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El cantaor Chico Ocaña presenta en la FIM su disco reciente, Canciones de mesa camilla

El flamenco no debe ser puro, sino natural, y eso se lo han quitado

Defiendo al género porque ya no hay cantaores, sino cantantes, ni bailaores, sino danzantes

Santiago Auserón, de Juan Perro, dedicó su concierto a Compay Segundo y The Clash

Enviado
Periódico La Jornada
Domingo 3 de junio de 2012, p. a17

Guadalajara, 2 de junio. Una de las figuras importantes en la segunda Feria Internacional de la Música (FIM), que se celebra en Guadalajara, es Chico Ocaña, quien después de Mártires del Compás –su banda anterior–, visita México como solista para presentar su reciente producción, Canciones de mesa camilla, con la que regresa “a mi estructura emocional, a las raíces del flamenco.

Soy un investigador del flamenco y me gusta defenderlo ahora que todo mundo lo agrede. Es una acción/reacción que no se puede enlatar, que no se puede empaquetar, porque el flamenco es tan libre como el aire, que en el momento en que lo embotellaron sólo sirvió para irse al fondo del mar.

¿Qué pasó con Chico Ocaña después de su separación de Mártires del Compás? Dice: “Pasa lo que quieres que pase. Nunca he estado solo. Nací mellizo, lo que he hecho es cambiar de banda y de nombre. Comencé a llamarme Ancho Arreco cuando vivía en San Roque, Andalucía, al lado de Londres, el paso de Gilbraltar y frente a África. Mi primer grupo se llamó Ancho Arreco, que era punk y cantábamos en espanglish; luego me dediqué exclusivamente al flamenco y después, por la influencia musical, inventé el flamenco billy, que es acercar el flamenco al blues, jazz, rocanrol... En el flamenco billy no hay partituras, sino que tiene una medida libre y habla de esas cosas de la vida, de lo que te gusta, lo que no, lo que te molesta, los que te traicionan y los aciertos que he tenido”.

Mesa camilla

Respecto de Canciones de mesa camilla, Chico Ocaña dice: “Vuelvo a las raíces del flamenco billy con un apuesta casi acústica. En Andalucía la mesa camilla es: en torno de una mesa ponemos un bracero y la familia se reúne a comer, a interpretarse, a dialogar y contar; por eso en ste disco hablo de mí, antes hablaba de lo que veía o vivía. Con este disco han pasado muchas cosas: nació mi hija, la ruptura con Mártires, con toda la gente que se ha portado mal conmigo. Lo bien que me he portado yo, también está en este disco. Soy honradamente trasparente con la música, con mis amigos y con el amor”.

Chico Ocaña, agrega: Los discos los grabo al revés. Todo mundo graba los instrumentos primero y al final la voz; yo, primero la voz, acompañándome con las palmas y después meto la guitarra porque al no tener ningún instrumento todo lo construyo mentalmente y llego con los músicos les canto el tema, les doy la arquitectura, el esqueleto para que ellos la decoren, la vistan.

Se le insiste a Chico Ocaña en que básicamente en México se le conoce como intérprete de rock flamenco. Responde: Vengo del flamenco, ahí está en mi ADN y no lo puedo desechar; ahora mismo me gustaría ser un hip hopero o rapero, pero debido al registro vocal mi vida es el flamenco. Soy un investigador y me gusta mucho defender (este género).

Considera que actualmente no hay un resurgimiento del flamenco en el mundo sino que “el flamenco, que según está resurgiendo, es uno que no es flamenco. Ahora mismo no hay cantaores representativos, la guitarra va por un lado, el baile por otro y el cante... No hay individuos que sirvan para cantar con los buenos guitarristas que existen, quienes a su vez son concertistas y no tocadores; ahora son danzantes, pero no bailaores, y ya no son cantaores sino cantantes. Lo que están vendiendo como flamenco –incluida la Unesco– es humo, mucho humo y eso le ha hecho mucho daño al flamenco porque no hay nadie que represente lo que son sus 36 estilos o palos diferentes.

Foto
Chico Ocaña participó en la segundo jornada de la Feria de la Música, que se lleva a cabo en Guadalajara

“Eso es lo que hemos perdido porque ha venido la Unesco y nos ha puesto un sello de ‘inmaterial’, que significa que le ponen un sello para vender lo que sea como flamenco... Mi estructura de canción es de cante, la métrica de los versos es de cante, porque el flamenco no debe ser puro sino natural y eso se lo han quitado.”

En la segunda jornada de la FIM en Guadalajara, la actividad principal se concentró en Juan Perro, quien dio un concierto en el Teatro Diana de varias aristas: un homenaje a Compay Segundo, Joe Strummer, diálogo musical con el público, set acústico y eléctrico, aullido colectivo de la jauría reunida en el inmueble, palomazo con José Fors y mucho rock.

Antes de la salida de Juan Perro se presentaron a escena Los Perros Impostores –así bautizó José Fors a la banda que formó para tributar al invitado de esa noche–, con unas cuantas piezas para que el tapatío confesara que Juan Perro es uno de los músicos que admiro profundamente. Los impostores salieron airosos y se les vería de nuevo en el escenario.

Después, Santiago Auserón, nombre verdadero del zaragozano, comenzó con A cara o cruz, tema emblemático de su otrora banda Radio Futura, lo que preludió una velada muy festiva, aunque rápidamente se desmarcó y explicó al público que defendería sus canciones nuevas por sus chicos; además aprovechó para dar las gracias a los asistentes y a los organizadores de la feria, luego de afirmar que se conoce a Guadalajara como el faro de la cultura en español... aquí no hay un público masivo, pero sí selecto.

Y así comenzó el deleite auditivo donde hubo, en cada canción un preámbulo para entender a cabalidad lo que Auserón cantaba, como en José Rasca. Ésta se la compuse a un gran músico que llegó a Madrid, quien queriendo pasar inadvertido iba vestido todo de rojo y cargando un morral que decía The Clash. Así era Joe Strummer y con él visitamos muchos bares de Madrid.

También recordó en El ala rota a Francisco Repilado; como decía Compay Segundo se hará lo que se pueda. Asimismo, llegaron temas como Mirlo negro, Ámbar y Malasaña.

Después, el encore donde primero con su banda Santiago Auserón cantó algunos temas de viejos, entre ellos La negra flor en versión rumba, para luego explotar, junto con Los Perros Impostores, algunas de las canciones más queridas de Radio Futura, que están tatuados en la dermis, epidermis y corteza cerebral.