Opinión
Ver día anteriorMiércoles 6 de marzo de 2013Ver día siguienteEdiciones anteriores
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Astillero

Demonizar el cambio

Chávez descansa ya

Maduro y la mano de EU

Exigencias en el Vaticano

Clase Política

Limitaciones al fuero

Julio Hernández López
Miguel Ángel Rivera
Dinero

La petrodiplomacia de Chávez

La gasolina más barata del mundo

Si te roban el automóvil

Bajo la Lupa

Interconectividad bidireccional del petróleo/gas con los bancos trasnacionales anglosajones

Enrique Galván Ochoa
Alfredo Jalife-Rahme
México SA

Venezuela en la encrucijada

Unidad popular y cabeza fría

EU-derecha, mancuerna activa

El futuro sin Chávez
L

a muerte del presidente de Venezuela, Hugo Chávez, ocurrida ayer tras casi tres meses de ausencia en el cargo por motivos de salud, tiene implicaciones que rebasan, por mucho, el ámbito de la mera sucesión presidencial en el país caribeño: la ausencia definitiva del mandatario venezolano plantea una disyuntiva entre la continuidad o no del proyecto de transformación política, económica y social iniciado hace casi 14 años, que marcó un parteaguas en la historia de ese país y de la región.

Carlos Fernández-Vega
El Correo Ilustrado

Réquiem por Hugo Chávez

H

ugo Chávez fue de esos gigantes que saben dar vuelta a la historia con generosidad y amplitud de miras. Que avanzan hacia el horizonte sin tropezarse con las piedras. Que derraman dignidad y no saben vivir sin luchar por la justicia. Es de esos grandes libertarios, pensadores, constructores que nunca dejan de crear, de tejer, de hacer posible un futuro de esperanza. América Latina fue su patria, su utopía y su campo de lucha. América Latina creció con él.

Hugo Chávez, el niño pobre de Sabaneta
Foto
En octubre de 2010, Hugo Chávez acudió a dar el pésame a la presidenta de Argentina, Cristina Fernández, por la muerte de su esposo, Néstor Kirchner Foto Ap
Luis Hernández Navarro
La semilla de Hugo Chávez
H

a muerto un hombre de bien, un hombre del pueblo y para el pueblo que luchó por dignificar y dar poder a los humildes de su querida República Bolivariana de Venezuela. Fue un hombre de su tiempo y un adelantado que alcanza la inmortalidad de los predestinados para dejar huella en la historia del mundo de las resistencias y revoluciones. Soñó, como su mentor Bolívar, con una América Latina unida y libre de la dominación imperialista. Como su gran amigo y consejero Fidel, puso en marcha las fuerzas telúricas de los explotados para dejar de serlo y avanzó a contracorriente de inercias, telarañas seculares y conspiraciones.

Norberto Rivera en el cónclave
S

oberbio, como es, Norberto Rivera Carrera desoye las voces que desde México exigen que no forme parte del cónclave para elegir al nuevo papa. Esas voces han concentrado su llamado en una carta en la que refieren el sistemático proceder del cardenal Rivera al encubrir a sacerdotes católicos cuyos actos de pederastia están bien documentados.

Gilberto López y Rivas
Carlos Martínez García
Sacudidas en el paraíso
C

on un simple manotazo autoritario, el resarcido coágulo de poder presidencial descuadró a la élite mexicana. Unos corrieron a esconderse sabedores de las cuentas que tienen pendientes. Otros, presos de santo temor, pusieron sus barbas a remojar y juraron, ante el espejo de sus propias trabazones, emprender la limpieza de sus cuarteadas imágenes públicas. El coro del aparato de convencimiento acudió, como siempre, presuroso y lamentable, para realzar los nuevos botones de mando que le surgieron de pronto al Ejecutivo federal. Ahora Peña Nieto es otro, dicen, no sólo porta un atuendo distinto, sino que se ha vestido con otro invulnerable. El anunciado parteaguas inaugural tomó por asalto la escena pública ante los atónitos ojos de los ciudadanos, aún los enterados. Una jauría acudió presta y gozosa al festín de la foto tras las rejas. La celebración se extendió por el ámbito público y, también, en la intimidad, en ambas partidas no sin buena dosis de regocijo malsano. La caída de una de las inaceptables reinas de la decadente frivolidad: Elba Esther Gordillo.

Hugo Chávez y los mercenarios de la SIP
L

a muerte del presidente Hugo Chávez se prestará como lúgubre y festivo telón de fondo para los magnates y achichincles de la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP) que el próximo fin de semana se reunirán en el hotel Intercontinental de Puebla.

Luis Linares Zapata
José Steinsleger
Espejito, espejito…
E

scribo estas líneas no como experto en educación –que no lo soy–, sino como maestro universitario, que he sido desde hace ya treinta años.

Recuperar la política económica
P

ara decirlo suavemente, el desempeño del capitalismo a escala mundial ha dejado mucho que desear. De manera más clara, frente a nuestros ojos tenemos un desastre desarrollándose en cámara lenta. No sólo el crecimiento ha sido mediocre y el problema de la desigualdad se ha agravado, sino que las crisis se hicieron más comunes y agudas. Los desequilibrios económicos mundiales se intensificaron y hoy constituyen uno de los factores más importantes de inestabilidad e incertidumbre. El sector financiero se expandió de manera absurda y en lugar de que las agencias reguladoras le tengan bajo control, pudo someter a la política económica a sus necesidades.

Claudio Lomnitz
Alejandro Nadal
¿Una nueva clase media latinoamericana?
E

l Banco Mundial (BM) acaba de publicar una investigación sobre la clase media en América Latina (Economic Mobility and the Rise of the Latin American Middle Class). Este texto seguramente será ampliamente citado por políticos e investigadores. Conviene analizarlo porque contiene una definición, cálculos y estimaciones poco rigurosos.

El mercado de la crítica
A

veces los autores ilegibles caen en la cursilería. Pretenden ser finos sin serlo para justificar la dificultad que implica la lectura de sus cuentos, ensayos, poemas o novelas. No son de difícil lectura por buenos, sino por malos. No lo son por exigirle mayor esfuerzo al lector para multiplicar el goce de la lectura, como hace Vila-Matas en un ejercicio gozosamente lúdico donde las referencias eruditas son como espejos que ensanchan el espacio de su narrativa, sino porque son de plano incapaces de emocionar al lector. Y los buenos libros, conviene recordar, se miden por la emoción que provocan.

Asa Cristina Laurell
Javier Aranda Luna