Directora General: CARMEN LIRA SAADE
Director Fundador: CARLOS PAYAN VELVER  
Domingo 3 de junio de 2012 Num: 900

Portada

Presentación

Bazar de asombros
Hugo Gutiérrez Vega

Letras adolescentes
Textos desde la Comunidad
de Diagnóstico Integral
para Adolescentes del DF

La poesía y el
poeta en Hidalgo

Ricardo Yáñez entrevista
con Omar Roldán Rubio

Columnas:
Prosa-ismos
Orlando Ortiz

Paso a Retirarme
Ana García Bergua

Bemol Sostenido
Alonso Arreola

Cinexcusas
Luis Tovar

La Jornada Virtual
Naief Yehya

A Lápiz
Enrique López Aguilar

Artes Visuales
Germaine Gómez Haro

Cabezalcubo
Jorge Moch


Directorio
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Jorge Moch
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Poderoso tuit

Para @mtaibo3 y @corbu000

Aunque he manifestado siempre mi aborrecimiento al colonialismo estadunidense debo admitir que gracias a internet, que es tecnología desarrollada a partir de un proyecto militar gringo de codificación y transmisión de datos, puedo ejercer con mayor agilidad el oficio de aporreateclas y monigotero en periódicos de papel o virtuales. Pero soy un usuario escéptico. Tuve, por ejemplo, una cuenta de Facebook y me pareció excesivamente gregario, una enorme olla de chismes, demasiada gente buscando divulgar banalidades propias y ajenas. Había comentarios hueros por todos lados, de cualquier cosa: las fotos de las vacaciones de cada usuario, las de sus reuniones de familia. Después de dos meses ya había visto todo lo que podía ver allí y cancelé mi cuenta. Abandoné Facebook; no lo he vuelto a usar, ni pienso hacerlo.

Por mucho tiempo escuché elogios sobre Twitter. Debo decir que cuando supe que se restringían los mensajes a 140 caracteres me pareció un poco tonto, un mucho arbitrario y sin embargo deseable para evitar tanta verborragia, porque el lado oscuro de las redes sociales es, precisamente, su mayor virtud: cualquiera puede decir lo que se le antoje. O casi.


Ilustración de Juan Gabriel Puga

Me llamó mucho la atención el papel protagónico que las redes jugaron en la primavera árabe y en la organización de las protestas en España contra las reformas neoliberales del dogmático Rajoy. Así que hace cosa de un mes, y no sin reservas, abrí mi propia cuenta de Twitter: @JorgeMoch, y me ha cautivado. A diferencia de Facebook, Twitter, como ya lo sabe mucha gente, tiene la característica de la inmediatez (y también el defecto de ser demasiado efímero). Se  “tuitea” (a partir de hoy le quito las comillas al verbo) para ser leído por otros usuarios en el preciso instante en que se hace clic, y lo de los 140 caracteres pues no obliga sino a ejercitarse cada quien en su propia capacidad de síntesis.

En medio del proceso electoral, las movilizaciones a partir del encontronazo del candidato del PRI con los estudiantes de la Ibero reivindican su pedigrí, su fuerza y autenticidad ciudadanas de movimiento nacido precisamente por las virtudes de multiplicidad con que se replica a sí misma la red social. La velocidad de réplica y diseminación ha rebasado por mucho la unilateralidad de la televisión. No bien un comentarista dice una mentira u omite una mención, ya está contrastado su dicho en las redes. Y el contraste se replica exponencialmente.

Me he metido de lleno, pues, a tuitear. Y me asombro cada día con los resultados, con la capacidad de incidencia y de diseminación de la información sobre eventos sociales y políticos de un entorno que hasta hace poco era refractario a las reacciones de indignación o regocijo de la gente; Twitter me parece una estupenda herramienta del activismo democrático, y vaya que lo ha demostrado.

Hace unos días policías municipales de Hermosillo recibieron de la alcaldía (habitada por un panista, no podía ser de otro modo) la orden –desproporcionada– de arrestar a unos miembros del Movimiento 5 de Junio, padres de los niños víctimas de la indolencia criminal que mató a cuarenta y nueve pequeños en el incendio de una guardería, por una pinta en la calle. La indignación del hecho dio inmediato paso a la acción. Algunos periodistas conseguimos las cuentas de correo de Javier Gándara, el alcalde panista y de Guillermo Padrés, el gobernador (de extracción priísta) de Sonora y en minutos les cayó una cascada de cientos o miles de mensajes de ciudadanos encabronados que exigíamos la inmediata liberación de los afectados. Creamos el hashtag #LiberenPadresabc y entre la presión ejercida en las redes y su traducción a las calles, teléfonos y medios nacionales, en cuatro horas los padres detenidos fueron liberados. Entonces me di cuenta de la incidencia real de los tuits, de su poder de convocatoria, de su activa preponderancia en la vida nacional y concretamente en la supervisión ciudadana de lo que queremos todos: elecciones limpias, sin Hildebrando metiendo la pezuña en el conteo de votos y sin pifias de 0.56 por ciento ni frases estúpidas como “haiga sido como haiga sido”.

Twitter democratiza la vida nacional al grado de que quien no participa se excluye, y los funcionarios lo saben y se ven obligados a abrir esos canales antes impensables de comunicación directa con la ciudadanía. Esto los saca de sus nichos de confort, nos los pone al alcance de un tuit, de nuestro enojo justiciero o de nuestra ocasional solidaridad. Con Twitter, el que se lleva se aguanta.