Directora General: CARMEN LIRA SAADE
Director Fundador: CARLOS PAYAN VELVER  
Sábado 15 de septiembre de 2012 Num: 915

Portada

Presentación

Bazar de asombros
Hugo Gutiérrez Vega

Bitácora bifronte
Jair Cortés

Dos poemas
Epaminondas J. Gonatás

Agustín Lara en blanco
y negro

Luis Rafael Sánchez

La estación de las lluvias
Jorge Valdés Díaz-Vélez

Elegía citadina
Leandro Arellano

De traición, insensibilidad
y muerte

José María Espinasa

Klimt, arrebato
y contemplación

Germaine Gómez-Haro

Horacio Coppola,
un artista de la cámara

Alejandro Michelena

Columnas:
Perfiles
Ilan Stavans

Las Rayas de la Cebra
Verónica Murguía

Bemol Sostenido
Alonso Arreola

Cinexcusas
Luis Tovar

Galería
Rodolfo Alonso

Mentiras Transparentes
Felipe Garrido

Al Vuelo
Rogelio Guedea

La Otra Escena
Miguel Ángel Quemain

Cabezalcubo
Jorge Moch


Directorio
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Jair Cortés
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twitter: @jaircortes

Armando Alanís Pulido y acción poética

Se cree, erróneamente, que la tradición poética en México está construida desde lo solemne, sin embargo existen ejemplos contundentes de que el humor es un elemento recurrente y de gran poder en la poesía mexicana: Salvador Novo, Efraín Huerta, Renato Leduc, Gabriel Zaid, Ricardo Yáñez y Ricardo Castillo son, entre otros, autores que en algún momento de su obra han utilizado el humor como recurso poético. Otra impresión que se tiene de la poesía mexicana es que sus formatos no rebasan el libro. Para desmentir lo anterior basta revisar la infinidad de bardas que refrescaron el decir poético desde la década de los sesenta. Siguiendo esta dinámica, que ya desde la antigüedad era utilizada para difundir mensajes de diversa índole, encontramos acción poética, un movimiento que consiste en pintar versos o frases en las bardas de las ciudades con el fin de captar la mayor cantidad de lectores-transeúntes posibles. Acción poética es un movimiento iniciado en Monterrey, Nuevo León, México, por un poeta nacido en esa misma ciudad en 1969: Armando Alanís Pulido, quien desde 1996 comenzó a publicar poemas emparentados con la antipoesía de Nicanor Parra o los poemínimos de Efraín Huerta. Respecto de acción poética, Alanís Pulido expresa:  “la idea es que la poesía sea parte del paisaje urbano, así, después de dieciséis años y más de 6 mil paredes que hablan, el proyecto se ha reproducido en varias ciudades del país y el extranjero”. Las “bardas pintadas” por Alanís Pulido aparecen, incluso, en un video musical del famoso grupo regiomontano Panda.

Desde su primeros versos hasta sus recientes libros publicados (que en total suman dieciséis), Alanís Pulido ha creado un modus operandi que busca mezclar elementos cuya referencia es inmediata en nuestro diario acontecer con aquellos temas constantes como el amor, la muerte, el tiempo, el narcotráfico o la televisión. Su poesía se alimenta de lo que aparentemente sucede en la rutina, pero el poeta imprime una carga de trascendencia que nos obliga a cuestionar la idea de la fugacidad para dar sitio a una reflexión profunda, a veces desde la risa, como en el poema “Esto no es un poema de amor, es algo más serio”: “El amor no tiene nada que ver con las canciones de José José./ Mil perdones, príncipe.”

Lo que encontramos en los libros de Alanís Pulido es también lo que se lee en las bardas que él mismo pinta: una realidad que creemos conocer, pero que a través de la poesía se revela compleja y laberíntica y que, en los medios expresivos de este autor, se vuelve asequible y se fija en nuestra memoria.