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Ciudad Perdida

UACM: ¿nuevas elecciones?

El problema es otro

Signos y señales en sesión del TEDF

L

a única solución que se halló para dar fin al conflicto en la Universidad Autónoma de la Ciudad de México, más que una respuesta al problema parece otra vuelta a la noria. El próximo jueves se dará a conocer que las partes acordaron ir a una nueva elección de consejeros de la casa de estudios.

Decimos que el desenlace que se hará público no parece el adecuado, por dos razones de fondo. La primera es que la elección se realizó y fueron las autoridades de la escuela las que desconocieron la voluntad de los votantes que, como ya se ha dicho, definió en la elección que el consejo universitario estuviera compuesto por gente no afín a las rectora, la señora Orozco.

De esa manera, ir a una nueva elección no garantiza que esta vez las autoridades acepten su derrota, ni tampoco que los estudiantes, y en general quienes vayan a sufragar, se conformen con un resultado que se dé en favor de la señora Orozco, y así el problema podrá alargarse artificialmente durante el tiempo que sea.

Lo que sucede, o lo que no se quiere entender, es que el problema en la UACM es la rectora. Ya hubo elecciones, fueron limpias y la gente ya había decidido, pero ahora se trata, según parece, de proteger a cualquier precio a la señora Orozco con una nueva ronda electoral que le permitirá recomponer sus cuadros, y hasta poner dos o tres trampas al elector, como acostumbra, para ver si le alcanza para ganar el consejo.

Así pues, el conflicto, aunque se llene de buenas voluntades, no acaba de tener un final que permita a esa casa de estudios seguir en la línea que se trazó desde su fundación. Qué mala suerte.

De pasadita

Con el voto unánime de los cinco magistrados del Tribunal Electoral del DF, ayer se entregó la constancia de jefe de Gobierno electo a Miguel Ángel Mancera, en una ceremonia austera, sin porras y sin gritos, pero con un sentido político, muy interesante, se podría decir.

Con un poco de retraso, pero a tiempo, Raúl Flores, ex delegado de Coyoacán, llegó al salón principal del tribunal luciendo una sonrisa que sólo muestra el que ya tiene seguro su futuro, y es que a Flores se le ubica ya como el funcionario encargado del enlace entre el gobierno central y la delegaciones, puesto de nueva creación que se responsabilizará también de vigilar que no existan malos manejos en los fondos que el gobierno traslada a la delegaciones, algo así como el vigilante.

No tan contenta, la senadora Dolores Padierna abandonó la sesión solemne porque a los organizadores se les ocurrió sentarla en la cuarta fila de las siete que componen el sillerío del salón, y una después de donde colocaron a los chuchos y a Silvano Aureoles, cuyo nombre no se sabía el presidente del mismo tribunal, Adolfo Riva Palacio, pero que inventó con poca gracia, o mucha mala leche. Silvano Barbosa anunció el magistrado, que de cualquier forma arrancó las risas de los asistentes y la de él mismo, como un niño que acaba de hacer una travesura.

También se dijo que la senadora Padierna lo que no soportó fue que la trasladaran de la casi última fila a una menos lejana, pero junto al panista Federico Döring, lo que resultó insoportable para la perredista, que sea como sea dejó el acto no sin antes dirigir algunas miradas de terror a los organizadores de la sesión solemne.

En ese sentido, habría que decir que las invitaciones para presenciar el hecho corrieron a cargo de la oficina de Mancera. Y es que en esas invitaciones tal vez estaba algún mensaje no muy oculto, cuando menos para los que saben interpretar ese tipo de expresiones con las que se suma, se resta y se crean las especulaciones.

Por ejemplo, del gabinete actual sólo estaban Héctor Serrano, secretario de Gobierno que, juran, repetirá, y Marcela Gómez Zalce; del equipo del mismo jefe de Gobierno electo, además de Raúl Flores se invitó a Joel Ortega, José Ramón Amieva, su secretario particular, y nada más. También estaban los 16 delegados. Por cierto, mientras el panista de Benito Juárez llegó en una impresionante y pesada camioneta negra rodeado de agentes de seguridad, el de Miguel Hidalgo, Víctor Hugo Romo lo hizo en una bicicleta, que al parecer domina a la perfección.

En fin, señales, símbolos, circunstancias y unas palabras de Mancera que lo dijeron todo: ganamos con todas las de la ley. Nada más.