Directora General: Carmen Lira Saade
Director Fundador: Carlos Payán Velver
Domingo 16 de diciembre de 2012 Num: 928

Portada

Presentación

Bazar de asombros
Hugo Gutiérrez Vega

Martha Nussbaum y
la fragilidad del bien

María Bárcena

Combate
Leandro Arellano

Para leer a
William Ospina

José María Espinasa

Luis Rafael y La
guaracha del
Macho Camacho

Ricardo Bada

Faulkner cincuenta
años después

Carlos María Domínguez

Propuestas sencillas
Jaime Labastida

Leer

Columnas:
Prosa-ismos
Orlando Ortiz
Paso a Retirarme
Ana García Bergua
Bemol Sostenido
Alonso Arreola
Cinexcusas
Luis Tovar
La Jornada Virtual
Naief Yehya
A Lápiz
Enrique López Aguilar
Artes Visuales
Germaine Gómez Haro
Cabezalcubo
Jorge Moch


Directorio
Núm. anteriores
[email protected]

 

Una historia entre mujeres

Raúl Olvera Mijares


En breve cárcel,
Sylvia Molloy,
FCE,
Buenos Aires, 2012.

Que un crítico literario tenga pretensiones como autor de ficción no es una cosa rara, entre el staff de Letras Libres varias voces (Sheridan, Bradu, Domínguez y Lemus) es frecuente hallar tal anhelo. Más específicamente el medio de la docencia universitaria ha suministrado ciertos ejemplos, preponderantemente mujeres, como Margo Glantz y Cristina Rivera Garza, por nombrar sólo a dos de ellas, muy contrastantes entre sí y con diversos alcances prácticos. Los emigrados argentinos son hoy por hoy quienes, en las universidades de estadunidenses, dominan los departamentos de literatura hispanoamericana. Dos de ellos, Ricardo Piglia y Sylvia Molloy, avalan con su renombre la nueva Serie del Recienvenido que el fce saca a la luz en Argentina. En breve cárcel es una novela que Sylvia Molloy publicó en España (Seix Barral, 1981), sin mayor respuesta por parte de la crítica de su país como sucedió en otras partes de la América hispana.

Narrada en tercera persona desde la perspectiva de uno de los personajes, una escritora que vive en el extranjero y rememora fragmentos de su infancia en Argentina, la novela se centra en un trío amoroso integrado por la escritora, una amante más joven y otra amante más vieja. El personaje narrador queda sin nombre mientras la mujer más experimentada y de mayores posibilidades adquisitivas se llama Vera, y la moza, desde luego más lozana y de mayor atractivo, Renata. También están los fugaces atisbos a su pasado con el padre, la madre y la hermana menor, Clara. La novela arranca y concluye en la habitación en que la protagonista está esperando a Renata, que es justo donde Vera le dio cita por primera vez. Los papeles se invierten entre dominatrix y dominata: Vera subyuga a la escritora, mientras ésta intenta hacer lo propio con Renata, si lo consigue o no es otra cosa. La historia personal, cuajada de ensimismamiento y dudas acerca de sí misma, habrá de conducir a la reconcentrada protagonista a un callejón sin salida.

El escritor está hecho para estar solo. Desde niña en un vestidor, donde tenía su espacio privado, ahí leía y escribía. Impresiona que una pasión amorosa, más o menos frustrada, sea suficiente para sostener la tensión del relato, cuya virtud principal radica en el lenguaje, un español siempre mesurado que, sin evitar por sistema los regionalismos, aspira a un grado de abstracción y universalidad que lo vuelven particularmente resistente al tiempo y las disímbolas lecturas efectuadas en otros países de expresión hispana. Treinta años tiene la novela de haberse escrito y no por ello ha perdido vigencia. El rigor consigo misma, por parte de la autora, de deslindar claramente sus respectivos oficios de ensayista y narradora, es notable. La lectura en clave autobiográfica no está excluida. Molloy es estudiosa de Borges y lee sus textos, incluso aquellos más formales y abstrusos, como una proyección de sí mismo.


Diferencia clara y vital

Raúl Olvera Mijares


Futurama. Literatura y ciencia a través del tiempo,
Carlos Chimal,
FCE,
México, 2012.

Ciencia pura y creación literaria parecen ser dos reinos que rara vez se tocan, excepción hecha de la novela de ciencia ficción sobre todo con visos futurísticos. Carlos Chimal, discípulo de Augusto Monterroso, se propone ilustrar en su más reciente obra, una colección de artículos y ensayos de divulgación científica, a aquellos curiosos, sedientos de entender qué tipo de relación puede darse entre la física cuántica de Niels Bohr, Enrico Fermi y Werner Heisenberg y escritores que encabezaron la vanguardia con sus nuevas formas de narrar como son James Joyce y Virginia Woolf o Raymond Queneau y Georges Perec.

Alentado en sus años mozos por revistas y suplementos culturales, el autor comenzó a incursionar con una prosa ágil, informativa, que persigue la pulcritud y se ve seducida por múltiples lecturas en otras lenguas, sobre todo en inglés, en el aparentemente sencillo terreno de esclarecer para un público no especializado una serie de conceptos, que va desde la teoría de la relatividad y sus corolarios para la astrofísica y la cosmología hasta el proyecto de la inteligencia artificial, las ciencias cognitivas y la robótica, pasando por la genética y la teoría de la evolución. El resultado es un recorrido a través de paisajes contrastantes que ponen de relieve insospechados parentescos entre autores como Edgar Allan Poe, quien además de interesarse en sus ensayos por describir un famoso autómata mecánico de aquella época, en su poema “Eureka” barrunta la existencia de la materia oscura, una hipótesis que en la ciencia habrán de formular en el siglo XVIII Pierre-Simon Laplace y John Michell, con los llamados hoyos negros, confirmada en nuestros días por expertos del calibre de John Wheeler y Stephen Hawking.

Carlos Chimal es miembro del Sistema Nacional de Creadores. En México el nivel de las letras es aceptable. Un escritor puede sobrevivir valiéndose de su ilustración en las ciencias. El caso inverso, entre nosotros, resulta raro, el de un científico que medre gracias a sus habilidades artísticas. Es claro que alentar las ciencias y las artes no es lo mismo y no a causa del monto de las erogaciones por parte del Estado, sino más bien por las consecuencias: los artistas subvencionados con generosidad son siempre dóciles; la historia no es la misma con los hombres de ciencia, para dolor de cabeza de los políticos. El desarrollo tecnológico y científico plantea consecuencias de gravedad para otros países más poderosos, que pueden verse vulnerados en sus intereses económicos. Conviene mantener los tratados internacionales y convenios firmados, observar puntualmente las licencias y patentes de aparatos o medicamentos, por más útiles y sencillos de producir que sean. La responsabilidad moral de los estadistas se pone más en entredicho con la ciencia que con el arte. La diferencia entre los poderosos y los sometidos se vuelve aún más clara y vital.


El juicio político de la historia

Raúl Olvera Mijares


Viaje de Vuelta. Estampas de una revista,
Malva Flores,
FCE,
México, 2011.

El golpe a Excélsior por parte del régimen de Echeverría y el fallecimiento de Octavio Paz son dos fechas que vienen a delimitar la existencia de la revista Vuelta (1976-1998). Es justo entre la historia política y la literatura, entendida a la vez como creación y crítica, que el libro de la poeta Malva Flores (1961) intenta hallar los ejes temáticos de un nutrido y bien informado volumen, una de cuyas mayores bondades consiste en el trabajo previo de investigación, acopio de materiales y reflexión consensuada, el cual se declara desde las primeras páginas en forma de “Agradecimiento” hacia una serie de personas, principalmente el equipo de la revista, que contribuyeron con testimonios o puntos de vista, a ir forjando el andamiaje general y el panorama histórico del ensayo, así como la consulta de fuentes primarias y hemerográficas.

El libro arranca a partir del propósito original de Octavio Paz de fundar una revista acerca de literatura, pensamiento sobre ésta, reflexión sobre la cultura en sus más diversas manifestaciones. Pasar de los temas estrictamente culturales a los políticos era casi un recorrido obligado. Hacia el final del libro, el lector se queda con la impresión de ver desfilar ante sí la historia reciente de nuestro país en su apabullante conjunto: el impacto del Tratado de Libre Comercio, la insurgencia zapatista en Chiapas, el peso mítico –casi poético– del subcomandante Marcos, el asesinato no totalmente esclarecido de Luis Donaldo Colosio, el triunfo de la ultraderecha durante la llamada Transición, el fortalecimiento de la izquierda tumultuaria y, finalmente, el regreso demoledor del antiguo partido mayoritario.

Paz y quienes lo acompañaban en la revista, algunos veteranos desde los inicios con Plural (1971-1976) y otros nombres nuevos que se fueron sumando al sonoro contingente, realizaron un aporte innegable a la cultura no sólo mexicana sino del mundo de habla hispana, en materia de difusión de poesía, crítica de arte en general, ensayos sobre historia y política, tendiendo puentes entre México y el exterior, pero también apoyaron un proyecto, el del neoliberalismo económico, el del mercado global, el de la democracia entendida en su sentido actual. Es evidente que este nuevo orden, a nivel mundial, ha conducido a un callejón sin salida respecto del agotamiento de los recursos naturales, energéticos, alimenticios, de riqueza de toda índole, incluso cultural y espiritual, imprescindibles para hacer sustentable la vida del ser humano: ¿hasta dónde la historia juzgará o absolverá a los intelectuales y escritores por haber abrazado, quizá con demasiado entusiasmo y apresuramiento –con poca conciencia de los intereses reales que se hallaban detrás– un proyecto de desarrollo cuya única esperanza en la actualidad parece ser mantenerlo en pie hasta su colapso inminente por medio de un sistema represor, virtualmente un nuevo fascismo que no se atreve a confesar su nombre?


Invitación a caminar

Ricardo Yáñez


Los árboles que poblarán el Ártico,
Antonio Deltoro,
ERA/UNAM,
México, 2012.

Casi apenas abre uno el libro y sorprende la perfección de  “Zopilote”, poema que funcionaría, puede decirse con el lugar común, a las mil maravillas en cualquier bestiario. Con una estructura sustentada, o así uno lo ve, en el esqueleto del soneto, aunque con quince versos libres y sin rima, el texto da tres visiones del animal, dos aparentemente contradictorias y una sintética, equilibrante, sin perder paso, con una seguridad, o mejor: naturalidad, que algo apabulla pero más asombra con suavidad por su resolución no obstante lo áspero del tema. Un poema, desde luego, no hace un libro, pero por uno solo de esta calidad valdría la pena hacerse de cualquier libro.

Con Marcial, Antonio Deltoro podría asentar (versión de Ernesto Cardenal): “Mi poesía está hecha de seres humanos.” Donde conversan los amigos, título que en la unam compartió con Mariángeles Comesaña y Eduardo Hurtado a principios de los años ochenta, ya da una de las claves, si no la mejor, para acercarse a su poesía, de tono conversacional. Alicia García Bergua, en la revista Fractal, asentó alguna vez que “más que una voz cantante, la poesía de Antonio Deltoro es una invitación a caminar con él”, y asimismo que en ella “hay además caricias y miradas a la gente”. No obstante taxonómico, quiero decir no referido a individualidades sino a caracteres, el poema precisamente llamado “Taxonomías”, que habla, entre otros, de los indiferentes, los arbóreos, los bien portados, los nerviosos, los abúlicos, los tardíos… y previsiblemente deja el afán clasificador incompleto, es buena muestra de ello. “Chilangos”, “Poetas” y “Porteros” podrían ser, son, otras.

Pero habíamos mencionado la palabra bestiario. Hay en Los árboles que poblarán el Ártico una zona dedicada al camello, las moscas, la mariposa, la araña, el caballito de mar, los mosquitos, la lagartija, la cuija, el lémur, los gatos. Con voluntad metafórica o sin ella (pero la poesía, por realista que sea, siempre conlleva un impulso metafórico), Deltoro atiende (pone atención en ellos) a estos animales como si fueran ya personalidades, ya, repitamos la palabra, caracteres.

Imposible agotar en dos o tres fuentes, orígenes (y en un espacio breve), la calidad de un libro. Otros, llamémosles así, personajes, como los sueños, la barranca, el mezcal, el oasis, París, demandan su lugar (“el poema puede ser un lugar” ha dicho el autor en entrevista), su sitio en esta especie de exposición de cuadros. Citemos, también de calidad sorprendente, el texto dedicado a “Los sueños”: “Al desaparecer/ ahondan su inexistencia.// Son tan frágiles/ que necesitan de nosotros.// Son tiempo puro.// Cada noche surgen recién nacidos,/ pero nacen muy viejos,/ sin haber tocado el presente/ de ninguna materia.”



3D,
Jorge Márquez,
Ediciones Sin Nombre/
Consejo Estatal para la Cultura y las Artes de Puebla,
México, 2012.

A pesar de lo que pueda sugerir un título tan sintético y, al mismo tiempo, tan alusivo a la tecnologización imparable del mundo contemporáneo, el autor de este poemario “no busca ni vanguardismos ni experimentos sino apuntar y apostar por el canto”. Tres son los cuerpos, o quizá vale decir estaciones, en los que el volumen equilibra el peso específico de su palabra; simplemente denominados con un número romano, a manera capitular, cada uno de estos bloques aborda, en piezas ora de mediano aliento, ora breves o brevísimas incluso, alteridades, abstracciones, evoluciones y fusiones, pero también ceremonias, milagros, travesías, fábulas, motivos, inquietudes y esencias varias.



La Jirafa. Cuento zapotlense contemporáneo,
varios autores,
Editorial Universitaria, Universidad de Guadalajara,
México, 2012.

Autor del prólogo con que abre este cuentario, Ricardo Sigala nombra en él a las celebridades nacidas en Ciudad Guzmán, conocida también como Zapotlán el Grande: Arreola, Orozco, Rolón, Consuelo Velázquez y Rubén Fuentes. El volumen toma nombre de la publicación periódica, generada en aquel occidente mexicano, cuya vocación literaria en particular y cultural en general, ha dado espacio a plumas que antes no lo tenían. Como lo indica el mismo título, los autores convocados, todos jóvenes, comparten con los artistas mencionados el hecho de su oriundez. No es improbable que alguno, y preferentemente algunos, de ellos, prosigan sus personales singladuras creativas en aguas que trasciendan la esfera local que, por buen principio, ahora los acoge.



Baladro,
Francisco Segovia,
Secretaría de Cultura del Distrito Federal/Ediciones Sin Nombre,
México, 2012.

Tiene Francisco Segovia, en el espectro abundante de la poesía mexicana, un lugar propio y bien ganado desde hace ya muchos libros y no menos años. Académico, traductor, ensayista y lexicógrafo, además de poeta, Segovia es uno de esos autores que siempre han combinado felizmente sus tareas teórico-investigativas y sus placeres creativos. Muestras recientes de ello son, entre otros, su ensayo Jorge Cuesta: la cicatriz en el espejo, de 2004; así como los poemarios Elegía, de 2007, y Partidas, del reciente 2011. Este Baladro, dicen los que saben, “nos sorprende con un nuevo giro” –respecto del citado Partidas–, pero “es al mismo tiempo la continuación de aquella apuesta y su radical puesta en duda desde el lenguaje y el ritmo mismos”.



Dios en un Volkswagen amarillo,
Efraín Blanco,
Editorial Universitaria, Universidad de Guadalajara/
Artes Escénicas y Literatura/Cultura U de G,
México, 2012.

Editor –fundó y dirige la casa editora Lengua del Diablo–, poeta –tiene publicados El alma de las cosas e Imaginando sueños–, articulista periodístico –en Voz de Tinta, ConVersa y La Piedra, entre otras publicaciones– , y egresado de la morelense Escuela de Escritores Ricardo Garibay, Blanco se revela, sobre todas esas cosas, un buen cuentista de ésos que, diciéndolo clásicamente, tienen y saben soltar “muy buena mala leche”. Las más de sesenta piezas, breves y concisas, que conforman este cuentario de irreverente título, le merecieron a su autor el más reciente Premio Nacional de Cuento Juan José Arreola. Verá el lector las causas de dicho galardón.



Las aventuras de la Barranquero,
Javier Ladino Guapacha,
Ediciones Sin Nombre,
México, 2012.

El autor, colombiano de nacimiento y treintañero hasta 2014, es licenciado –y próximamente contará con su Maestría– en Español y Literatura por la Universidad Tecnológica de Pereira, y es parte activa del proyecto-revista de ficción Caballo Perdido. Compleja y, en ocasiones, desaforada, su capacidad de narrar queda manifiesta de cuerpo entero en los nueve cuentos aquí reunidos, cuyos títulos son un mar de sugerencias: “Frutoterapia para Rigo”, “Historia de dos mujeres que no se sabían preciosas princesas”, “En un jardín con Naguiko Mishikawa”, “Y a veces… del tiempo”, “¡Azúcar!”, “Batalla de dos rosas”, “Tu ángel custodio”, “Al salir de México” y “En perseguirle mundo…” Bien afirma José Ma. Espinasa: el texto “se le irá entre las manos como un suspiro”.



Espacio y discurso.
Perspectivas acerca de regiones literarias y lingüísticas,

Maritza López Berríos,
Everardo Mendoza Guerrero,
Ilda Elizabeth Moreno Rojas (coordinadores),
Ediciones Sin Nombre/Universidad Autónoma de Sinaloa,
México, 2012.

El principal cometido de este volumen es dar cuenta de y analizar las transformaciones léxicas, sintácticas y literarias que se presentan en el norte de México, más específicamente en la zona noroeste, o bien las que emanan de obras literarias específicas. Los ensayos, provistos de su correspondiente aparato y estructura académicos, abordan entre otros temas al ranchero como figura literaria sudcaliforniana, a la sudcalifornidad y la universalidad en Cuaderno de San Antonio, de Javier Manríquez, así como la koiné de Los Ángeles, California.