Directora General: Carmen Lira Saade
Director Fundador: Carlos Payán Velver
Domingo 6 de enero de 2013 Num: 931

Portada

Presentación

Bazar de asombros
Hugo Gutiérrez Vega

Bitácora bifronte
Jair Cortés

Dos poemas
Thanasis Kostavaras

La Cumbre
Iberoamericana
y los muros

Juan Ramón Iborra

Jorge Veraza: el
regreso de Marx

Luis Hernández Navarro

Novísimos poetas
cubanos

La revolución
del largometraje

Ricardo Venegas entrevista
con Francesco Taboada

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Columnas:
La Casa Sosegada
Javier Sicilia
Las Rayas de la Cebra
Verónica Murguía
Bemol Sostenido
Alonso Arreola
Cinexcusas
Luis Tovar
Galería
Juan Antonio Sánchez
Mentiras Transparentes
Felipe Garrido
Al Vuelo
Rogelio Guedea
La Otra Escena
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Cabezalcubo
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Juan Antonio Sánchez

Canas en el copete

El sexenio de Calderón terminó hace un par de meses y, para cerrar con broche de oro, el expresidente se despidió con una imagen donde un hombre, con pistola al cinto, arrastra a un perro por el cuello para retirarlo del lugar al que Calderón llegaría para entregar un hospital; rápidamente, la imagen se difundió en las redes sociales y el repudio ante tal acción no se hizo esperar. Este pequeño incidente puede resumir el calderonato: violencia, violación de derechos humanos, miedo a transitar por las calles y manifestarse… Afortunadamente, el bien llamado Sexenio de la Muerte ya no existe. Ante esto sólo nos queda decirle a Calderón que nadie, ni los perros, se libraron de la violencia que marcó su mandato.

Como es natural, cuando un presidente se va, llega otro, y el que ha llegado también hace lo suyo para brillar con luz propia. Una semana antes de que Enrique Peña Nieto asumiera la Presidencia de México, se montó un aparatoso y costoso operativo de seguridad que incluyó el cierre de estaciones del Metro, accesos controlados a la colonias aledañas al recinto legislativo de San Lázaro, patrullajes por tierra y aire... en resumidas cuentas: policías y soldados por doquier, listos para reprimir cualquier acción que empañara la divertida e irónica toma de protesta de un hombre que ha marcado su carrera política por el exceso de violencia y por los gastos excesivos en la proyección de su imagen.

¿Qué será peor: decirle adiós al Sexenio de la Muerte de Calderón, o darle la bienvenida al Sexenio Estilo Díaz Ordaz-Videgaray-Salinas? Lo único seguro es que la estela de muerte que deja Calderón le servirá a Peña Nieto para poder ocultar sus acciones, porque para crear distracciones bastará con que se presente en público, pues está claro que es y será el presidente más ridiculizado y “pitorreado” de la historia de México. Hay que destacar que su trabajo le ha costado ganarse tan especial lugar. Seguramente Videgaray, de quien se rumora que le dice a Peña Nieto incluso qué color de corbata ponerse, tendrá mucho trabajo gobernando México y tratando de reparar las metidas de pata de su pupilo.

Este sexenio dará mucho de qué hablar, pues hay una extraña mezcla entre el ímpetu de los jóvenes políticos del PRI y la vieja guardia del mismo partido. El panorama no luce nada sencillo, pues ni los nuevos ni los viejos querrán ser quienes reciban órdenes, así que no habrá de extrañarnos que la cacería de brujas y los extraños accidentes vuelvan a ser noticia de primera plana.

Se fue Calderón, el asesino, el alcohólico, el espurio…, y ahora los mexicanos le daremos la bienvenida a Peña, el asesino, golpeador de mujeres, el ignorante, el copetes… A estas alturas, quizá en México lo más importante no es quién se va ni quién entra; lo medular es cómo y de qué modos y maneras se habrá de serenar a la gente que no ve ni cree ni respeta ya a ninguna figura como autoridad en México. Esto es algo preocupante pues, como se ha visto, Peña Nieto no tiene tal talento, carece de los tamaños y la habilidad para resolver conflictos: Atenco, la falta de seguridad, el desempleo, cero crecimiento económico, nepotismo, tráfico de influencias y delincuencia organizada están en su catálogo de soluciones que funcionarían en el México de Díaz Ordaz, pero no en este México donde ya no asusta un halconazo, un desalojo violento, la toma de alguna universidad pública, donde cada vez son menos los que se venden por una “tarjeta” pero, sobre todo, donde los jóvenes se organizan a través de las redes sociales y han hecho caer gobiernos dictatoriales como el de Egipto.

Algo es seguro, Peña Nieto: antes de que cumplas un año tu copete estará lleno de canas.