Directora General: CARMEN LIRA SAADE
Director Fundador: CARLOS PAYAN VELVER  
Domingo 15 de enero de 2012 Num: 880

Portada

Presentación

Bazar de asombros
Hugo Gutiérrez Vega

Reseña de un emigrante
Ricardo Bada

El medio milenio de Vasari
Alejandra Ortiz

Avatar o el regreso
de Gonzalo Guerrero

Luis Enrique Flores

La fe perversa
Ricardo Venegas entrevista
con Tedi López Mills

Smollett, el llorón
Ricardo Guzmán Wolffer

Senilidad y Postmodernidad
Fabrizio Andreella

La dama del armiño
de Da Vinci

Anitzel Díaz

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Columnas:
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Bemol Sostenido
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Orlando Ortiz

De teratología

Cuando escribí la cabeza de esta columna, se me ocurrió que se prestaba a ser malinterpretada. No faltaría quien supusiera que el tema sería algunos especímenes tricolores o de la misma laya, celeste, o amarilla, lo mismo da. Además, a sus características anómalas habría que añadirles la de predadores insaciables.

La teratología, según María Moliner, es el  “tratado de las anomalías o monstruosidades de los organismos animales o vegetales”,  y una monstruosidad es “una anormalidad grande y fea en cualquier cosa”. En la actualidad, como puede verse, asociamos lo feo con lo monstruoso, sin que tengan que estar necesariamente ligados. Muestra de ello es que algo enorme lo calificamos, a veces, de monstruo: es un monstruo en las canchas (a algún futbolista excelente), es un monstruo de la pluma (a un escritor de singular calidad), y nunca se nos ocurriría calificar de enano ni al futbolista excelente ni al espléndido escritor, a pesar de que tanto el gigante como el enano serían “anormales”.

(No puedo dejar de mencionar, ya que ando por estos rumbos, Los trajes nuevos del emperador, el más reciente poemario de Dana Gelinas, que con versos diáfanos, de una transparencia increíble e ironía  eficaz, nos presenta una galería de personajes y caracteres patológicos, que van de Terminator a Godzilla, pasando por George Bush y la alfombra roja de Martita. Hace tiempo no disfrutaba tanto de un poemario... aunque debo confesar que son pocas las ocasiones en las que me aventuro por los caminos de la poesía.)

De ese mundo de monstruos estaba llena la Edad Media, e incluso ya entrado el Renacimiento había copia de mundos e islas poblados por seres extraños, con un solo ojo, con cola, sin ano, con un pie, con dos cabezas o varias extremidades, individuos con cabeza de perro, cerdos con rostro humano, en fin, seres raros que algunos viajeros y mercaderes o curiosos geógrafos y naturistas decían haber visto. A los interesados en el asunto les sugiero un paseo (no por Insurgentes, no) por Monstruos,  demonios y maravillas a fines de la Edad Media, de Claude Kappler. O también por la Notas de un anatomista, de Francisco González-Crussi, ensayista que acostumbro frecuentar cuando resurge en mí la inquietud por las cuestiones biológicas y reclamo textos sabrosos, como los de este autor, patólogo de profesión pero poseedor de una cultura y de una asombrosa capacidad para escribir con amenidad, y muy bien, de esos temas. Él me recordó que en tiempos remotos la gente creía que el nacimiento de un monstruo anunciaba desgracias para los padres o incluso para el país.

Originalmente quería dedicar esta columna a los libros de González-Crussi, pero se me atravesó en el camino una noticia que no puedo dejar de comentar. Me refiero al hecho de que México “creció” económicamente, por arriba de lo que habían calculado nuestros economistas, e incluso superó los índices de muchos países desarrollados. Tendríamos que celebrar si no fuera porque la “corde(ro)al” política económica implicó, también, el crecimiento de la pobreza en el país. Sólo eso podría esperarse de un conductor que piensa y expresa que una familia puede vivir muy bien y hasta tener casa propia y coche con un salario de 6 mil pesos mensuales. Y ya que estamos hablando de crecimiento, podemos mencionar que en sólo un año también se incrementó  en 2 millones 359 mil el número de pobres, con lo cual pasó del 34.8 por ciento de la población mexicana, a 36.3 el número de pobres, y obviamente, la cantidad de indigentes se elevó.

Se me encuera el chino, perdón, quise decir que se me enchina el cuero cuando pienso que quien está detrás de esa política de generar riqueza y más riqueza, pero para los más ricos, es presunto precandidato para la Presidencia de la República. No quiero pensar en lo que nos espera si llega al poder. Por su empecinamiento en que su política ha sido la correcta, me inclino a pensar que, aun cuando la clase política no es muy afecta a la lectura, es posible que leyera De monstrorum causis, natura et differentiis, de Liceto, que en 1616 afirmaba “haber sido testigo del nacimiento de criaturas monstruosas, sin que ello ocasionara ninguna desgracia notable en el hogar de los padres o en el distrito en que ocurrió el nacimiento.” Y puntualizaba que algunas de esas familias eran miserables antes del nacimiento del monstruo y después se habían hecho ricos, al “cobrar altas cuotas de admisión para ver a su vástago” (González-Crussi). De ahí se sigue la posibilidad de que la idea de Cordero sea acabar con la pobreza mediante una política teratogénica.