Directora General: CARMEN LIRA SAADE
Director Fundador: CARLOS PAYAN VELVER  
Domingo 6 de mayo de 2012 Num: 896

Portada

Presentación

Bazar de asombros
Hugo Gutiérrez Vega

Estudio fotográfico…
Leticia Martínez Gallegos

El poeta es sólo otro
Ricardo Venegas entrevista
con Jeremías Marquines

Bruno Traven,
cuentística y humor

Edgar Aguilar

La ley del deseo en la sociedad de consumo
Fabrizio Andreella

Gilberto Bosques, diplomacia y humanismo
José M. Murià

Puebla, Haciendo Historia
Lourdes Galaz

Leer

Columnas:
Prosa-ismos
Orlando Ortiz

Paso a Retirarme
Ana García Bergua

Bemol Sostenido
Alonso Arreola

Cinexcusas
Luis Tovar

La Jornada Virtual
Naief Yehya

A Lápiz
Enrique López Aguilar

Artes Visuales
Germaine Gómez Haro

Cabezalcubo
Jorge Moch


Directorio
Núm. anteriores
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Germaine Gómez Haro

El arte está de moda: zona maco 2012

Las ferias de arte que se multiplican cada vez más en todo el mundo se han convertido en el escaparate mediático que supuestamente muestra las tendencias más frescas e innovadoras de la creación contemporánea. La misión de una feria de arte no es educar la mirada del público –para eso están los museos–, sino propiciar el coleccionismo a través de la presentación de “galerías selectas” que ofrecen a un público heterogéneo la posibilidad de adquirir toda suerte de objetos artísticos. La vasta oferta que se puede apreciar en las diferentes ferias es casi inabarcable, en tanto que la calidad de las mismas resulta proporcionalmente cuestionable. En los reducidos espacios de los estands feriales encontramos el mélange de los antiguos bazares, pero sin la gracia de éstos. Los espacios de exhibición de estos eventos tampoco tienen que ver con una propuesta museística, ni es su finalidad: al pan, pan, y al vino, vino; el formato de una feria de arte se antoja lo más parecido a un shopping mall, donde la presentación, calidad y variedad de los productos va de acuerdo con la oferta y la demanda.


Obra de Sarah Lucas

Esa fue mi sensación al recorrer los laberintos de zona maco. Arte contemporáneo, la feria de arte más importante de Latinoamérica, inaugurada el 18 de abril en el Centro Banamex; misma sensación de aburrimiento y hartazgo que me despiertan los shopping malls: recorrer un estand tras otro para ver más de lo mismo, en su mayoría “artefactos artísticos” que no deberían considerarse “obras de arte”, aunque este término, gastado y ambiguo, tenga hoy en día tan poca credibilidad y llegue a ser incluso comparable, en términos de la mercadotecnia de la moda, a las piezas de haute couture y los diseños de pret-à-porter. Y no es que la capacidad de asombro se me haya agotado, ni que el día de mi visita a maco haya despertado con la mirada negativa, pero, francamente, en el mundo del arte –como en la política– la caballada anda muy flaca, resultado natural de la aterradora banalización de nuestra cultura. Hoy en día el arte es consumo e industria cultural, y como tal está de moda. Así como los gurús del fashion propician los cíclicos giros del pantalón “acampanado” al “de tubo”, tengo la corazonada de que la inmensa mayoría de las obras contemporáneas que se están “consumiendo” pasarán de moda más pronto de lo calculado, pero el reciclaje del arte no es tan sencillo como regalar los atuendos viejos para reemplazarlos por los que están en los escaparates de las boutiques. En este sentido, concuerdo con el polémico pensador y ensayista francés Marc Fumaroli, ácido crítico de nuestros tiempos:  “No hay derecho a utilizar la palabra arte para lo que se llama el arte contemporáneo. No lo llamemos así; habrá que inventar otra palabra, tal vez entertainment para millonarios.” En nuestra sociedad del espectáculo, las ferias de arte tienden a convertirse en eso: un evento social y mediático de gran resonancia en el que, da la impresión, se pone más empeño en la organización de las fiestas que en la calidad y contenido de la muestra.

Tampoco hay que descartar la presencia de artistas destacados y propositivos que siempre salvan nuestra mirada del hastío general: entre los extranjeros, por mencionar algunos, disfruté las obras sencillas y bellas de Anish Kapoor, Richard Serra o Tápies. Entre los mexicanos, llamaron mi atención las experimentaciones técnicas de Jan Hendrix y Xawery Wolski, así como las fabulosas pinturas negras de la poco reconocida Beatriz Zamora que presentó Enrique Guerrero. Y como toque irónico y subversivo dentro del bostezante contexto de tibieza y homogeneidad: la irreverente artista inglesa Sarah Lucas, miembro destacado del los famosos ybas(Young British Artists) que en los años noventa revolucionaron el escenario del arte británico con sus polémicos trabajos. La galería Sadie Coles de Londres presentó la pieza quizás más comentada de la feria: un pollo crudo sin cabeza, patas y piel, colgado de un gancho de ropa y coronado por dos huevos fritos cocinados el día anterior, según la explicación de la galerista. Al menos esta pieza no pasa desapercibida como la mayoría. Y a quien le llame la atención esta transgresión, recomiendo ampliamente la muestra de esta misma artista que se presenta como actividad paralela en el Museo Anahuacalli de Diego Rivera, organizada por la Galería Kurimanzutto. No hay animales crudos, sino un diálogo audaz y evocador del estrafalario trabajo de la inglesa con la colección de arte prehispánico del museo, muestra de que sí hay arte contemporáneo que sacude, divierte y despierta la reflexión. Aunque sean unas cuantas agujas en el pajar.