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La producción abarca desde los inicios del narco hasta su incursión en política y muerte

Polémica por el relanzamiento de la imagen de Pablo Escobar con teleserie en Colombia
Foto
Pablo Escobar Gaviria al mando de uno de sus lujosFoto Dpa
 
Periódico La Jornada
Domingo 19 de agosto de 2012, p. 25

Bogotá. La emisión de una serie de televisión y la publicación de un álbum coleccionable sobre la vida de Pablo Escobar han generado el resurgimiento de la imagen del narcotraficante más temido del siglo XX, quien al mando del cártel de Medellín llegó a poner en jaque al Estado colombiano.

Desde mayo pasado, la vida de Escobar comenzó a ser transmitida con detalles sobre sus gustos, su familia, sus amores, sus inicios en el narcotráfico, su entrada en la política, sus múltiples asesinatos y las acciones terroristas con las que sembró el miedo en la sociedad colombiana en los años 80.

Escobar, el patrón del mal, basada en el libro La parábola de Pablo, del escritor, periodista y ex alcalde de Medellín Alonso Salazar, es vista cada noche por millones de personas que reviven esa parte de la historia del país que dejó más de 10 mil muertos.

La reaparición de la imagen del narcotraficante, abatido en un operativo policial en diciembre de 1993, causa gran controversia en Colombia debido a que familiares de sus víctimas y algunos críticos consideran que la serie es una apología a la violencia.

El escritor y filósofo Jorge Yarce asegura que la producción no es más que un espectáculo y negocio televisivo que opaca las buenas intenciones de intentar que el país se purifique con la recreación de esos días aciagos.

“La narconovela logra magnificar el mito, prolongarlo y decir a la gente que tenemos un personaje tristemente famoso, al cual la televisión le dedica más esfuerzos que a contar la historia de los héroes de verdad, porque esos no dan audiencia. De nada sirve aprender del pasado con base en íconos de ese estilo”, dice Yarce.

Por el contrario, el senador Juan Manuel Galán, hijo de Luis Carlos Galán, asesinado por el cartel de Medellín en 1989, cuando era candidato presidencial, destaca y defiende la importancia de recordar esa parte de la historia para evitar que se repita.

El ejercicio de olvidar sólo conviene a los delincuentes y sus cómplices. El ejercicio de dejar en el pasado los episodios violentos de Colombia, no nos da el beneficio de pasar la página ni de liberarnos de ellos, por el contrario nos ata a la compulsión de la repetición, sostuvo Galán tras el lanzamiento de la serie.

El capo, nacido en 1949 en Rionegro, municipio del departamento de Antioquia, se ha convertido también en el protagonista de un álbum coleccionable de 20 páginas con imágenes de sus autos, sus viajes, sus propiedades y varias de sus víctimas, y que es distribuido en el nororiente de Medellín, donde Escobar hizo su reino.

Con la publicación pirata reapareció el miedo de varios analistas sobre la posibilidad de que niños o adolescentes, que consiguen con total libertad el cuadernillo, pretendan imitar al hombre que en televisión ven como un rey tapado en la plata y en el álbum como una especie de héroe.

Esa es la opinión de Luis Quijano, director de una organización no gubernamental que trata problemáticas donde el álbum está siendo distribuido, quien mostró su preocupación al considerar que la figura del capo sigue siendo fuerte en esa área de la capital de Antioquia.

Con una impresión de baja calidad y precio de 11 centavos de dólar, el cuadernillo ha llegado a los barrios donde Escobar era reconocido por los actos comunitarios que antes de su llegada al Congreso, en 1982, despertaron admiración. Muchos allí aún lo consideran un buen líder que cambió sus vidas para siempre.

La mayoría de niños y adolescentes del noreste de la ciudad, motivados por premios como balones de futbol y artículos tecnológicos, llenan día a día el álbum de ese personaje que poco conocen, pero que ven como un héroe, según el periodista Robinson Úsuga.

Para Úsuga, quien reconstruye a través del arte la memoria del país, la labor de enseñar la historia del conflicto armado interno y problemas como el narcotráfico está quedando en manos de los medios de comunicación y no en las de las escuelas.

Andrés Parra, el actor que personifica al capo en la serie, considera que los niños no deberían ver la producción porque lo que allí se relata es una serie para mayores de edad y los menores necesitarían explicaciones de sus padres para entender esa parte de la historia reciente que no vivieron.

La responsabilidad de lo que pueden ver nuestros hijos está en los padres, y me parece el colmo que además compren el álbum a sus hijos, afirma el artista.

Pese a que la alcaldía de Medellín está en desacuerdo con la distribución del álbum y funcionarios han pensado en ordenar su decomiso, las autoridades han admitido que no tienen argumentos jurídicos para sacarlo del mercado, lo que para algunos colombianos resulta incomprensible.