Directora General: CARMEN LIRA SAADE
Director Fundador: CARLOS PAYAN VELVER  
Domingo 3 de junio de 2012 Num: 900

Portada

Presentación

Bazar de asombros
Hugo Gutiérrez Vega

Letras adolescentes
Textos desde la Comunidad
de Diagnóstico Integral
para Adolescentes del DF

La poesía y el
poeta en Hidalgo

Ricardo Yáñez entrevista
con Omar Roldán Rubio

Columnas:
Prosa-ismos
Orlando Ortiz

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Ana García Bergua

Bemol Sostenido
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Ana García Bergua

De amor y suicidios

El amor es un globo azul que nos recuerda las ilusiones abandonadas y a veces, sólo a veces, nos pone de nuevo la oportunidad ante los ojos. El amor son las soñadas chicas santaclós que bailan el tubo en el Metro y también proporcionan despertares atroces. El amor es una escapatoria providencial por la que cambiamos nuestra identidad y nuestro destino. El amor tiene la edad de quien se ama y a veces nos deja por alguien totalmente distinto, aunque de nuestra misma edad. El amor es algo aterrador que cruza una zona luminosamente oscura sobre las rodillas temblorosas de un padre. El amor se suicida para matar el alma. El amor es un lugar lleno de texturas, aromas y sueños que sólo nos dura un año. El amor es el vestido vaporoso rojo de mamá sobre mi cuerpo de hombre. El amor es un capítulo de Rayuela. También es una bolsa con una lagartija y una fábrica de puertas que se quedan abiertas. El amor es, tan sólo, una película que siempre evocamos. El dilema del amor es tener al otro de sombra o ser la sombra de otro. El amor es dejar de ser quien eres para suplantar a otro. El amor es el amor que fue y nos roe por dentro para siempre, o una planta que nos devora. El amor es un espejo en el que se refleja alguien más. Es también tener en el vientre un renacuajo asustado. El amor es una sirena y un perpetuo suicidio.

La foto de una sirena ilustra la portada de Amor y otros suicidios, de Ana Clavel (Ediciones B); es una imagen muy atinada porque este es un libro de cuentos sirenescos, es decir, que los podrían haber contado las sirenas, pues son cuentos un poco engañosos aunque siempre seductores. Son cuentos en los que el amor es todo menos aquello que siempre nos imaginamos, pero sobre todo es lo que perdemos. Y la maravilla de estos cuentos es que esa cosa profunda, suave, siniestra, aterradora, explosiva, ilusionante, dulce, acuática, animal, vegetal y mineral, sigue siendo, todo el tiempo, el amor.

Hablaré de mis cuentos preferidos –y no por ello se vale comenzar el libro por este o aquel, pues están meticulosamente arreglados y dispuestos, como el joyero de una sirena: desde luego está “Turbias lágrimas de un simple durmiente”, el cuento de un hombre que prolonga el sueño cinematográfico del amor en el camino a casa, negándose a despertar. También me gustó muchísimo “Amoransia”, sobre un hombre que tiene una vida aparentemente dichosa y ordenada, y de repente el recuerdo del amor lo hace perder piso, lo abisma, tal como le pasa al capitán Aguirre, tan lector y tan callado, del cuento “Su verdadero amor”, drama campirano de la época de la Revolución con todo y final chocarrero. Otro cuento inolvidable es “De lagartos y sabandijas”, el que protagonizan una niña y un negociante de puertas llamado James, a quien, como dice el cuento, la vida se le presenta con la figura de un hombre llamado Gerardo Palacios. Las niñas aparecen por todos los cuentos de Ana Clavel: en muchos casos son violentas, seducción que aterra, pero también testigos y también espejos, como la niña del muy conmovedor “Cuando María mire el mar”, en el que la María del cuento tiene que dormir con una niña que la confronta en su condición de embarazada que no quiere estarlo. Así como se siente esta María se sienten muchos de los personajes de Amor y otros suicidios: incómodos, observados, confrontados. Y en ellos el deseo y el amor surgen de los lugares menos pensados, de un cruce de caminos que trae una revelación, de un interior acallado por los años o de otra u otro que de repente los acaricia. El deseo en estos cuentos es una flor, una planta carnívora, una lagartija, un centro luminoso e iridiscente que de repente estalla.

Las historias de este libro son como el misterioso departamento del señor Múkar en el cuento “En un rincón del infierno”, hecho de líquidos, luces, gasas y árboles que proporcionan una delicia a ratos angustiosa. Cuesta mucho salir de él y no sentirse acariciada y seducida por los personajes de curiosos nombres: Clarimonda, la planta, el señor Múkar, la muchacha que es Eva y Ava, la misteriosa adivina de circo Madama Theljú, la caprichosa prima Dileana, la sirena que sólo se pesca mediante el anzuelo de un peine de carey. En estos cuentos juguetones, a ratos sádicos y siempre sonrientes, Ana Clavel nos vuelve a sorprender con la ejemplar delicadeza de su escritura para revelarnos nuestros propios mundos submarinos de amor y deseo, mundos que nos atrapan como las sirenas a los marineros.