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El cineasta canadiense Philippe Falardeau estrenará mañana en México su película

Señor Lazhar presenta la migración como un encuentro con el otro

La cinta, postulada al Óscar a mejor cinta extranjera, es un homenaje a la profesión de maestro; sí, hay buenos y malos, pero quise destacar su labor de educadores, dice el realizador

Foto
El actor Mohamed Fellag en una escena del filme
 
Periódico La Jornada
Jueves 12 de julio de 2012, p. 8

El director canadiense Philippe Falardeau estrenará mañana con 14 copias la cinta Señor Lazhar. En entrevista el cinerrealizador dijo que lo más importante fue mostrar el otro lado de la inmigración, no como problema político, sino como un encuentro con el otro, conocer a quien no conocemos.

Señor Lazhar se desarrolla en Montreal, donde una profesora de primaria se suicida. Al enterarse por medio del periódico, Bashir Lazhar, inmigrante argelino de 55 años, asiste a la escuela para ofrecer sus servicios de maestro sustituto. Es contratado rápidamente, sólo para encontrarse en un establecimiento en crisis, mientras enfrenta una tragedia personal.

La diferencia cultural entre Lazhar y sus alumnos se vuelve clara en un ejercicio de dictado. Poco a poco aprende a conocer a este grupo de niños conmocionados pero encantadores, entre los que se encuentran Alice y Simon, dos carismáticos pupilos que han sido particularmente afectados por la muerte de su profesora. Mientras el grupo se recupera de la reciente pérdida, nadie sospecha que Lazhar corre el riesgo de ser deportado.

Señor Lazhar está basada en un monólogo teatral. Falardeau comenzó a hacer el guión de la película en su cabeza: como está basada en un solo personaje, imaginé como serían los demás. Cuando vi la obra me impresionó mucho el personaje, por su honestidad y dignidad ante el fenómeno de la inmigración. Para hacer la película pedí permiso a algunos maestros para compartir con los alumnos sus experiencias, que conjunté con mi experiencia personal de estudiante para crear los demás personajes que aparecen en la cinta.

El director canadiense dijo que la cinta ha recibido comentarios variados; por ejemplo, en Japón el tema de la inmigración en la película pasó desapercibido porque ahí no hay. Sin embargo, el tema de la muerte y el duelo colectivo llamó la atención. La película se tomó como una metáfora del duelo que se vivió en ese país después del maremoto, que causó la muerte de muchas personas, y lo compararon con el duelo colectivo que se presenta en la película. En otros países el tema del sistema educativo se comentó mucho, como el asunto de no poder tocar a los alumnos, no poder tener contacto físico. Elegí filmar en una escuela de clase media para no abordar otros aspectos sociales de la educación.

Sobre el tema de la violencia mencionó: “La película presenta dos tipos de violencia que se miran frente a frente: la política, que obliga al protagonista a exiliarse, y la sicológica, con la profesora que se suicida; la mejor forma de combatir esta violencia es hablando de ella, comunicando y no evadiendo los problemas.

Hay diferentes percepciones de la violencia del mismo filme. Creo que una vez que terminé la película, la interpretación es de quienes la ven; evidentemente en el contexto en que se mire la película tendrá un significado diferente; por ejemplo, si filmo a dos hombres besándose en Montreal seguramente no pasará nada, pero si los filmo en Teherán tendrá una connotación totalmente diferente.

El realizador señaló: En Occidente tenemos los mismos problemas en cuanto a la educación, como la reducción de los presupuestos y la presión de los padres de familia. Quería que la película fuera un homenaje a la profesión de maestro; sí, hay buenos y malos, pero quise destacar la labor que hacen de educadores.

Agregó: La realidad supera a la ficción y yo tenía dudas en mostrar el suicidio de la maestra, pero después de que se estrenó la película hubo el caso de una profesora que se prendió fuego en Francia en protesta por las condiciones de trabajo; eso fue más extremo.

Embarcado en las modas

Respecto de la percepción que se tiene del cine canadiense en el mundo, Falardeau consideró: Creo que hay una gran diferencia entre las películas de Canadá que se hacen en inglés y las que se hacen en francés. Las cintas que se exportan a veces no son las indicadas. También está el problema de que los grandes festivales internacionales crean tendencias; a veces ponen de moda la cinematografía mexicana o la israelí. No es muy prudente embarcarse en esas modas, como ha sucedido con el cine de Québec.

Señor Lazhar fue postulada a mejor cinta extranjera en los Óscares pasados. Falardeau confesó que posteriormente tuvo ofertas para filmar en Hollywood, pero no me interesa trabajar ahí a menos que sea una de James Bond... recibí varias ofertas, pero las rechacé, porque cuando filme en inglés quiero estar seguro de que sea el guión correcto y yo la persona ideal para dirigirla.

Del cine mexicano dijo: “Por el problema de la distribución sólo he visto Y tú mamá también y cosas que pasan por televisión... Creo que la Internet nos está ayudando a ver películas de otros países”.

Finalizó: Percibo que en general el cine de América Latina tiene gran carga social y política; afortunadamente esas cintas se pueden hacer en países donde pasan cosas, no como en Canadá, donde no sucede nada.