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El decimista Patricio Hidalgo presentará Rebeldía del alma mañana, en Coyoacán

El gusto por la versada convierte a uno en su propio laboratorio

Mi abuelo, don Arcadio, fue jaranero, magonista y luchó por la causa zapatista, contó en entrevista

El poemario retoma su vida en el son jarocho, en el fandango y en su música

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Patricio Hidalgo es referente de la cultura jarocha. Ha sido parte de Mono Blanco, Chuchumbé, Quemayama y Tembenque Ensamble ContinuoFoto José Elías Némer
 
Periódico La Jornada
Viernes 3 de mayo de 2013, p. a10

“Que el libro con poemas de mi autoría lleve el nombre de Rebeldía del alma no es casual, pues mis antepasados fueron revolucionarios y floresmagonistas”, expresó en entrevista telefónicsa desde Apixita, Veracruz, el versador Patricio Hidalgo Belli, quien este sábado presentará dicha obra en el Museo Nacional de Culturas Populares de Coyoacán.

Esta edición es pura poesía y poesía pura. Es la sensibilidad de un hombre hecha libro. Al abrir el ejemplar, una foto tomada a Patricio refleja el tiempo que fluye y que se acepta en lo que es: inexorable. Al calce, un texto: “Llega, Patricio, a los sonoros montes de Apixita el domingo 5 de junio de 1966. Chuchumbina –su jarana–, arpa, armónica, pandero y guitarra de son, además de su especial timbre y estilo vocal, le han provocado muchos viajes por el mundo. Es referente distinguido de la cultura jarocha. Mono Blanco, Chuchumbé, Quemayama y Tembenque Ensamble Continuo son algunos de los grupos con los que ha inscrito su vida y desde años su proyecto personal: Afrojarocho...”

Patricio deambula con la jarana al hombro. En el prólogo se lee: La música y el verso han estado en la sangre de mi familia a través de varias generaciones. En estos tiempos puedo contemplar y disfrutar a la quinta generación. La música reconoce a partir del fandango, me refiero también al zapateado, al son jarocho. Los abuelos de mi padre se dedicaron al cultivo del verso, a la palabra rimada del son tradicional. Y en el caso de mi abuelo Arcadio, él puso su versada también al servicio de la Revolución Mexicana, desde 1906.

Tal es la historia, tal es el verso, en palabras de Patricio Hidalgo, quien en entrevista telefónica desde Apixita, dijo: “Todo lo que tengo de experiencia y de vida en el son jarocho, en el fandango, en todos los proyectos en los que he participado, como grupos musicales –y no he parado todavía–, da para escribir mucho, ¿no? Afortunadamente en Rebeldía del alma logré lo que quería: resaltar poéticamente el sentido de mi vida. Esto se dio en el momento justo, pues, en cuanto a poética, tengo madurez, y como músico también. Digo esto porque cuando escribo pienso en la música, y viceversa. Este es el momento justo; no es ni antes, ni después.

“El título... no hay que olvidar que yo vengo, por mi sangre paterna, de mi abuelo Arcadio Hidalgo, quien fue un jaranero que participó en la Revolución; luego estuvo con los Flores Magón. Luchó por la causa zapatista, por la causa de las tierras. Nosotros venimos de esos pensamientos, de esa música y de esa versada, que tiene que ver con lo contestatario, con cantar a lo que sucede, pues en el entorno donde uno vive, convive, se forma uno con ese carácter, con conciencia de lo que somos y fuimos, y de lo que nos ha tocado vivir.

Con la edad que tengo, 46 años, me ha tocado vivir siete gobiernos de este país, las cosas, como decía mi abuelo, han ido de mal en peor. No ha pasado gran cosa para bien de nosotros, y lo que uno hace, dice o toca, lo refleja.

Hace memoria y en los laberintos de la mente halla sus primeros escritos, que fueron unas cuartetas, coplas. “En ese entonces yo estaba en la telesecundaria, en Apixita, y lo primero que escribí fue para un concurso para cantar a la bandera.

“Hice 20 cuartetas, que a la mera hora no me atreví a meter al concurso, pues yo era autodidacta y nadie me había revisado el trabajo. Me basé en lo que había escuchado de niño. Mis coplas eran pensamientos de la comunidad, principalmente campesinos. Eran coplas del campo, de la agricultura, de los caminos, de la faena, de las casas de palma.

“A los 11 años conocí a mi abuelo Arcadio Hidalgo. Me regaló un librito de versos y me los aprendí, y en 1988 escribí mi primera décima. Cuando uno encuentra el gusto por la versada tradicional, uno pone mucha atención y se convierte en su propio laboratorio.

“Siempre me encerré a revisar libros. Lo que más tengo en casa son libros de poemas. Analizo cada cuarteta. Revisé los versos de los campesinos de Apixita, de Calderón de la Barca, de Lope de Vega, de Guillén, de Neruda. Uno compara y va viendo la diferencia. Uno hace escritura y luego improvisación. Uno se hace improvisador o repentista.

“A los 12 años mi hermano llevó unos discos de decimistas, y otros. Siempre estuve en contacto con versadores de Veracruz y de otros países latinoamericanos e Iberoamérica. Leí a Martí y a los mexicanos, como Octavio Paz. Todo por el gusto que encontré en la poesía. Descubrí que hay cosas que se pueden decir con la versada, pero no de manera común, cotidiana.

“Otro hallazgo fue la metáfora, para decir las cosas con sentido, para decir las cosas que suceden en la vida nacional, sobre todo a través de un lenguaje musical que descubre cosas en el fandango. Esa ha sido mi gran escuela. Las cosas que digo y la versadasa tienen un ritmo. El fandango es un espacio vivo, tradicional, de historia que nos viene desde los árabes.

Ahora tengo mi proyecto, Afrojarocho, donde canto lo que he hecho, como coplas, décimas, seguidillas, ritmos que tienen que ver con lo afro, con los negros de Angola que llegaron a Veracruz. Es lo afro vivo.

Hoy sus temas tiene que ver con la tierra, dijo.

Patricio y Afrojarocho presentarán Rebeldía del alma el 4 de mayo, a las 17 horas, en el Museo Nacional de Culturas Populares. Habrá fandango.