Directora General: Carmen Lira Saade
Director Fundador: Carlos Payán Velver
Domingo 7 de octubre de 2012 Num: 918

Portada

Presentación

Bazar de asombros
Hugo Gutiérrez Vega

2 de octubre:
memoria y presente

Elena Poniatowska

Una amistad ejemplar: Westphalen y Arguedas
José María Espinasa

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Columnas:
Jornada de Poesía
Juan Domingo Argüelles
Paso a Retirarme
Ana García Bergua
Bemol Sostenido
Alonso Arreola
Cinexcusas
Luis Tovar
La Jornada Virtual
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A Lápiz
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Artes Visuales
Germaine Gómez Haro
Cabezalcubo
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Germaine Gómez Haro

La XIII Bienal de Arquitectura de Venecia (II Y ÚLTIMA)

En la reseña pasada se comentó la participación oficial de México en la XIII Bienal de Arquitectura de Venecia, con el proyecto Cultura en construcción, que se presentó en la iglesia de San Lorenzo. Cabe mencionar ahora la inclusión de otra muestra mexicana que no ha sido tan comentada en nuestros medios locales como en el extranjero: se trata de la Ruta del peregrino, proyecto invitado por el equipo de curaduría de la propia bienal. Este singular proyecto consiste en la creación de quince obras realizadas por arquitectos mexicanos y foráneos, mismas que forman parte del camino de 117 km por el que transitan a pie anualmente alrededor de 2 millones de peregrinos desde Ameca hasta Talpa de Hidalgo, en Jalisco, para visitar el santuario de la milagrosa Virgen del Rosario. Esta inusitada intervención fue comisionada en 2009 por el actual secretario de Turismo estatal, renombrado coleccionista y promotor cultural tapatío, Aurelio López Rocha, y consta de dos albergues, seis sitios de descanso, tres ermitas, tres miradores, una escultura de 18 m, diseminados a lo largo del camino y cuya función es asistir a los peregrinos con los servicios básicos y propiciar espacios de reunión, descanso y recogimiento. La presentación en la bienal consiste en una plataforma en la que se colocaron las maquetas de las obras y elementos emblemáticos relativos a la iconografía de la Virgen, entre otras curiosidades que no aportaban mayor interés, pero sí desviaban la atención del espectador que, muy posiblemente, no logró captar la magnitud de las propuestas arquitectónicas, ni siquiera en las imágenes que se mostraban en un deslucido video. Paralelamente a la Bienal y a la Mostra de Cine, en el marco de una organización caótica se presentó el documental de Cristian Manzutto que recoge testimonios de algunos peregrinos y muestra vistas del recorrido, y se editó un pequeño libro en el que aparecen magníficas imágenes del famoso fotógrafo holandés especialista en arquitectura, Iwan Baan, las cuales sí dan cuenta de la grandiosidad del proyecto, aunque a muchos visitantes nos quedó la duda de si estas arriesgadas y ambiciosas obras realmente cumplen con una función social o son simplemente bellos y distantes monumentos ajenos a las necesidades e interés de los caminantes. Los autores de las diversas obras que, en las fotos, lucen espectaculares, son: el célebre artista visual y activista político chino Ai Weiwei, los suizos Emmanuel Christ y Christoph Gantenbein, el chileno Alejandro Aravena, el taller suizo HHF, y los mexicanos Tatiana Bilbao, Derek Dellekamp, Rozana Montiel y Emiliano Godoy.


Torre David

La mayor polémica suscitada en esta Bienal fue la entrega del León de Oro al Mejor Proyecto a la instalación titulada Torre David-Gran Horizonte, una propuesta realmente original y conmovedora del estudio venezolano Urban-Think Tank en colaboración con el famoso crítico de arquitectura y editor británico Justin McGuirk, quienes incluyeron una muestra fotográfica del mismo Ewan Baan mencionado líneas atrás, y un video documental que ilustran el fenómeno social que se llevó a cabo en Caracas a partir de 1994, cuando el tercer rascacielos más alto de la ciudad, propiedad del Centro Financiero Cofinanzas, también conocido como Torre David, fue abandonado antes de su terminación a consecuencia de la gran crisis financiera. A partir de entonces, alrededor de 3 mil 500 personas se han instalado a vivir en lo que fuera la construcción en obra negra, creando una comunidad informal que ha devenido en una “favela vertical” que para muchos es símbolo del chavismo. Gran Horizonte es el nombre de un restaurante de comida criolla que muy oportunamente y con gracia caribeña se instaló dentro del Arsenale, como complemento a la muestra. Han sido numerosas las protestas, sobre todo del gremio de arquitectos, que reclaman al jurado haber premiado “la invasión, la ilegalidad y la informalidad”, en tanto que algunos venezolanos repudian “lo exótica y romántica que resulta para la mirada foránea la pobreza del país” (comentarios extraídos del blog de Torre David). Desde mi punto de vista, en una bienal de esta categoría, en la que obviamente se han de privilegiar el glamour y los proyectos excéntricos y egocéntricos de los arquitectos celebrities, es notable que se destaque una propuesta que habla de uno de los mayores dilemas del mundo actual que es la vivienda social. Es de esperarse que la polémica que ha desatado este relevante reconocimiento invite a una reflexión seria y profunda que derive en propuestas urbanas viables para una mejor condición de vida de nuestros millones de habitantes desprotegidos en los países tercermundistas. Es una urgente asignatura pendiente para todos los arquitectos que tengan un mínimo de conciencia social.