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Julio Rivarola, de Music Frontiers, participa en la Feria Internacional de la Música

El promotor es el eslabón clave en el camino hacia el escenario

La industria del espectáculo se encuentra en su momento cúspide; desde hace poco más de 20 años, enormes inversiones corporativas han creado una oferta prácticamente sin límites, comenta

Enviado
Periódico La Jornada
Lunes 4 de junio de 2012, p. a11

Guadalajara, 3 de junio. Dentro de las actividades de la segunda Feria Internacional de la Música se efectuó se efectuó el panel Promotores y mánagers en el siglo XXI: las rutas hacia el escenario, en el que Julio Rivarola, director de Music Frontiers, dijo: Hoy día la industria de conciertos y giras se encuentra en su momento cúspide en la historia; el desarrollo tecnológico permite la venta de boletos electrónicos de manera fácil, rápida y accesible, que se ha traducido en una oportunidad de negocio por sí misma. Enormes inversiones corporativas desde hace poco más de 20 años han creado una oferta de espectáculo prácticamente sin límites.

Dijo que la “fórmula por la cual un artista llega al escenario se debe a la configuración precisa de eslabones en el orden artista-mánager-booking-promotor. El artista tiene un representante que se denomina mánager; el booking es el que vende las fechas del espectáculo y sólo se comunica y negocia con el mánager. Él es quien tiene los clientes para vender el artista. Su cliente es el promotor. El booking trabaja y defiende los intereses de los dos extremos: artista y promotor”.

Ante 500 jóvenes reunidos en la sala Rita Guerrero de la Expo Guadalajara, Rivarola extendió: “El promotor es el que produce e invierte en el espectáculo y compra el artista al booking. Es el eslabón clave, ya que es el que pone el dinero y se arriesga, es el dueño de esa ‘intuición o corazonada’ que no se aprende en ninguna escuela, es la entidad más respetada y buscada por el mánager y el booking, pues si él no hay espectáculo”.

Éxito y proyección

Estos cuatro elementos, prosiguió, son los que configuran la estructura básica necesaria para que un artista llegue a un escenario. Todo artista que se precie de serlo debe tener un mánager, quien es su representante y en buena medida responsable del éxito y proyección de su carrera.

Rivarola señaló que mientras las grandes disqueras todavía siguen tratando de entender cómo funciona la Internet y la comprensión digital de la música, la industria de conciertos la ha superado, comprendió y aprovechó mucho antes que ellas la oportunidad, creando una gran paradoja en la industria: hoy se venden más boletos que discos.

Una paradoja aparente. Se vende poca música legalmente, dijo Rivarola, pero se distribuye de manera ilegal mucho más, imposible de cuantificar, en la que el artista y el creador son los más perjudicados en sus derechos autorales.

Por eso la industria del espectáculo en vivo se ha vuelto la fuente de ingresos más visible, directa y desarrollada. Tanto que recientemente las grandes disqueras, en su desesperación por mantenerse a flote, tratan de firmar con los artistas robándoles un porcentaje en taquilla. Por eso cualquier artista que aspire a tener una carrera eficiente, productiva y profesional en los escenarios y giras debe tener bien claro cómo funciona la estructura y hacer uso de ella.

Elección libre

En el panel también estuvo José Luis Cornejo, de la compañía Get In, quien dijo: “represento a una de las compañías transnacionales de las que se dijo que quieren robar a los artistas un porcentaje de sus ingresos, cosa que, por supuesto, no comparto... En nuestra compañía no somos mánagers de nadie; somos una agencia de booking y dejamos que los artistas elijan libremente a su mánager, pues será una de las personas más importantes en su carrera; es la primera que cree en ellos y en su talento. Nosotros sólo nos encargamos de comercializar estas habilidades”.

Otra parte del negocio de Get In, dijo Cornejo, es impulsar otros tipos de música, “comercializar artistas que no necesariamente están en nuestra disquera. En lo primero que nos fijamos es en que el artista tenga un lenguaje nuevo para contar las cosas, aunque eso es muy difícil de definir y es algo muy complejo; hay ingredientes como filing, güevos y credulidad, para al final traducir lo que una compañía de marketing hace en favor de un proyecto”.

Refirió: “Cuando vemos a un artista que nos gusta es algo indescriptible, que nace del corazón; es, efectivamente, esa emoción primera y el gusto por él, hay que sentarse con el artista para ver si tiene claro el camino que quiere para su carrera y ahí empieza la dificultad, porque mucha gente tiene la capacidad de componer y tocar o sólo las ganas de llegar, y a veces hace más el que quiere que el que puede. Seleccionar a un artista es difícil... porque al final el mejor cliente no es el que compra el disco o el boleto, ni es el que descarga la canción ni el que le pone un like it en el Facebook; el mejor cliente es el artista”.

El último en intervenir en el panel fue el mánager español Miguel Jiménez. Dijo: hay que definir los escenarios: el de madera es al que se sube uno a cantar y el del mundo que me va a escuchar. Para eso hay que analizar dos razones: la del compositor y la del mánager. El camino para llegar al escenario sería cómo nadar entre tiburones y salir ileso... para esto hay varias razones, pero el objetivo final del artista sería lograr trasmitir aquella realidad que él es capaz de ver de forma poética y que nos hace vibrar.

Resumió: “De todo lo que se ha dicho, lo único imprescindible es el artista y su música. Nosotros sólo cooperamos, damos cifras, tenemos datos y conocemos muchas anécdotas, pero no las protagonizamos. Por eso la palabra mánager, que viene de to manage, es el que consigue algo... O sea: el artista es quien trabaja aislado de toda la contaminación industrial para dedicarse a crear, a transmitir lo que quiere decir; el músico y sus canciones tienen el poder de llegar a la gente, no nosotros. Lo que buscamos es el artista perfecto”.