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Indiferencia y contubernio de autoridades locales y federales ante afectaciones, dicen expertos

En peligro, cenotes de Yucatán, por contaminación, saqueo y destrucción

Las aguas tienen plaguicidas, heces fecales, preservativos y hasta muebles, revela investigación

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Los pozos de agua dulce, conocidos como cenotes, localizados en la península de Yucatán están llenos de contaminantes, lo que pone en riesgo a los visitantes, y las especies que los habitan están en peligro de desaparecer, alertó en una investigación el arqueólogo y espeleólogo yucateco Sergio Grosjean AbimerhiFoto Luis Boffil
Corresponsal
Periódico La Jornada
Sábado 2 de febrero de 2013, p. 30

Mérida, Yuc., 1º de febrero. Proveniente de San Luis Potosí, el turista Martín Aguayo llegó a Yucatán para conocer los cenotes, esas cavernas acuáticas donde en el pasado precolonial mayas hacían rituales. Se dirigió al de Kambul, en la población rural de Noc-Ac, municipio de Mérida. Sin pensarlo mucho se dio un chapuzón, pero casi salió de inmediato. El sitio estaba lleno de condones y basura. Se había sumergido en lo que los expertos llaman, sarcásticamente, moteles condo-minios.

Esos cuerpos de agua están seriamente amenazados por contaminación, destrucción y saqueo de restos arqueológicos.

Se calcula que 70 o 75 por ciento de los cenotes de Yucatán –aproximadamente mil 800– están infestados de bacterias provenientes del lavado de letrinas, actividades porcícolas o fosas sépticas. Una medida inmediata de prevención a la salud debería ser evitar el consumo de agua de pozo, práctica muy común todavía en la zona rural del estado, ante la falta de líquido entubado.

Altos niveles de pesticidas

En un estudio realizado por autoridades sanitarias estatales se detectó que en 20 cenotes de 11 municipios del estado, hay altas concentraciones de plaguicidas, que se transmiten a la sangre y la leche materna de las mujeres que toman habitualmente agua de esos pozos. Entre los pesticidas que en Yucatán se utilizan para la agricultura y están prohibidos en el resto del mundo están el aldrín, bieldrín edulsofano y el DDT.

No es ajeno a este problema la contaminación producida por los habitantes de las comunidades donde se asientan estas cavidades, como la derivada de las labores cotidianas, entre ellas lavar ropa, destacó el arqueólogo y espeleólogo yucateco Sergio Grosjean Abimerhi, con más de 10 años dedicado al rescate e investigación de los cenotes de la península de Yucatán.

Hay situaciones alarmantes, como la contaminación por pesticidas que ocasionan enfermedades y cánceres –de mama u ovario–, así como malformaciones congénitas y mortalidad neonatal, agrega Grosjean Abimerhi, quien este sábado presentará su libro Secretos de los cenotes de Yucatán, en el Congreso Internacional de Espeleología que se realizará en Mérida.

El investigador citó ejemplos: los cenotes Kambul, en la comisaría de Noc-Ac; el Tza Itza, en el municipio de Tecoh, y La Guadalupana, en la población de Homún. Los dos primeros poseen partículas coliformes fecales; aunado a esta situación, están las toneladas de basura depositadas en el fondo de este cenote: preservativos, botellas, plásticos, ventiladores, llantas y muebles que han sido arrojados durante años.

Estos desperdicios no sólo ponen en grave riesgo a los visitantes, sino a las especies que habitan en esos pozos. En el cenote Kambul, donde hasta hace una década era evidente el dominio de especies como el pez ciego (olgibia pearsei), ahora es muy difícil de observar.

La investigación de Sergio Grosjean reportó que en Yucatán se generan aproximadamente 6 millones 95 mil 500 metros cúbicos anuales de aguas residuales porcinas, de las cuales 37 por ciento no recibe tratamiento y son dispuestas de forma inadecuada, contaminando con desechos orgánicos las aguas subterráneas en cenotes. Lo anterior origina graves problemas que se acrecientan con las llamadas mareas rojas y, al final, repercute en las actividades pesqueras, turísticas y sanitarias.

Entrevistado por La Jornada, Grosjean Abimerhi explicó que muchos compuestos vertidos al ambiente son resistentes a la degradación, y las plantas de tratamiento de aguas negras no están diseñadas y adecuadas para removerlos, por lo que están cada vez más presentes en concentraciones importantes en el medio ambiente.

La alerta de Cousteau

En su publicación más reciente, titulada Mi padre capitán, escrita en memoria del legendario expedicionario Jacques-Yves Cousteau, el investigador Jean-Michel Cousteau alertó sobre la grave contaminación y saqueo de los cenotes en Yucatán, según investigaciones realizadas por espeleobuzos yucatecos.

En la península de Yucatán tenemos conocimiento e información de buzos, antropólogos-especialistas, como el profesor Sergio Grosjean, experto en espeleobuceo, quien ha dirigido una carta a Jean Michel, informándole del grave estado de los cenotes, los depósitos de agua dulce que son símbolo de esa región, cita en su obra.

En su libro, Jean-Michel Cousteau documenta la desaparición de especies endémicas y el saqueo de restos arqueológicos mayas de los cenotes, ante la indiferencia y contubernio de autoridades locales y federales.

Grosjean denunció que miles de turistas que se internan en cuevas donde se ubican los cenotes sustraen estalactitas. Desconocen que esas formaciones tardan en crecer de una a tres décimas de milímetro al año, y por consiguiente, están separando de su elemento posiblemente una pieza de miles de años de antigüedad y, peor aún, las que se destruyen en las cuevas inundadas no volverán a crecer hasta que se sequen nuevamente, situación que nadie sabe si volverá a suceder.

“Durante años hemos observado cómo la fauna de los cenotes y cuevas desaparece debido a factores que parecen inofensivos, como introducir especies de peces ajenas a ese hábitat, las cuales al competir por espacio y recursos depredan especies y crustáceos nativos, incluso endémicos.

También la iluminación de las cavidades en forma constante es algo que suele parecer complaciente y hasta benéfico, pero esto difiere de la realidad, ya que altera el ecosistema natural y motiva a que especies ajenas al hábitat se introduzcan y depreden a los que allá habitan”, subrayó.

Grosjean documentó que varios cenotes de Yucatán han sido saqueados. Los más evidentes son el Canún, La Guadalupana, el Canun che’e’n, Kambul, Bal Mi, entre otros. “Sabemos que los buzos que manipulan y roban los objetos son personas con cierta preparación académica, y al menos en Yucatán comúnmente son profesionistas, a diferencia de gran parte de los saqueadores identificados en otros estados de México y en Guatemala, quienes no fueron a la escuela, no aprendieron algún oficio o no tenían trabajo; sólo vieron la oportunidad de ganar dinero en la actividad de saqueo arqueológico.