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Fijaré las prioridades pero no decidiré todo, para todos, en todas partes, dice en el Elíseo

Hollande toma distancia de Sarkozy en cuanto asume el poder en Francia

Hace lo que se esperaba hace años: pone en primera línea educación e investigación científica

Nombra a Jean-Marc Ayrault primer ministro; se encargará de formar el nuevo gabinete

Un rayo alcanza al avión en el que se dirigía a Alemania tras ser investido como presidente

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Francois Hollande, presidente de Francia, y su primer ministro, Jean-Marc Ayrault, ayer tras la ceremonia de investidura en el Palacio del Elíseo, en ParísFoto Reuters
Especial para La Jornada
Periódico La Jornada
Miércoles 16 de mayo de 2012, p. 30

Burdeos, 15 de mayo. El día habría podido terminar en tragedia. El avión en el que volaba el nuevo presidente de la república francesa, Francois Hollande, rumbo a Alemania para un primer encuentro con la canciller Angela Merkel, fue alcanzado por un rayo. Tuvo que regresar al aeropuerto de Villacoublay para cambiar de aeronave.

El día había empezado bastante tranquilo. Por la mañana, el Citroën DS5, un automóvil híbrido y ecológico construido en la fábrica Peugeot-Citroën de Sochaux, en el este de Francia, había recogido a Francois Hollande y su compañera, Valérie Trierweller, en su departamento del distrito 15 de París. Como estaba previsto en el protocolo, a las diez en punto entró al patio de honor del Palacio del Elíseo.

El presidente electo, con su corbata azul oscuro ligeramente chueca, caminó sobre la alfombra roja hasta llegar al pie de la escalera donde lo esperaba el presidente saliente, Nicolas Sarkozy. Los dos hombres se encerraron, solos, durante más de 40 minutos para una plática de la cual nada se sabrá. Al terminar el encuentro y después de reunirse unos minutos con la esposa de uno y la compañera del otro, Sarkozy, de la mano de Carla Bruni, salió del palacio donde gobernó Francia durante cinco años.

A las 10:45 de la mañana, Hollande fue declarado oficialmente presidente de la república francesa por el presidente del Consejo Constitucional, Jean-Louis Debré. En su discurso, frente a los invitados a la toma de posesión, el presidente Hollande puso énfasis en la necesaria confianza y la indispensable justicia para gobernar el país. Pero, su discurso, en el cual llamó a la unidad nacional, fue, con todo y las apariencias, uno de los más feroces contra Sarkozy.

“La primera condición del regreso de la confianza es la unidad de la nación, sostuvo Hollande. Nuestras diferencias no tienen que hacerse divisiones ni nuestras diversidades, discordias. El país necesita sosiego, reconciliación, unidad… ” Añadió: lucharé contra el racismo, el antisemitismo y todas las discriminaciones. Y prometió: fijaré las prioridades, pero no decidiré todo, para todos, en todas partes. Conforme a la Constitución, el gobierno conducirá la política de la nación, el Parlamento será respetado en sus derechos, la justicia dispondrá de todas las garantías de su independencia. El poder, en la cumbre del Estado, se asumirá con dignidad y sencillez.

Sin mencionarlo nunca, fue una requisitoria sin piedad contra el ex presidente. Y al final, la estocada, con un inusual reconocimiento a cada uno de los que fueron presidentes de la V república: Charles de Gaulle, grandeza y soberanía de Francia; Georges Pompidou, el reto industrial; Valéry Giscard d’Estaing, la modernización de la sociedad; Francois Mitterrand, las libertades y los avances sociales; Jacques Chirac, los valores republicanos. Pero, cuando llegó a Sarkozy, sólo externó deseos para la nueva vida que se abre para él.

Terminada la ceremonia en el Elíseo, empezó la tradicional subida de la avenida de los Campos Elíseos, en un carro abierto, de pie, bajo la lluvia, y la ceremonia en el Arco del Triunfo con un empapado presidente que volvió a encender la llama del soldado desconocido. Por la tarde, en los jardines de Tuileries, frente al monumento a Jules Ferry, Hollande pronunció un discurso dirigido a los jóvenes, a los maestros del prescolar a la universidad, que contradijo ideológicamente el discurso pronunciado por Sarkozy en el Latrán, 20 de diciembre de 2007. Hollande afirmó: Nunca el maestro podrá remplazar al cura o al pastor. Después de comentar que no se podían aceptar las posiciones colonialistas de Jules Ferry, explicó: Estoy aquí para rendir homenaje a dos leyes: la de junio 1881 que hizo realidad la gratuidad de la enseñanza primaria, y la de marzo 1882 que afirmó la obligación y laicidad de la enseñanza.

Pero, el momento en que más se manifestó la ruptura con el anterior gobierno, fue la visita al Instituto Pierre y Marie Curie. No hubo discurso, sino el depósito de un ramo de flores frente al busto de Marie Curie, aquella polaca que no hubiera podido quedarse en Francia en el quinquenio de Sarkozy, pero que fue dos veces premio Nobel. Más de tres mil personas trabajan hoy día en esa institución dedicada a la investigación y la terapia del cáncer. En los jardines, en las ventanas, detrás de las rejas, investigadores, técnicos, empleados de todos los niveles recibieron con aplausos al presidente con la esperanza de un verdadero reconocimiento a sus labores.

A Hollande quizá se le reclame el gusto y el placer de apretar manos, de ir al contacto con el pueblo. Pero no se le reclamará algo que se esperaba desde hace muchos años, el haber puesto en primera línea, en prioridad de las prioridades, la educación y la investigación científica.

Mientras el nuevo presidente salía para Berlín, se anunció el nombre del nuevo primer ministro: Jean-Marc Ayrault, actual alcalde de Nantes, será encargado de constituir el primer gabinete, rumbo a las elecciones legislativas de junio (10 y 17).

El primer consejo de ministros está anunciado para el próximo jueves.