Opinión
Ver día anteriorMartes 13 de marzo de 2012Ver día siguienteEdiciones anteriores
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Libros de artista: Codex México
U

n libro de artista difiere de uno común y corriente, incluyendo los volúmenes de arte, en que este denominado libro es en sí una pieza artística, que puede o no ser atractiva, pero que se basta a sí misma. Está en manos de un autor-artista, no de editores de obras gráficas que pueden ser tan prestigiosas como Polígrafa, Intaglio, et al.

Con la atracción que producen nombres como Gabriel García Márquez, Octavio Paz, Luis Cardoca y Aragón, Francisco Toledo, Manuel Felguérez, José Luis Cuevas, etcétera, entre muchos otros, el espectador asiste al Centro Cultural Indianilla con la intención de ver estos objetos concebidos como desplegables, de manera que supuestamente quien los ve se percata de sus contenidos.

Dentro de esta categoría hay algunos en exhibición. En el espacio que da entrada a la muestra se encuentran dos de Yani Pecanins, quien junto con Gabriel Macotela, auspició la confección de este tipo de productos que son totalmente hechos a mano: contienen collages, en el caso de Yani hasta deshilados y bordados, fotografías, recortes, memorabilia, etcétera.

Puede ser que hoy día la denominación se haya extendido y los portafolios de gráfica con presentaciones de escritores, críticos de arte, comentaristas, etcétera, se consideren ahora como tales, aunque antes no ocurría así.

Una característica común a lo que se exhibe consiste en que –salvo excepciones– no es posible adentrarse en sus contenidos, de modo que si se desea, pongamos por caso, ver lo que Homero Aridjis escribió sobre Roger von Gunten y a la vez conocer todas las estampas de éste, hay sólo dos medios:

1. Adquirir la pieza si es que hay una en venta.

2. Solicitar un permiso especial para verla. Si éste se concede, se saca de la vitrina y se hojea.

Así sucede con la gran mayoría de lo exhibido, pero tal vez la red permita, por ejemplo, percatarse de que Jardín de niños, de Vicente Rojo, con poemas de José Emilio Pacheco, sí es un libro de artista; en cambio, el de Manuel Felguérez sobre Puerta 1808, con presentaciones de Marcelo Ebrard y Enrique Márquez, no pareciera serlo. Es una serie gráfica de la que, debido al modo de exhibición, es posible entrever sólo dos estampas. En contraste, el de fotografías de Lorena Velázquez sí puede observarse porque está desplegado.

Como lo entiendo, el diseño del libro de artista corresponde a éste. Un caso prototípico de libro de artista actual es el de Franco Aceves Humana; es un ejemplar que provoca gusto y curiosidad y está referido al futbol, a los árbitros, a la cancha y a los patrocinadores; además el texto se imprimió manuscrito. Es un acordeón y de haber luz suficiente para leerlo (no la hubo la mañana de mi visita, debido a obras de remodelación) entregaría su contenido.

El número mayor de portafolios de obras exhibidas corresponde a Brien Nissen y, entre los que están, se encuentra Tzapapalotl, (Mariposa de obsidiana), impreso en Polígrafa, de Barcelona, con el conocido y celebrado poema de Octavio Paz.

Quien sí parece entender el carácter objetual de estas piezas (aunque no haya producido hasta ahora uno) es Alberto Blanco, quien como se sabe es a la vez poeta y crítico de arte

Hay varias obras de él, incluso un cuaderno engargolado que se titula Autobiografía no autorizada, de la que puede verse sólo la página inicial, además de otros más que están dentro de la categoría de arte objeto. Las pajaritas en origami, encerradas en una jaula real, muy probablemente sí contengan escrituras suyas, no así los Libros dados, que hasta donde vi no contienen letra, entonces no son libros, aunque sean piezas de arte. Blanco a su vez es comentarista de Miguel Ángel Alamilla, mas esa pieza no pudo verse.

Al bajar a la planta inferior pueden observarse, enmarcados, una serie de monotipos de tónica gestual que son obra de quien se hace llamar el Nacho. Ese despliegue de lo que son gráficas enmarcadas se acompaña con explicaciones en letraset, a modo de cédulas, por Blanca González Rosas.

Acerca de los que se presentan como dípticos, la crítica dice que son diferentes y similares en su conjunto, pues confrontan la paradójica identidad de la dualidad. No dudo que así sea, pero lo que vi es que éstos, con el rubro Apariciones, como procedimiento (mancha y grafismo suelto) son todos similares.

Hay otro conjunto de dimensiones menores que puede armarse a gusto, integrando cubos o secuencias. Ése es el libro.

Los patrocinadores de la muestra son Code Foundation, Tonaltepec Global de California, la biblioteca de la Universidad de Stanford y el propio Centro Cultural Estación Indianilla que, hasta donde entiendo, está patrocinando la edición de nuevos ejemplares, algunos de los cuales se sabe que están en proceso.