Directora General: CARMEN LIRA SAADE
Director Fundador: CARLOS PAYAN VELVER  
Domingo 20 de mayo de 2012 Num: 898

Portada

Presentación

Bazar de asombros
Hugo Gutiérrez Vega

Huir del futuro
Vilma Fuentes

Palabras para recordar a Guillermo Fernández
Marco Antonio Campos

Nostalgia por el entusiasmo
José María Espinasa

Cali, la salsa y
otros placeres

Fabrizio Lorusso

John Cheever: un neoyorquino de todas partes
Leandro Arellano

Reunión
John Cheever

Carlos Fuentes en la
última batalla

Antonio Valle

Carlos Fuentes,
los libros y la fortuna

Luis Tovar

Leer

Columnas:
Jornada de Poesía
Juan Domingo Argüelles

Paso a Retirarme
Ana García Bergua

Bemol Sostenido
Alonso Arreola

Cinexcusas
Luis Tovar

La Jornada Virtual
Naief Yehya

A Lápiz
Enrique López Aguilar

Artes Visuales
Germaine Gómez Haro

Cabezalcubo
Jorge Moch


Directorio
Núm. anteriores
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Foto: Damian Dovarganes

Carlos Fuentes en la última batalla

Antonio Valle

Carlos Fuentes inició un recorrido insólito el martes 15 de mayo. Un parte médico dice que esa mañana despertó con malestar, se bañó, tomó algo de líquidos, tal vez vomitó y luego perdió la conciencia. A partir de ese momento, sin que ninguno lo supiera, los mexicanos estábamos a punto de entrar en una vorágine de noticias, anécdotas y recuerdos del autor. Es probable que como Palomar, personaje inexistente de Italo Calvino, Carlos Fuentes comenzara a soñar con una situación fantástica en la que él mismo participaba de una historia inexplicable. Tal vez ese caballero inexistente podría ayudar a que nuestro país trascendiera una historia plagada de tristezas y derrotas, como el mismo Fuentes afirmaba.

Carlos Fuentes acaba de entrar en shock. Se desliza suavemente hacia una zona donde percibe que quienes escriben acerca de él se encuentran consternados. Por ejemplo, no creo que le guste nada la analogía que estuve a punto de hacer entre  su viaje “al más allá” y el paseo estoico de El caballero, la muerte y el diablo, ese grabado de Alberto Durero que recientemente comenté en un ensayo para celebrar el medio siglo de la aparición de La muerte de Artemio Cruz. Seguro debe pensar que le vendría mejor una aproximación con el Caballero de La Mancha, ese personaje que tanto amó y con el que compartía un carácter alegre e ingenioso. Pasan cientos de fotografías y tomas de video en la tele. Carlos Fuentes se ve muy divertido. Mientras tomo nota para hacer la crónica de esta muerte inesperada y triste –pero gloriosa por la respuesta social y el barullo que provoca–, busco En esto creo, esa especie de autobiografía  espiritual, para ver si logro hacer menos forzada y dramática la glosa.

“Lo que no tenemos lo encontramos en el amigo”: línea que me hace recordar Aura; entonces yo tenía catorce años. Era un libro secreto que había escrito “mi amigo” Carlos Fuentes.

“…el amor es como los ríos ocultos y los surtidores sorpresivos de Yucatán”. Hace unos días conversaba con Sarita Poot del sentimiento amoroso que Fuentes imprimió en sus personajes, incluido un bandolero irredento como Artemio Cruz. Es asombrosa la definición de amor como prodigio peninsular y subterráneo.

“–Siempre tres, dijo el poema de José Gorostiza, –Muerte sin fin.– Tú y yo, sitiados en nuestra epidermis, llenos de nosotros. ¿Quién es el tercero? ¿Es el semejante? ¿Es Dios? ¿Es el otro?” Epígrafe colocado en La muerte de Artemio Cruz. Gran definición del maestro; pero justo hoy me doy cuenta de que el tercero también es el mismo Carlos Fuentes; es él y Gorostiza y son sus amigos: Monsiváis, García Márquez, Cortázar, José Emilio y Álvaro Mutis… Ellos nos han ayudado a soportar la experiencia de la muerte pero, sobre todo, la experiencia de la vida.

El día que murió Fuentes, el diario Reforma publicó su texto titulado Viva el socialismo… En ese artículo, Fuentes da cuenta de la alegría que le provoca el avance de las fuerzas progresistas. Es evidente la fidelidad que siente por el pueblo francés que tanto quiso. Ahí apunta que el expresidente Sarkozy ha hecho patente el profundo desprecio que siente por la gente de la calle: “Cállate, pendejo”, le dice a un ciudadano opositor. Como en la película Twilight Zone, ese día al avión donde volaba François Hollande, el presidente socialista electo de Francia, le cayó un rayo y hace dos años que Gustavo Cerati entró en coma.

En twitter, las ideas van de las fantásticas condolencias institucionales a las expresiones auténticas de los lectores.

Literatura y política

Sus cuentos, ensayos y novelas forman parte del canon literario de México y de Iberoamérica. Aunque sobran los envidiosos, en la república local de las letras no hay manera de que prenda el ninguneo. Intentan  descalificar al maestro sobre todo por la derecha, aunque no faltan los iletratti rojos. A pesar de la crítica ideológica, hace un mes y medio Fuentes aseguró, en una entrevista para La Jornada Semanal, que era un hombre de izquierda. Sus declaraciones ponen en jaque al aparato político más añejo y a los ortodoxos. Dice: “La nación es fuerte si encarna en su cultura. Es débil si sólo enarbola una ideología.” “Nuestro dilema es que para vencer al mal, el bien debe conocerlo. Conocerlo sin practicarlo. ¿Exigencia para santos?” En la cultura y la literatura mexicana, ¿de qué lado están los santos, de qué lado los demonios?

También ha escrito que “si la obra fuese perfecta, sería divina: sería impenetrable, sagrada. La muerte nos dirá lo mismo de la experiencia”. Ha muerto Fuentes; su obra no es perfecta y tampoco impenetrable. ¿Qué opinan sus experimentados y vivos detractores?

Los jóvenes

Apoyó a los muchachos de hace cincuenta años y a los de  hoy. Es probable que los chicos de mañana descubran en Fuentes a un amigo. Su obra más importante fue construida con grandes dosis de imaginación y ese combustible siempre lo agradecerán los jóvenes. “Para que la cultura viva, son indispensables espacios universitarios en los que prive la reflexión, la investigación y la crítica, pues éstos son los valladares que debemos oponer a la intolerancia, al engaño y a la violencia.” Materia de análisis en un tema evidentemente apremiante, no para los insensibles políticos profesionales, sino para los muchachos del país.

Fuentes se dispone a dar la última batalla

“Desaparecimos del mundo. Regresamos a la tierra. De allí saldremos a espantar. Es decir: hablaremos.” Como Faulkner, Fuentes desarrolló el mismo tema trágico: “la restauración de la comunidad dividida, no por la historia, sino por hombres y mujeres que ya han dividido sus tierras y sus almas”.

“Soñamos hacia adelante, pero también hacia atrás. Deseamos en ambos sentidos.” Dejo de especular, es decir, aplazo el relato de mi mejor deseo para otra historia. Salgo rumbo al homenaje de cuerpo presente que le rinden sus lectores. ¿Sabrá Carlos Fuentes en qué terminará la bulla que comenzó a mediodía del martes?