Política
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Los de entonces no somos los mismos

El ocaso de Onésimo; las angustias de candidatos

O

ficinas de la coordinación de edición de La Jornada. Domingo 6 de mayo. Noche. El señor Zaldúa hace esfuerzos inauditos por dejar legible la entrega de esta columneta, correspondiente al día siguiente.

Oficinas de la Secretaría de Comunicación Internacional Vaticana. Lunes 7. Madrugada. Una joven monja de la orden del Sagrado Corazón (como buenas ignacianas, es decir, jesuitas, son de las más ilustradas), nerviosa y urgida le presenta un e-mail a monseñor Albertico, jefe del tercer turno de esa secretaría. Un solo vistazo le hace comprender la importancia del texto que, gracias a su hacker que labora en la nunciatura en México, han podido interceptar. Corre hacia la alcoba de su Santidad, los guardias suizos le franquean la puerta y, aunque sabe que está dentro de sus privilegios despertar al Papa (sin acento, discreción), vacila. Benedicto duerme como un bendito. ¿Los papas soñarán? No creo. Los sueños son placenteros, lúdicos y ellos no se permiten esas veleidades, ahora sí, que ni en sueños. ¿Pesadillas? Esas, inevitables. Por ejemplo: se le aparece el reverendo Maciel (rodeado de angelitos, por supuesto), y le reclama: ¿No habíamos quedado que el supérstite (superviviente) entre nosotros tramitaría fast track (rápido, di’a madre) la canonización del de cujus (difunto)? O, Heinrich Himmler, fundador las SS, quien airadamente le increpa por el ineficiente lustrado de sus botines. Las campanadas llamando al Ángelus de las 6 resuelven el problema. Albertico muestra el pasquín (La Jornada), en que se atreven a comparar a Savonarola con don Onésimo, y su Santidad exclama: –¡En la madre (por supuesto) santísima! Hay que detener ese rumor o resultará muy difícil cumplirles a los dominicos la promesa de reivindicar y canonizar a su maestro. Monseñor: encárguese de que la jubilación de don Onésimo se tramite con esta fecha. –Pero, su Santidad –se atrevió a balbucir Albertico–, ¿y si el obispo Cepeda nos provoca una fuga de divisas? Ya sabe usted como se las gasta. –Pierda cuidado Albertico, el plan B incluye el nombramiento del ex obispo Cepeda para que se encargue de la restructuración del Instituto per le Operi di Religioni, (aquí entre nos, Banco del Vaticano), acuérdese que éramos de los socios principales del Banco Ambrosiano. –Lo recuerdo, ha sido el mayor escándalo financiero de la historia de la Santa Sede. Se le acusó de ligas con la mafia, con los escuadrones de la muerte y con paramilitares de América Latina, de lavado de dinero, etcétera. –Lo sé, lo sé, Albertico, pero Onésimo está preparado ya para las ligas mayores. ¡In God we trust! ¡Felicidades One!

¿Y el premio? Ahora sí que ni competencia hubo cuando se anunció la cualidad que se exaltaba: la humildad. Las propuestas fueron increíblemente unánimes. Explicaré el nombre del premio, el del ganador no la necesita.

A finales del siglo XVIII, en Alemania, nacieron los hermanos Jacob y Wilhelm Grimm, autores de los más famosos cuentos infantiles. Para mí un par de sicópatas que en la actualidad serían creadores de los videojuegos más sangrientos del mercado. En Blanca Nieves, de su autoría, la Reina/madrastra mujer orgullosa y llena de vanidad, tenía un espejo mágico al que siempre le preguntaba: Espejito mágico, espejito de oro: ¿quién es la más bella de todo el contorno?.

Pues de aquí surge el nombre del premio de esta semana: Espejito, espejito. Fundamento: frente a un espejo múltiple, juvenil, integrado por alumnos de la Universidad del Valle de México, un sucesor de la reina/madrastra preguntó: ¿Ustedes creen que la democracia, perdón por la ARROGANCIA y la SOBERBIA, sería mejor sin mí en el debate y sin mí en esta universidad? Dándole madruguete al espejito, Gabriel Quadri se respondió: ¡Nooo! ¿Lo merece o estoy generoso?

Este candidato es un pequeño Iscariotito empeñado en negar a su maestra (más de tres veces), aprovechando que el gallo ha estado afónico. Pero de este gran mimo ya hablaremos más adelante, por ahora no le agüemos su justo reconocimiento.

Con la solvencia que me da tener en mi prosapia, en mi linaje espiritual y de los afectos, inscritos nombres como los de Jesús María Echavarría y Luis Guízar Barragán, obispos de la diócesis de Saltillo. De sacerdotes como el padre Secondo, monseñor Torres Hurtado, Humberto Molina, Usabeaga, Luis Fernando Nieto, Humberto González, y aquí en México los de fray Alberto de Escurdia, Tomás Allaz y el rojo obispo don Sergio Méndez Arceo, auténticos cristianos, predicadores del Evangelio con su vida y acciones cotidianas, expreso mi indignación y rabia ante la degradación de que está siendo objeto Alejandro Solalinde. ¿Cómo puede ser posible que un gobierno que insiste en mantener al Ejército y Marina nacionales en las calles de múltiples ciudades, en una guerra de permanentes partes victoriosos, no pueda garantizar la seguridad de un humildísimo pastor de Cristo que ha dedicado su vida a la salvaguarda de las vidas de los más pobres de los pobres? El exilio voluntario (?) de Solalinde será un baldón, más allá del anhelado primero de diciembre.

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De manera inusitada, el papa Benedicto XVI aceptó la renuncia del obispo de Ecatepec, Onésimo Cepeda, sin que se designara un sustitutoFoto Guillermo Sologuren

Escribió Paz que Rubén Darío había sido, sin lugar a dudas, el fundador del Modernismo. Darío, como nadie, reanimó y devolvió vitalidad a nuestro idioma. Sacrílegamente me atreví a entresacar algunos renglones de su bella sonatina. Los textos son absolutamente fieles, sólo alteré el orden para explicarme mejor. De todas maneras, ¡perdón por el atrevimiento!

La princesa está triste… ¿Qué tendrá la princesa?/ Que ha perdido la risa, que ha perdido el color/ Parlanchina la dueña dice cosas banales/ La princesa no ríe, la princesa no siente/ Ya no quiere el palacio, ni la rueca de plata/ La princesa está triste, la princesa está pálida/ ¿Qué tendrá la princesa?

La verdad yo ni imagino qué podría tener la famosa princesa, pero sí sé que la candidata más que triste está que se la lleva la tristeza (hay una gran diferencia ontológica). Un trilema la acogota: ¿Felipe de Jesús me quiere ayudar, me está chamaqueando o todo lo contrario? Devanea: obviamente no me quiere ayudar: me mandó a Gil, a Molinar, a Lozano. Sí quiere, reconsidera: Margarita cada día me acuerpa más. Analicemos: Felipe de Jesús lanzó de candidato al gobierno de Coahuila, y con todo su apoyo, al senador Anaya, su ahijado consentido. Moreira lo barrió. A Luis Felipe Bravo Mena lo quitó de embajador y lo hizo su secretario particular (¿premio, castigo?). Lo envió luego de candidato al estado de México. Quedó en tercer lugar. Al joven Gil lo adoptó como secretario particular y pronto lo proyectó como candidato a presidente de su partido (¿dónde dijimos que trabajaba?). Pues perdió. Lúcido estratega como es, desparramó sus fichas y sacó sus mejores cartas para la grande, entre ellas un alma de Dios, un político nonato: su delfín Cordero (más lo segundo que lo primero), y para equilibrar, héte que se le ocurre, a fin de motivar el voto de todos los trabajadores, promover la candidatura de don Javier Lozano, el gamberro mayor de su equipo. Estoy convencido que éste puede ser considerado el primer bully nacional, en el colegio, por supuesto no mixto, en que cursó su primaria. No se culpe a nadie, menos a mí, por un doble tropezón, pero su dupla, perdió. El señor Lozano por default. Desde el trampolín de la Secretaría de Salud, con toda la fuerza del Ejecutivo llegó como precandidato a Guanajuato el doctor José Ángel Córdova y ganó… Pero la Secretaría de Educación. Porque en su estado, ni pintó. Pienso que él ya lo sabía, porque en todas las fotos lo he visto con una cara a punto de soltar el llanto. Lo de la señora Cocoa, su hermana, no quisiera ni tocarlo. Estoy seguro que si Castillo Peraza viviera, con su sabiduría peninsular le habría aconsejado: Mira, linda hermosa, hasta Diego, con lo que se odian, te cumpliría más que tu hermanito.

A ver, ¿si usted estuviera en los zapatos de la candidata no lo devoraría la angustia? Cada noche, convulso y sudoroso no se preguntaría, como ella: ¿Cuando Felipe de Jesús me arrejuntó con Peña Nieto (aunque fuera en las encuestas), lo hizo por balconearme, por convertirme en blanco obligado de todos los tiradores? ¡Virgencita de todas las viudas! ¡Santa Rita de Casia, patrona de las que tanto hemos merecido serlo! Háganme el milagro de que sea por eso. ¿Pero, si Felipe de Jesús en verdad ha decidido que el PAN debe ganar aunque sea conmigo, si después de la comunión papal ha transformado sus rencores en militancia y está decidido a poner a mi servicio toda su experiencia, conocimientos, prestigio, carisma, si de verdad soy su candidata, que me espera? Nooo por favor, Dios mío: ¡No hagas viudo a Sergio (cónyuge supérstite), el primero de julio!

Pd. El día que se escribió esta columneta, la prensa dio a conocer: tras su última misa como obispo, Onésimo ofrece comida para 5 mil personas. En ella, anunció que aceptará una invitación para dedicarse a predicar en Nápoles, Cerdeña y Sicilia.

(Coppola y Puzo, tras los derechos)