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Ninguno de mis cinco títulos fue regalado, acota El Travieso

No me perdonan que sin tener gran técnica sea un triunfador, afirma Arce
 
Periódico La Jornada
Martes 28 de febrero de 2012, p. a15

Hay algo que no le perdonan a Jorge Travieso Arce. Tal vez la certeza de que sin ser un boxeador muy dotado sea el primer mexicano con cinco títulos del mundo en distintas divisiones, admite el pugilista, quien ha construido su imagen con peleas encarnizadas sobre los cuadriláteros y con frecuentes intervenciones en el mundo del espectáculo. No tengo muchos recursos técnicos como boxeador, acepta, sin dejar de lado sus otras armas: corazón y valentía.

En ese hueco que no termina de llenar con algunos aficionados y con ciertos personajes del mundo del boxeo, El Travieso encuentra la explicación de ser objeto de críticas que cuestionan su legitimidad como el primer púgil mexicano con cinco títulos mundiales en distintas disciplinas, o que lo hayan señalado como beneficiario de fraudes deportivos.

El más reciente ante Tomás Rojas, quien aseguró en una entrevista haber recibido cien mil pesos para dejarse caer en un combate en 2007, versión que luego negó.

“No investigan lo que dijo El Gusano porque no hay nada”, ataja Arce. Ni siquiera fue por un campeonato del mundo, sino por un título regional; no fue una pelea trascendente.

La intención de dañar su imagen –considera– hace a un lado que tuvo algunos episodios vibrantes en su carrera. Los momentos los enfatiza en cada entrevista: aquel combate en el que se coronó en peso minimosca ante Yo-Sam Choi, en Seúl, Corea del Sur, frente a 15 mil aficionados, o la eliminatoria por el título mosca ante Hussein Hussein, fue una verdadera guerra, recuerda.

“Lo del Gusano Rojas ensucia mi carrera”, reconoce. Pero yo no hice ningún acuerdo, si me hubiera dicho a mí, le pago más para que se cayera antes y evitar tantos golpes, bromea.

Al mismo escepticismo se enfrenta cuando presume sus cinco cinturones del orbe en distintas categorías. Algunos personajes, como Érik Terrible Morales y el presidente del Consejo Mundial de Boxeo, José Sulaimán, relativizan esas conquistas, pues aseguran que los cinturones interinos no cuentan. Esa postura la atribuye Arce al celo deportivo que embarga al boxeo, un negocio en el que –señala– abunda la mezquindad.

No son títulos regalados, defiende. Los regalados los tienen otras personas que andan por ahí, que le pregunten al señor Sulaimán, que obsequia títulos a diestra y siniestra.

Lo que no le perdonan –insiste– es que con las carencias técnicas que tanto le señalan sea un pugilista exitoso, que pese a todo garantiza un buen espectáculo.

Ganando o perdiendo yo siempre doy buenas peleas, considera. Si me tumban, me levanto; si me cortan, me curo, pero nunca me rindo.

Consciente de que esta puede es la última etapa de su carrera, Arce asegura que aún quiere pruebas importantes, sin importar el riesgo. A la espera de un retador para enfrentar en junio, en la función que estelariza Manny Pacquiao ante Thimoty Bradley, lo que seguirá será enfrentar al filipino Nonito Donaire.

A estas alturas no puedo andar especulando con los rivales; si llego a perder será ante los mejores, concluye convencido.