Los yaquis luchan por el futuro (nuestro)

Adazahira Chávez, Vícam, Sonora.

Ante el gobierno federal de Enrique Peña Nieto, la tribu yaqui reafirma la defensa de las aguas que le dan sustento económico y cultural. Las señales no son buenas, pues el ejecutivo autorizó nuevos recursos para construir el Acueducto Independencia, obra con la que pretenden llevarse 75 millones de metros cúbicos de agua hacia Hermosillo, capital del estado, y eso “nos condenaría a la muerte como pueblo”, denuncian los yaquis.

La construcción tiene siete recursos legales abiertos en su contra. En 2011, la tribu ganó un amparo contra el manifiesto de impacto ambiental; además, por su demanda de restitución de aguas contra el Estado, el gobierno tiene prohibido maniobrar en la presa El Novillo, a donde conectaría el acueducto. El gobierno no detuvo las obras y la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) recurrió el amparo, asunto que resolverá la Suprema Corte de Justicia de la Nación. Por eso, apuntan los yaquis, el gobernador Guillermo Padrés tiene prisa por aparentar que la obra es irreversible.  Alega que el agua sería para consumo humano, pero la tribu apunta como motivo la instalación de industrias de alto consumo de agua, mientras ellos sólo siembran 18 mil hectáreas por falta del líquido.

El río también es fundamental para la vida religiosa de este pueblo, que es titular de la mitad del agua de la presa La Angostura y de todos los escurrimientos del río. Sobre ellos se edificaron las presas Álvaro Obregón y El Novillo; este despojo obligó a los yaquis a entrar al sistema de riego y créditos, acabó con la agricultura de autoconsumo y disminuyó el caudal, con lo que se salinizaron tierras, se contaminaron pozos y disminuyeron especies animales y vegetales. Tomás, poblador de Vícam, advierte: “Debemos ser congruentes con nuestra historia y asegurarle un futuro al pueblo yaqui”.