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Son insuficientes los programas sociales, dice filósofo Jaime Rodríguez

Necesario, rescatar el concepto de ciudad como lugar de convivencia
 
Periódico La Jornada
Domingo 14 de octubre de 2012, p. 29

Ante la falta de ética que predomina en buena parte del sistema político es necesario rescatar el concepto de ciudad como un espacio de convivencia y no como uno vacío en el que interactúan sujetos totalmente heterogéneos con diferentes intereses, señaló el filósofo e investigador de la Universidad Complutense de Madrid, España, Jaime Rodríguez Alba.

Consideró muy positivo el despertar de la conciencia ciudadana, principalmente entre los jóvenes de distintas metrópolis del mundo, que se ha reflejado en manifestaciones callejeras en protesta por la forma en que los políticos ejercen el poder.

En entrevista, manifestó que las ciudades son úteros en los que si no hay un desarrollo adecuado, nos encontramos con una enorme masa de excluidos que ni siquiera comprende cuáles son las relaciones humanas básicas, y no se entienden más que a base de la violencia.

En ese sentido, agregó, los ciudadanos tienen la obligación de ser activos, es decir, de participar, de tomar partido, pero, agregó, la responsabilidad de los gobernantes es construir una educación de valores en el sentido amplio.

No es sólo llegar y darles un plan social para que tengan qué comer, las personas no sólo somos lo que comemos, somos muchísimo más complicados que eso, necesitamos que nos comprendan, nos escuchen y si no se dan estas condiciones subjetivas no podemos hablar de una integración auténtica, apuntó.

Rodríguez Alba, quien presentó en México su libro Principios y valores para una ética de izquierdas, destacó que en las manifestaciones de jóvenes que tienen lugar en ciudades como Madrid, Atenas o en el mismo Distrito Federal, sobresale la participación de los jóvenes, quienes parten de la desesperanza, y eso es un buen indicio, porque hay determinadas tristezas que son productivas, si somos capaces de abordarlas y recuperar las esperanzas.

Asimismo, consideró que las ciudades tienen que empezar a cambiar, empezando por su propia distribución topográfica, pues no se puede tolerar que existan zonas que están totalmente desintegradas del espacio urbano, donde a quienes habitan allí se les despoja de su dignidad y luchan de manera violenta por conseguirla.

Nos quejamos, por ejemplo, de que los jóvenes son violentos, que consumen drogas, pero hay que preguntarnos qué espacio les estamos dando para que puedan interactuar y desarrollarse de manera creativa. Entonces, hay que integrar, formar la ciudad como un todo.