jornada


letraese

Número 197
Jueves 6 de Diciembre
de 2012



Director fundador
CARLOS PAYAN VELVER

Directora general
CARMEN LIRA SAADE

Director:
Alejandro Brito Lemus

pruebate




Luis Adrián Quiroz

El Censida, desmantelado

El Centro Nacional para la Prevención y Control del VIH/sida (Censida) se convirtió en los últimos años en un monstruo burocrático, que buscó perpetuar el poder de quienes lo dirigen. El gran error: hacer política pública de ficción sin mirar la realidad, favorecer a los amigos de quienes dirigen la institución y a un puñado de organizaciones civiles que se vieron beneficiadas de dicha gestión. Las consecuencias: miles de personas que viven con VIH no han sido alcanzadas por una política pública amigable, eficiente y confiable, que pregona el gobierno federal y otras instancias de salud. “Cada día tenemos más personas viviendo con VIH/sida, cada vez de menor edad, lo que nos dice que las campañas de prevención siguen sin funcionar. Los mensajes no han logrado cambiar actitudes. No se está haciendo lo correcto”, dijo en entrevista con Letra S, Luis Adrián Quiroz, vocal del Consejo Nacional para la Prevención y Control del Sida (Conasida) y Secretario General de la asociación Derechohabientes Viviendo con VIH/sida del IMSS (DVVIMSS).
Quiroz hace un balance del sexenio que termina y critica fuertemente la gestión de José Antonio Izazola frente al Censida, en donde el funcionario federal y su equipo cercano “favorecieron a sus amigos, posicionándolos en áreas de la misma institución o en otras instancias nacionales e internacionales, dejando con ello una institución desmantelada, con un gran rezago, división entre sociedad civil e instituciones públicas, y, lo peor, más personas afectadas por el VIH/sida”.
Al cuestionársele sobre el rol que jugó la sociedad civil en estos años en materia de VIH, el luchador social explica que el activismo se enfocó más a cuestionar al IMSS, al ISSSTE y a la misma Secretaría de Salud, olvidando a la SEP, PEMEX o el ISSFAM u otras dependencias que también tienen la obligación de responder a las necesidades en materia de VIH. Además, sentencia: “Se enfocaron a tener recursos económicos de fondos nacionales e internacionales sin realmente hacer un trabajo de impacto. Muchas organizaciones se dedicaron a entregar condones sin hacer un trabajo más depurado, profesional y con resultados medibles”.
En este balance, Quiroz resalta la desilusión que dejó la Conferencia Internacional sobre el Sida que se llevó a cabo en México en 2008, que no posicionó al país ni a América Latina como una región del mundo donde se requiere atención internacional para detener el avance de la pandemia en uno de los sectores de mayor vulnerabilidad, el de hombres que tienen sexo con otros hombres (HSH). “Fue la gran oportunidad de decirle al mundo que en la región tenemos una epidemia concentrada en HSH, que hay factores socioculturales que frenan el avance, pero no se supieron capitalizar los reflectores del evento internacional”.
Otro tema que destaca el activista es la inoperancia de la Comisión Negociadora de Precios de Medicamentos, creada por la Secretaría de Salud y que prometía mayor acceso a medicamentos a través de la reducción de los costos, considerada en su momento en más del 30 por ciento. “La realidad es que después de cuatro años hemos visto que no ha servido de nada”. ¿Por qué? Se le cuestiona a Quiroz: “Por un principio fundamental: no se logró ofrecer algo tan elemental como comprar por mayoreo y adquirir costos más bajos para el conjunto de instituciones, lo que hubiera beneficiado en mejores servicios y mayor cobertura a las poblaciones afectadas”.
En ese sentido, asegura: “Fue una falsedad del doctor José Ángel Córdova (entonces secretario de Salud); no se ha invertido un solo peso para mejorar la atención y México sigue comprando medicamentos a costo de país de renta media, beneficiando a la industria, en detrimento de la salud de miles de personas”.
Pero las cifras, a decir del director de Censida, han disminuido, se le aclara a Luis Adrián Quiroz: “es parte de la gran falacia que se ha construido desde esa institución. El subregistro de casos maquilla la realidad y el gobierno evade su responsabilidad para con las personas con VIH, que no están accediendo ni a la salud ni a medicamentos ni a nada, y se están muriendo sin siquiera ser una estadística. Cuando se cuestionan las cifras que presenta Censida la respuesta del doctor Izazola siempre ha sido que son cifras confiables, el problema es que él es el único que tiene las cifras, no las comparte ni los procesos de cómo llegó a tales cifras”.

Podría pensarse que tener al frente de instituciones de salud a personas con VIH, gays o activistas de larga trayectoria, sería beneficioso para la respuesta a la pandemia en México…
“No sé si fue lo mejor tener a Jorge Saavedra y José Antonio Izazola como directores del Censida, pues a pesar de que se lograron algunos avances durante algún tiempo en el abasto de medicamentos y cierta coordinación entre instituciones de salud en torno al VIH, el amiguismo y los cotos de poder debilitaron a la institución. Se convirtió en regla posicionar a sus amigos en las diferentes agencias de Naciones Unidas, en el mismo Censida y otras áreas del gobierno, llevando siempre agua para su molino”.
En la gestión actual, agrega Luis Adrián Quiroz, “Izazola y su equipo cercano no solamente han trabajado a base de amiguismo, sino que han incurrido en irregularidades al asignar recursos públicos a organizaciones civiles, que además de hacer un trabajo cuestionable, han desperdiciado mucho dinero sin que redunde en beneficios para los sectores vulnerables; por ejemplo el Reality Show ‘La Homofobia está Out’, que era una actividad dirigida a disminuir la homofobia pero la audiencia fue solo la población de la diversidad sexual”.

¿Cuáles son, desde tu punto de vista, los motivos por los que el activismo se ha desarticulado y ha dejado de ser contestatario?
“Muchos activistas se creyeron el cuento de que ya llegamos a la meta del acceso universal y que ya todo mundo tiene antirretrovirales y una atención medianamente en algunas instituciones. El activismo está en su peor etapa, se ha dedicado a repartir condones. Muy pocos somos los críticos y que decidimos no participar en el presupuesto del Fondo Global, que como muchos vaticinamos, destruyó el activismo en México, que se ha convertido en la mano (de obra) barata”.

¿A qué se debe el mal resultado de algo que prometía mucho para México con los recursos del Fondo Global?
“Una vez más, creo que han sido los compadrazgos del director del Censida y su equipo cercano, que se han metido en todo para manipular a su conveniencia la propuesta original, favoreciendo amigos, organizaciones leales a él. Con el Fondo Global ellos han ganado y las personas con VIH o sida han perdido. La respuesta al VIH se ha detenido. Se cooptó al activismo que dejó de lado los propósitos principales de la lucha social. Ésta fue realmente una oportunidad perdida para México”.
¿Cómo le dejan los gobiernos panistas a Enrique Peña Nieto el problema del VIH/sida en México?
“Sin una política nacional para atención y prevención. Sin rectoría desde la presidencia de la República. Con una política pública desvinculada entre instituciones de salud. Falta de profesionalización del personal médico. Una Secretaría de Educación Pública que no ha querido entender que debe entrar al tema contundentemente. Además, México tiene un subregistro de casos que provoca que se den cuentas alegres, pero en la realidad, existe un grave problema de salud pública al borde del colapso con muertes de personas cada vez más jóvenes”.

¿Se hereda algún logro?
“Muy preocupantes resultan los logros que se achaca el doctor Izazola, de reducir la prevalencia, la incidencia y la mortalidad del VIH/sida en el país ya que los registros de pacientes e incremento en las detecciones de VIH, los registros de mortalidad oficiales y reportes de desabasto pintan una realidad completamente diferente”.

¿Cuál crees que debe ser el perfil de quien dirija el Censida?
“Para empezar, no necesariamente tiene que ser una persona gay, activista o con VIH. Hemos visto que esas características no inmunizan a las personas de la corrupción ni del nepotismo. Debemos construir un perfil de quien dirija esa institución, misma que debe ser órgano rector de la política en la materia con todas las dependencias de salud, no solamente de la Secretaría de Salud. La respuesta al VIH no debe tener tintes partidistas, debe basarse en la evidencia científica”.

¿Ha habido avances en algunas instituciones?
“Tal vez sería bueno ver la experiencia del IMSS en los últimos años, donde se ha avanzado en atención y otros temas que antes eran un lastre. Algunos programas estatales han tenido acciones y propuestas efectivas. Por desgracia la Comisión Nacional de Derechos Humanos, con su gran presupuesto en la materia, no ha hecho nada. Conapred, en los últimos años, le han faltado ganas y ha avalado el actuar de Censida”.

¿Cuál es el reto de la sociedad civil para los próximos años?
“Debemos empezar a ver qué vamos a hacer como sociedad civil y cómo podemos generar un pacto de reconciliación. ¡Urge!. La sociedad civil no debe ser partidista en este tema. Debe ser contestataria, pero con propuestas, y si es necesario, salir a protestar, pero siempre con argumentos. También debemos prepararnos técnicamente en los temas para poder argumentar con autoridad de conocimiento. La realidad es que la gente se sigue muriendo por el desabasto en el ISSSTE y se siguen violando derechos en otras instituciones como PEMEX o el ISSFAM, por falta de profesionalización médica, por falta de información elemental y por discriminación”. (Antonio Medina)


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