Existen muchos obstáculos para el uso de los libros en lenguas indígenas. Faltan programas que fomenten y fortalezcan el uso de estas lenguas. Sería estupendo que el aprendizaje de la lectura y escritura no sólo fuera del castellano, también de la lengua materna, para que al graduarse, los niños lean y escriban su lengua materna y el español

El papel de la literatura en los pueblos indígenas

Mikel Ruiz

La literatura es un arma de palabras, una flecha, el mazo contra el muro. Se necesita conocer qué apuntar y derrumbar. Las palabras son la principal herramienta para accionar el arma, el lenguaje fundamental para aterrizar y fraguar la historia, lo que se quiere decir y contar. La literatura puede usarse en cualquier idioma. No existe uno especial o preferido, todos acceden a ella.

Si nos referimos a las lenguas indígenas del país, donde los indígenas caracterizan a México como rico e importante en su carácter pluricultural, entonces, ¿por qué las políticas públicas no le dan importancia para impulsar esta riqueza, y valorar las diferentes ramas artísticas que muy débilmente desarrollan los indígenas? Los políticos sólo se afianzan de los pueblos para llegar al sillón tan deseado, para después ignorarlos y callarlos. El asistencialismo no saca de la pobreza a los pueblos, sino que crea dependencia, y qué decir del quehacer cultural.  

En cuanto a calidad educativa y procesos de desarrollo intelectual, a México se le critica por su déficit de lectores; gran parte se le atribuye a los pueblos indígenas por su ignorancia del castellano; por otro lado la educación bilingüe no está aportando significativamente resultados que respondan a esta preocupación.

Es inevitable que se sufran procesos de transformación de nuestra realidad y actividad cotidiana. Sabemos que en la mayoría de las comunidades indígenas, hombres y mujeres han salido para buscar el bienestar económico y, en segundo lugar, el desarrollo profesional. Esta migración se ha venido dando desde tiempos antiquísimos, pues a los indígenas siempre se les ha visto como fuerza de trabajo pero no aptos para un desarrollo intelectual.

A principios del siglo XXI no se observa un cambio visible. Si bien muchos jóvenes migran a las ciudades para superarse académicamente, muy pocos terminan, y menos aún siguen una carrera profesional. Enfrentan infinidad de obstáculos: pobreza, discriminación, desilusión, la formación de una pareja no planeada, o trabajan para mejorar su situación económica.

Hace pocas décadas muchos jóvenes dieron por migrar a Estados Unidos: hombres y mujeres que se excluyeron del sistema educativo a muy temprana edad. Sin embargo, a principios del siglo se observa un lento retorno, algunos con hijos y parejas de la misma cultura, otros con parejas extranjeras. De los que vuelven algunos conocen el inglés, otros dominan el castellano únicamente para lo necesario en el desarrollo laboral y lo poco para sobrevivir. Esta mayoría que emigró cuenta que no hubo problemas con el inglés en donde se desempeñaron laboralmente, puesto que la mayoría o habla el castellano o usan su lengua materna. Ellos sobreviven impasibles ante una situación de bilingüismo, si bien desconocen cualquier regla gramatical para el habla y la escritura del castellano, menos su lengua materna, que si bien la dominan para dialogar no les preocupa saberla escribir. Por lo tanto, esta generación queda fuera para hablar de literatura. Aunque tengan buenas experiencias o historias que contar, se quedarán petrificadas en el rostro de cada uno de ellos, sin poder plasmarlos ya que no conciben la importancia de la cultura, la identidad, la literatura y al arte.


foto: Nacho López

Para que exista, la literatura indígena necesita primeramente de quienes la escriben. Es un trabajo exclusivo en el uso del lenguaje escrito. Pero también necesita de quienes la lean. Sin esta parte no sería posible hablar de un desarrollo; si alguien puede hacer que esto exista es el lector. Al menos en lo que respecta a la literatura indígena, los que la leen, si no son estudiantes o profesores, son los mismos escritores. En términos metafóricos a esto también le podemos atribuir las características del catoblepas de Vargas Llosa: aquel extraño animal que se consume a sí mismo. Esta situación no beneficia a la sociedad, al desarrollo cultural de los pueblos indígenas. Hablar así de literatura se vuelve una actividad exclusiva, elitista.

Los centros culturales e instituciones que fomentan talleres de creación literaria buscan reivindicar la cultura, preservar la lengua por medio de la escritura y fomentar su lectura. La mayoría de los que escriben lo hacen fuera de su lugar de origen, por tanto la literatura en lenguas maternas se dirige hacia dentro. Su objetivo principal es llegar a manos de los propios indígenas, los jóvenes y niños que estudian, para que aprendan a leer en su lengua materna. Pero a este punto estallan otros problemas. ¿Verdaderamente llegan los libros a las comunidades indígenas? Y si llegan ¿se hace uso de ellos?

En la pequeña e improvisada biblioteca de mi paraje, en la que desagradablemente todos los libros están en el suelo y cuando llueve el agua se los consume, no he visto ningún libro de escritores chiapanecos en lenguas maternas, ni los hechos por el sistema educativo, ni poesía, narrativa o teatro. A lo mejor se quedan estancados en alguna parte, a lo mejor nunca se buscan los medios para que lleguen. Los que han editado libros de literatura en lenguas en Chiapas son organizaciones civiles o gubernamentales. Finalmente, nadie se ha preocupado por introducir dichos libros a las escuelas en las comunidades, mucho menos fomentar su lectura. Por tanto, los pocos títulos que existen de literatura en lenguas originarias se encuentran con mucha dificultad en algunas librerías en la ciudad, y en una u otra biblioteca.

Al menos en Chiapas, y esto implica un riesgo decirlo, se han incluido dos títulos, uno de poesía y otro de cuentos, al catálogo de la Secretaría de Educación Pública (SEP) en los Libros del Rincón. Uno de Josías López Gómez con Spisil k’atbuj/Todo cambió (narrativa), y de Enriqueta Lúnez el poemario Tajimol ch’ulelaletik/Juego de Nahuales. El primero en tseltal y el segundo en tsotsil, ambos bilingües con castellano. ¿En qué bibliotecas podemos encontrarlos, en qué nivel de educación los utilizan, en qué librerías estarán, si el fin de la sep es incorporarlos a las bibliotecas de cada escuela en forma gratuita?

Existen muchos obstáculos para el uso de los libros en lenguas indígenas. Faltan programas que fomenten y fortalezcan el uso de estas lenguas. Sería estupendo que el aprendizaje de la lectura y escritura no sólo fuera del castellano, también de la lengua materna, para que al graduarse, los niños lean y escriban su lengua materna y el español. En vez de que participen en un evento socio-cultural declamando un poema en español, mejor se vería que lo hicieran en su lengua, y el público entendería realmente el poder de la palabra, su encanto y significado.

Mikel Ruiz, joven escritor tsotsil, (Chicumtantic, San Juan Chamula, Chiapas, 1985), es coautor de los libros Xpulpun sbek’tal jch’ulme’tik/Luna Ardiente, (2009), Compilación de cuentos en Lenguas Indígenas (2009) y Ma’yuk sti’ilal xch’inchunel k‘inal/Silencio sin frontera (2011) y traductor en el libro Sjalel Kibeltik/Tejiendo Nuestras Raíces (2010).