Los pueblos del continente, bajo
asedio de las transnacionales
y los gobiernos nacionales

El gobierno de Perú está al servicio de las trasnacionales y prueba de esto es que el ministro del Interior anunció la creación de una policía especial dedicada a defender a las mineras. Esto es el colmo. Se violentan todas las leyes.

Hugo Blanco

Hugo Blanco Galdós, exguerrillero peruano, sindicalista campesino y actual director de la revista Lucha indígena, referente indiscutible de las luchas de los pueblos originarios de América Latina, autor de Nosotros los indios (Edición Herramienta-La Minga), luchador y activista desde 1962, encarcelado y posteriormente exiliado en México, Argentina, Chile y Suecia, actualmente continúa firme en la defensa de los territorios indígenas del continente.

En conversación telefónica con Ojarasca, Blanco Galdós se refiere desde Perú a las actuales amenazas que enfrentan los pueblos indios en América Latina, a la resistencia actual en Perú contra las mineras trasnacionales y a la actuación de los gobiernos de “izquierda” en Latinoamérica.

La minería a cielo abierto es el principal ataque contra los territorios y contra los pueblos indios, que son quienes defienden a la Madre Tierra.

La defensa de la Pachamama es inherente a los pueblos indígenas de América Latina y del mundo. Un niño de 14 años en la India habla igual que un quechua. La lucha es la misma.

La principal amenaza es sin duda la minería, pero no es la única. Está también la agroindustria, que amenaza tierras y agua que se destina para la producción de exportación, matando a la naturaleza, que no les importa ni a gobiernos ni a empresas.

También tenemos a las hidroeléctricas, que roban el agua e inundan poblaciones enteras. Los ejemplos más emblemáticos son Belo Monte, en Brasil, y Madre de Dios, en el Cusco, pero estos proyectos inundan, literalmente, todo el continente.

La construcción de carreteras también está en el panorama del despojo en contra de los pueblos de América. Está la Interoceánica, también en Brasil, que ha traído la deforestación, pues entran las empresas madereras a devastar la Amazonia.

En este mismo orden está la amenaza permanente de la carretera de Tipnis, en Bolivia, que quiere llevar a cabo un gobierno indígena encabezado por Evo Morales. Aquí se está atropellando a los pueblos indios con la construcción que atraviesa una reserva natural.

La respuesta que están dando los pueblos sin duda es la resistencia. En Cañaris, Perú, a pesar de la represión, las manifestaciones son pacíficas. Los pueblos bloquean las carreteras para impedir el paso de las trasnacionales de la minería. En Ecuador avanza la lucha contra el extractivismo. También hay resistencia en Colombia, en México, en Centroamérica, en todos los lugares donde los recursos naturales están amenazados.

En Perú está creciendo la combatividad después de 20 años de guerra interna entre Sendero Luminoso y el gobierno. Aquí el gobierno mandaba matar líderes campesinos y esto, hay que decirlo, también lo hacía Sendero. Ahora estamos recuperando la lucha, por ejemplo en Cañaris.

El gobierno peruano está decidido a apoyar incondicionalmente a la minería. La lucha es por el agua para las minas y se la quieren arrebatar al campesino pobre. Todo esto es una contradicción, pues al final nos vamos a quedar sin alimentos. Ellos, los campesinos, son los que nos alimentan con productos de la tierra no transgénicos. Entonces, si les quitan el agua, el daño es para todos y por lo tanto es un problema de todos.

La represión en Perú está a todo lo que da. En El Pinar, en Cusco, mataron a una persona. También hay represión en Tacna, Arequipa, Moquehua, en fin, en todas partes donde hay denuncias mineras. Y también en la región selvática, donde hay petróleo.


Javier Francisco: Letty y David, fotografía

El gobierno está al servicio de las transnacionales y prueba de esto es que el ministro del Interior anunció la creación de una policía especial dedicada a defender a las mineras. Esto es el colmo. Se violentan todas las leyes. Perú aprobó el Convenio 169 de la oit, y por lo tanto los pueblos indígenas tienen derecho a ser consultados sobre lo que se quiere hacer en sus territorios, pero el gobierno está incumpliendo. En Cañaris, el 95 por ciento de la población se manifestó contra la mina, pero no está siendo escuchada. Y para dividir a la gente les están  regalando cocinas y ofreciendo escuelas, en fin, lo que siempre hacen para imponerse.

En estos momentos hay enlaces entre las distintas resistencias que se dan en Perú, mientras los partidos de izquierda sólo quieren aprovecharse electoralmente y no impulsan las luchas de las masas. Aún así, la gente en general está avanzando en formas democráticas y pacíficas.

La llegada de gobiernos de izquierda en América no ha provocado grandes cambios para los pueblos indígenas. Los tres gobiernos más progresistas son Bolivia, Ecuador y Venezuela, que han dado algunos golpes a la oligarquía; Brasil, Argentina y Paraguay no tienen nada de izquierda.

Y hay que decir también que entre los más progresistas se han dado capitulaciones importantes. En Ecuador, por ejemplo, se otorgan concesiones a las empresas extractivistas trasnacionales. Y del lado de Bolivia está el proyecto carretero de Tipnis antes mencionado.

En el contexto de la resistencia latinoamericana tiene un lugar especial la lucha zapatista en México. No ha habido un resurgimiento, pues nunca se fueron. El resurgimiento es sólo frente a los medios de comunicación. El Ejército Zapatista de Liberación Nacional demostró que está vivo y fuerte, como también lo están otras luchas en México, como la Policía Comunitaria de Guerrero y el pueblo de Cherán, en Michoacán, que defiende sus bosques.

El surgimiento de policías comunitarias es bueno. Están porque el Estado no funciona y con el cuento de la guerra contra el narcotráfico hay miles de muertes de inocentes. En México siempre ha habido una resistencia colectiva. La gente organizada en las nuevas autodefensas nos puede dar cierto optimismo, pero no sabemos a dónde irán. Hay que esperar. 

Entrevista: Gloria Muñoz Ramírez