Directora General: Carmen Lira Saade
Director Fundador: Carlos Payán Velver
Domingo 11 de noviembre de 2012 Num: 923

Portada

Presentación

Bazar de asombros
Hugo Gutiérrez Vega

Bitácora bifronte
Jair Cortés

Coral III
Kriton Athanasoúlis

El fin del futuro y
la crítica marxista

Carlos Oliva Mendoza

González Morfín, un idealista ejemplar
Sergio A. López Rivera

Clarice Lispector
y la escritura
como razón de ser

Xabier F. Coronado

El corazón salvaje
de Clarice Lispector

Esther Andradi

Gotas de silencio
Vilma Fuentes

Leer

Columnas:
La Casa Sosegada
Javier Sicilia
Las Rayas de la Cebra
Verónica Murguía
Bemol Sostenido
Alonso Arreola
Cinexcusas
Luis Tovar
Galería
Ana Luisa Valdés
Mentiras Transparentes
Felipe Garrido
Al Vuelo
Rogelio Guedea
La Otra Escena
Miguel Ángel Quemain
Cabezalcubo
Jorge Moch


Directorio
Núm. anteriores
[email protected]

 

Hugo Gutiérrez Vega

Un discurso para la Escuela de Periodismo
Carlos Septién García (III Y ÚLTIMA)

La publicidad fue afinando sus tácticas y enriqueciéndolas con las aportaciones de psicólogos dedicados a buscar la total adecuación del hombre a la atmósfera vital propia de la sociedad de consumo. A pesar de que la publicidad moderna ha sido claramente definida como un medio del que se vale la sociedad capitalista para enajenar al hombre, todavía algunos representantes de la “racionalidad tecnocrática” y del “conductismo” estadunidense, insisten en calificarla como una actividad de servicios y de orientación social.

Las grandes compañías industriales y mercantiles son, sin duda, fuerzas de presión que actúan para imponer a la prensa determinadas líneas generales y reglas de conducta. Desde que se efectuó el paso del capitalismo competitivo al monopolista, la publicidad se convirtió en una de las fuerzas principales de ese paso. Desde entonces ha sido el soporte material de la prensa que destina a la publicidad, generalmente, más del cincuenta por ciento de sus páginas. El fenómeno tiene un doble proceso: por una parte, la publicidad utiliza los medios informativos como formas de presión sobre la sociedad consumidora y, por la otra, debido a su decisiva aportación económica, es un factor que presiona sobre la información.

C.Wright Mills sostiene que los publicitarios definen sus tácticas de la siguiente manera: “Debemos estudiar muy de cerca el contenido y las vidas de las personas a quienes es preciso manejar, y nunca debemos manifestarnos abiertamente. Más que aconsejar o mandar, debemos manipular.”

Los medios de comunicación de masas, y de manera muy especial la televisión, se infiltran no sólo en nuestra experiencia de las realidades exteriores, sino también en la experiencia de nosotros mismos. Los medios y la dirección de las campañas publicitarias nos proporcionan nuevas identidades y el repertorio de aspiraciones para alcanzar determinado status social. Asimismo, también afirma Mills que “nos dicen lo que desearíamos ser y lo que desearíamos parecer. Nos proporcionan modelos de conducta y nos señalan quiénes somos, prestándonos una identidad; quiénes queremos ser, ordenando nuestras aspiraciones, cómo lograr esos propósitos, dándonos las técnicas, y cómo podemos sentir que somos los que no somos proporcionándonos un, cada vez más rico, repertorio de escapes y evasiones.”

Les pido disculpas por haberles asestado tantas y tan espesas reflexiones sobre la era de la información y los poderes fácticos. Espero que sirvan de base a la expresión de una esperanza difusa y problemática.

A punto de terminar el sexenio sangriento, en medio de agudas contradicciones sociopolíticas y económicas, en plena crisis de credibilidad y afectados por las maniobras siniestras del duopolio televisivo que ya, junto con los otros dueños del país, entronizó al nuevo monarca, nos aferramos a la esperanza que representan los movimientos sociales y a la prensa –en sus dos versiones– escrita por periodistas dispuestos a servir a la verdad y a defender los valores de la libertad y de la justicia. Periodistas como Carlos Septién García, el inolvidable Tío Carlos. Su vida y su obra nos alientan para afirmar nuestro compromiso con la palabra y nuestro deber insoslayable con la verdad. No olvidemos que, ahora como siempre, la verdad nos hará libres.

[email protected]