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Fue pintada casi en paralelo con la obra original, aseguran especialistas en Madrid

Revelan valiosa réplica de La Gioconda en las bodegas del Museo del Prado

La atribuyen a Andrea Salai o Francesco Melzi, discípulos de Leonardo da Vinci

Expertos del Louvre, donde está el cuadro del genial artista florentino, confirman el descubrimiento

Foto
Réplica del célebre lienzo de Leonardo da Vinci, en imagen captada ayer, en el Museo del Prado, en la capital españolaFoto Reuters
Corresponsal
Periódico La Jornada
Jueves 2 de febrero de 2012, p. 6

Madrid, 1º de febrero. El director del Museo del Prado, Miguel Zugaza, confirmó hoy el hallazgo en las bodegas de la pinacoteca de una valiosa copia de la pintura más conocida y valorada en la historia del arte, La Gioconda o Mona Lisa, pintada por Leonardo da Vinci entre 1503 y 1506.

Los expertos que han estudiado esa obra inédita sostienen que estamos ante una pieza de gran valor histórico, artístico y económico, al tratarse de una réplica pintada casi en paralelo a la obra original –con lo que es la copia más antigua– y hecha además por uno de los discípulos más aventajados del autor.

Miguel Zugaza reconoció que todavía hay muchas zonas oscuras sobre el origen y la procedencia de la obra, pero todas las investigaciones apuntan a un importante hallazgo artístico, que fue develado sin el consentimiento del museo por la publicación especializada The Art Newspaper, que a su vez se hizo eco de una serie de exposiciones sobre esta pieza en un seminario desarrollado en Londres hace dos semanas.

El hallazgo también fue confirmado por los expertos del Museo de Louvre, donde se expone el lienzo original.

Ante el impacto de la noticia y la importancia del hallazgo, los responsables del museo madrileño decidieron convocar a la prensa y confirmarla, aunque pretendían darla a conocer el 23 de febrero.

Según Zugaza, los estudios realizados sobre la obra del museo madrileño indican, sin lugar a dudas, que la pintura fue realizada de forma paralela a la que surgió del pincel de Da Vinci. Aunque los responsables del Museo del Prado conocían la existencia de esta pintura en sus fondos, hasta hace poco creían que era una copia más, de las muchas existentes, realizada tras la muerte de Leonardo y sin demasiado valor artístico.

Luego de examinar el cuadro, los restauradores del Museo del Prado descubrieron que el fondo negro de la réplica no era original, sino un añadido posterior. Cuando procedieron a limpiar ese fondo oscuro, ante sus ojos fue apareciendo el ya famoso paisaje toscano que se puede apreciar en la pintura original.

Además, los expertos compararon las fotografías con rayos infrarrojos tomadas a la copia del Prado con las existentes realizadas al original de París y descubrieron algo aún más importante: los trazos ocultos y los cambios de ambas pinturas eran muy similares. Eso llevó a concluir a los curadores que las dos piezas pertenecían a la misma época y que probablemente fueron hechas incluso en el mismo estudio del genial pintor florentino, con lo que la obra se atribuye a uno de los dos discípulos más próximos a Da Vinci: Andrea Salai, quien ingresó en el taller de Leonardo hacia 1490, o bien por Francesco Melzi, que lo hizo en 1506.

Según Miguel Falomir, especialista del Museo del Prado, es posible que la réplica sea el mismo cuadro que se cita en un inventario del año 1666, y que procede del palacio del antiguo Real Alcázar de Madrid.

Asimismo el tamaño de original y réplica es prácticamente el mismo: 77 por 53 centímetros para el primero, y 76 por 57 para la segunda.

La pieza, restaurada con motivo de la exposición que el Louvre abrirá entre el 29 de marzo y el 25 de junio sobre la Santa Ana de Da Vinci, viajará al museo parisino para formar parte de la muestra y será exhibida junto a la Gioconda. En Madrid se presentará el próximo 21 de febrero.