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La decisión la tomará el directorio del Fondo en noviembre, reveló Agustín Carstens

México negocia con el FMI renovar la línea de crédito por 72 mil mdd

Según el organismo el país dispone de ese acceso a recursos porque aplica políticas muy sólidas

El coordinador del equipo de transición de Peña Nieto declaró que buscan extender el plan

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El gobernador del Banco de México, Agustín Carstens, durante un seminarioFoto Francisco Olvera
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Periódico La Jornada
Domingo 14 de octubre de 2012, p. 24

Tokio, domingo 14 de octubre. El gobierno de México negocia con el Fondo Monetario Internacional (FMI) la renovación de una línea de crédito flexible (LCF) por 72 mil millones de dólares, un proceso que estará listo para ser decidido por el organismo internacional antes del mes próximo, reveló el gobernador del banco central, Agustín Carstens Carstens, en declaraciones a La Jornada.

La semana pasada, Luis Videgaray, coordinador del equipo de transición del presidente electo Enrique Peña Nieto, declaró a The Wall Street Journal que el próximo gobierno de México explora la extensión de la línea de crédito flexible, una facilidad de acceso a recursos creada por el FMI para que países con un historial económico sólido, según definición del organismo, cuenten con préstamos de mitigación y prevención de crisis.

–El coordinador del equipo de transición del nuevo gobierno planteó que se iba a pedir la renovación de la línea de crédito con el FMI…

–Sí –atajó Carstens, después de participar en un seminario realizado en el marco de la reunión anual del FMI y el Banco Mundial, en esta capital.

El proceso para la renovación de la línea de crédito flexible va bien, está en marcha y se tendrán noticias por ahí de noviembre, confirmó el gobernador del banco central.

Sólo tres gobiernos tienen acceso

El de México es uno de los tres gobiernos que han utilizado la línea de crédito flexible del FMI, creada por el organismo después del estallido de la crisis en 2009. Los otros dos son Polonia y Colombia. A través de esta facilidad de financiamiento, el gobierno dispone de 72 mil millones de dólares, que hasta ahora no ha utilizado.

Los países que tienen a disposición la línea de crédito flexible pueden utilizarla en cualquier momento dentro de un periodo predeterminado de tiempo o tenerla como un instrumento precautorio ante un eventual empeoramiento de las condiciones externas de su economía, según el organismo financiero internacional. Por parte del Estado mexicano, la relación con el FMI es llevada principalmente por el Banco de México.

El gobierno de México dispone actualmente de la línea de crédito flexible hasta enero, declaró a este diario Saúl Lizando, director del departamento del continente americano del FMI, al ser interrogado respecto del uso por parte del gobierno de México de esta facilidad crediticia.

Los países que utilizan la LCF tienen que pedir al FMI la renovación, si es que desean mantener la posibilidad de tener acceso a esos recursos, explicó. Nosotros no comentamos, si el país lo pide entonces hay una análisis y una discusión en el directorio (del FMI). México todavía tiene tres meses más, agregó Lizando.

La línea de crédito flexible del FMI no obliga al país a sujetarse a un programa supervisado por el Fondo, como ocurre cuando se recurre a préstamos de emergencia. El organismo establece que entre los requisitos para que un gobierno reciba este financiamiento están que está aplicando y tiene un historial sostenido de aplicación de políticas muy sólidas; y que mantiene su compromiso de seguir aplicando estas políticas en el futuro.

El gobierno de México recibió por primera vez la línea de crédito flexible en abril de 2009, en momentos en que el país enfrentaba la mayor recesión en ocho décadas, como consecuencia del colapso del sistema financiero en Estados Unidos. En esa ocasión el FMI puso a disposición de las autoridades mexicanas 47 mil millones de dólares. La anterior renovación fue concretada el 10 de enero de 2011, por un monto que ya entonces se elevó a 72 mil millones de dólares. Los recursos están a disposición de las autoridades mexicanas para ser utilizados si un cambio en las condiciones internacionales afecta la capacidad de financiar las obligaciones de deuda contratada en moneda extranjera. Hasta ahora no han sido empleados los recursos.