella dijo que sí: Ahí logré que la familia me quisiera y que las mujeres no me tuvieran ese celo. Con el personaje me gané al público. Yo me sentía una mujer normal y me gustaba cantar. A lo mejor a los hombres eso se les hacía muy sexy. Muchas actrices quieren ser sexys, pero es falso; lo mío es natural.

Foto
En la imagen, María Victoria, durante la presentación en CCUFoto Verónica Rosales/ Difusión Cultural UNAM

A la mujer mexicana de hoy, con un contexto de violencia intrafamiliar, expuso: Antes, la mujer se aguantaba todos los problemas, porque se casaba y nomás sabía bordar, cocinar, barrer y lavar; ahora la mujer sabe muchas cosas. Antes se aguantaba, ahora no. Sí, la mujer mexicana fue muy sufrida. Sí, dicen que yo ayudé a que se liberara, pero eso fue sin querer. No me gustaba andar afuera.

Figura fundamental

En la sala, llena, el público la recibió de pie con un aplauso que denotó un cariño de décadas.

En el podio, Guadalupe Ferrer, directora de la Filmoteca de la UNAM, impulsora de la película, expresó que hace un año la dependencia que dirige se fijó la meta de rendir homenaje a uno de los iconos de la cultura popular mexicana.

En este documental hay imágenes de películas donde trabajó María Victoria y que la Filmoteca resguarda. Nuestra artista cuenta con gran sencillez su historia personal. Leyó un texto de Carlos Monsiváis: En 1949, en el escenario del teatro Margo, una cantante llamó la atención poderosamente al presentar en sociedad, con su estilo, cantares y andares, la sensualidad que le permitía al arrabal alcanzar su refinamiento supremo (...) Esa noche, María Victoria se apoderaba del escenario...

Por su parte, Iván Restrepo, especialista de cine, expuso: “Hay tres figuras fundamemntales en la sensualidad del México de los años 50: María Victoria, Yolanda Montes Tongolele (presente en la sala) y Dámaso Pérez Prado, El Cara de Foca.”

Siguió Fernando Macotela, director de la Feria del Libro de Minería: No hay quien pueda contener a una estrella. Una estrella se impondrá siempre (...) María Victoria nació, ha sido y será siempre una estrella.

En entrevista, el director del documental, Sergio Muñoz, señaló que quedan pocos protagonistas de lo que se llamó época de oro del cine mexicano. “De hecho, María Victoria está ya en la colita. La gran mayoría de los directores ya falleció, lo mismo que los actores. Por eso iniciamos con María Victoria, que es un icono cultural mexicano, quien vive afortunadamente, al igual que Tongolele. María Victoria viene de un grupo de mujeres que participaban en la carpa, itinerante. Inició su carrera al lado de Palillo, Pedro Infante, Jorge Negrete, Tin Tan, Tun Tun, Marcelo, Agustín Lara, Cantinflas, Clavillazo, Resortes, Margo Su y todos los cantantes de su época. De la carpa pasó a la radio, luego a la música y al cine. Se inició y se formó con los que serían las grandes estrellas.

En el medio siglo mexicano, la mujer apenas acaba de conquistar el derecho al voto. La mujer mexicana no tiene voz, ni sensualidad, ni derechos; está en el hogar y tiene pocos derechos laborales. En su época, María Victoria rompió con todos esos paradigmas. A María Victoria la censuraron, la criticaron, la cuestionaron y la prohíbiron en los medios, porque dio voz a la sensualidad de la mujer mexicana. Hizo que tuviera cuerpo, ilusiones, sensualidad. De ahí el título del documental: Cuidadito, cuidadito. En un momento, María Victoria fue... no digamos subversiva, pero sí peligrosa para las costumbres de la época. La Iglesia la atacó, la Liga de la Decencia la atacó, y el hombre mexicano vivía una ambivalencia: por un lado la deseaba, la codiciaba, y por otro la quería ver como una mujer sumisa”, concluyó Sergio Muñoz.

El documental no ofrece una cronología, sino un retrato de la época, del medio siglo mexicano.

Cuidadito, cuidadito está a la venta en la tienda de la Filmoteca de la UNAM. Cuesta 120 pesos, con descuento a la comunidad de la UNAM e Inapam.