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Entre ovaciones asumió la dirección del Instituto Nacional de Antropología e Historia

No haremos de la cultura un ornamento de la política: Sergio Raúl Arroyo

Llego al INAH para trabajar, no por glamour, adelanta

No podemos consentir nada que ponga en riesgo el patrimonio de la nación

Promete colaborar con la iniciativa privada

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Sergio Raúl Arroyo García, ayer, en el Museo Nacional de Antropología; atestigua Rafael Tovar y de Teresa, presidente del Consejo Nacional para la Cultura y las ArtesFoto Pablo Ramos García
 
Periódico La Jornada
Viernes 14 de diciembre de 2012, p. 5

Con una gran ovación por parte de investigadores y trabajadores del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) fue recibido ayer el etnólogo Sergio Raúl Arroyo García (DF, 1953), quien de manera oficial tomó posesión del cargo de director de esa instancia.

En una ceremonia realizada en el vestíbulo del Museo Nacional de Antropología, ante una abundante concurrencia, un largo aplauso y varios ¡viva! se escucharon cuando Rafael Tovar y de Teresa, presidente del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (CNCA), dio la bienvenida a Arroyo como nuevo titular del INAH. El entusiasmo contrastó con el frío aplauso con el que se despidió al director saliente, Alfonso de Maria y Campos.

“Vengo recomenzar la relación entre los trabajadores y las autoridades. No estoy aquí por el glamour que da el INAH, sino para trabajar”, señaló el etnólogo en entrevista con La Jornada, quien ya había dirigido el instituto de 2000 a abril de 2005.

El funcionario dejó claro que el INAH no puede funcionar con base en disputas políticas, pues el instituto “no le pertenece a nadie, es de todos los mexicanos. Mi actitud será la de apertura, pero con argumentos que no pongan en riesgo a la institución. No me interesan las confrontaciones. A los trabajadores les ofrezco un diálogo extenso, continuo, pero también exigiré respeto y un ejercicio de comprensión hacia todo lo que se proponga, sobre todo a las cosas que son realizables en el corto plazo.

Hay que dejarnos de sospechas y poner en la mesa argumentos, retomar nuestras bases académicas, las fuentes mismas que le dieron vida al instituto y hacer recaer en ellas el peso de todo lo que sucede. Nuestra voluntad es hacer que se respete el patrimonio y reorientar lo que tenga que reorientarse hacia las bases fundacionales del INAH.

Respecto de los planes de echar a andar de nuevo el polémico proyecto Resplandor teotihuacano en esa zona arqueológica, anunciado el año pasado por el ahora gobernador del estado de México, Eruviel Ávila, durante su campaña electoral (La Jornada, 15/6/11), el nuevo titular del INAH dijo: “Se aprende de los errores y no podemos consentir ni permitir nada que ponga en riesgo el patrimonio cultural. Si bien seremos muy respetuosos con los proyectos que se presenten, vamos a analizarlos de manera rigurosa, por medio de los consejos académicos. Zonas emblemáticas como Teotihuacán requieren un cuidado muy especial en el terreno técnico y político. No creo que esto no le importe o interese a la Presidencia de la República o a cualquier órgano del gobierno federal.

Vamos a revisar rigurosamente los proyectos, los cuales no sólo no deben implicar un riesgo sino que deben favorecer el conocimiento y la difusión del patrimonio, los que no cumplan, serán desechados.

Arroyo reconoció que en su anterior administración, cuando era presidenta del CNCA Sari Bermúdez, “fui un poco desobediente porque me habían limitado muchos recursos, pero siempre encontré en el Congreso aliados que nos permitieron generar proyectos. Eso tuvo un costo político muy alto para mí, pero no podía prescindir de proyectos de investigación fundamentales, por ejemplo, estábamos haciendo un trabajo muy extenso en las zonas arqueológicas del norte del país y nos limitaron porque, decían, no eran los sitios que tenían más turismo. Pero se trata de lugares fantásticos que además rompen con la vieja idea dogmática de un mundo mesoamericano que termina en el centro de México.

Siempre, frente a un patrimonio tan extenso, habrá limitaciones presupuestales. Por eso debe haber creatividad, tendremos que hacer economía de medios para abarcar lo más posible con los recursos que tengamos.

Reiteró que asume el cargo convencido de que la cultura es un elemento fundamental del desarrollo del país, si no lo pensamos así ésta se convierte en un factor ornamental de la política, y eso no lo queremos, para eso no estamos aquí.

Coordinación entre las instituciones, reforzar alianzas con gobiernos estatales y municipales, así como con instituciones federales, trabajar regiones del país descuidadas por la arqueología, como la costa del Pacífico, San Luis Potosí, Durango y Sonora, son algunas de tareas en las que se enfocará su gestión.

Respecto del apoyo de la iniciativa privada, comentó que hay empresarios que de manera respetuosa colaboran con el INAH, “sin pedir nada a cambio, de manera totalmente desinteresada. Pero esta es una colaboración muy incipiente, no hay demasiados organismos privados interesados en proyectos de desarrollo cultural, especialmente en el patrimonio. Hay que buscar nuevos aliados, pero que funcionen a partir de nuestras reglas.

No pretendo satanizar lo privado, como si fuera una agresión, aunque sí reconozco que las ha habido, y abusos que tienen que ver con intereses particulares por encima del interés público, eso sí es inadmisible. Lo que hay que incentivar es una tradición de apoyo, que haya recursos privados que se apliquen sobre todo a la investigación como se hace en otros países. Y hay que dar garantías de que las cosas se hacen bien para evitar controversias innecesarias.