Directora General: CARMEN LIRA SAADE
Director Fundador: CARLOS PAYAN VELVER  
Domingo 15 de enero de 2012 Num: 880

Portada

Presentación

Bazar de asombros
Hugo Gutiérrez Vega

Reseña de un emigrante
Ricardo Bada

El medio milenio de Vasari
Alejandra Ortiz

Avatar o el regreso
de Gonzalo Guerrero

Luis Enrique Flores

La fe perversa
Ricardo Venegas entrevista
con Tedi López Mills

Smollett, el llorón
Ricardo Guzmán Wolffer

Senilidad y Postmodernidad
Fabrizio Andreella

La dama del armiño
de Da Vinci

Anitzel Díaz

Leer

Columnas:
Prosa-ismos
Orlando Ortiz

Paso a Retirarme
Ana García Bergua

Bemol Sostenido
Alonso Arreola

Cinexcusas
Luis Tovar

La Jornada Virtual
Naief Yehya

A Lápiz
Enrique López Aguilar

Artes Visuales
Germaine Gómez Haro

Cabezalcubo
Jorge Moch


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Avatar o el regreso de
Gonzalo Guerrero


Izquierda: personaje de Jake Sully en Avatar. Derecha: estatua de Gonzalo Guerrero en Mérida, Yucatán

Luis Enrique Flores

A pesar de que la soberbia del también director de Titanic lo haya llevado a afirmar que la historia de Avatar es una obra original, cuyo guión escribió en sólo dos semanas, lo cierto es que no se trata, en lo más mínimo, de un trabajo innovador; existen al menos una decena de obras muy parecidas en su argumento: Danza con lobos, Dunas, Pocahontas y la mexicana Cabeza de Vaca son sólo algunos ejemplos.

Historia de un naufragio

No sólo en la ficción se puede parangonar el filme de Cameron: la vida del español Gonzalo Guerrero es un ejemplo más de coincidencias entre la trama de su película y, en este caso, un hecho histórico. Guerrero nació en el puerto de Palos alrededor de 1470. En su juventud fungió como arcabucero en la conquista de Granada. Partió para América en la primera década del siglo XVI a buscar fortuna, como la mayoría de los españoles que emigraron al continente recién descubierto. En agosto de 1511, en un viaje entre el Darién y la isla La Española, la embarcación en la que iba Guerrero naufragó frente a la isla de Jamaica. Lograron salvar la vida unas dieciocho personas en un pequeño batel que estuvo a la deriva por ocho días. Cuando llegaron a tierra en las hoy costas de Yucatán, fueron atacados y la mayoría fue sacrificada por una tribu maya de la etnia de los Cocomes; sólo cinco sobrevivieron, entre ellos Gonzalo Guerrero y el religioso Jerónimo de Aguilar quien, a la postre, se convertiría en pieza fundamental de la conquista de México al ser uno de los traductores de Hernán Cortés. Estos españoles lograron escapar para, después, ser capturados como esclavos por otra tribu, los xiúes de Xamanhá. Debido a los rudos trabajos que realizaban mueren tres de los cinco. El cacique Taxmar se compadece de Guerrero y Aguilar reasignándoles tareas menos pesadas, incluso llegan a participar como guerreros y es a partir de allí que la vida del arcabucero sufre un cambio radical: su aculturación maya.

El nuevo mundo

Esto significó la América para los europeos de finales del siglo XV y gran parte del XVI. Imaginemos la impresión que les causaron las cosas nunca antes vistas de estas nuevas tierras. Recordemos las palabras de Bernal Díaz del Castillo: “Nos quedamos admirados y decíamos que parecía a las cosas y encantamiento que cuentan en el libro de Amadís.” Así, Gonzalo Guerrero y Jake Sully llegan a un mundo nuevo en el que viven seres muy distintos a ellos, con otras costumbres, pensamiento y lengua; con armas poco desarrolladas, arcos y flechas como las principales.

La prueba de valor como rito iniciático

En el camino del héroe, el ritual de iniciación cumple un papel fundamental en tanto le otorga a éste la pertenencia a la colectividad. En los casos que nos atañen, Sully y Guerrero primero son aceptados por la tribu. Conforme conviven con sus culturas adoptivas se les permite una mayor interacción y en consecuencia participan en los ritos iniciáticos. Es claro que en el caso de Avatar el proceso de aceptación culmina cuando logra dominar al Toruk, el ave guerrera que sólo los más valientes han podido domar. En el caso del español, la prueba fue haber derrotado a un lagarto, salvándole la vida a su amo indígena. Con esta hazaña logró su libertad, la aceptación como uno de los de la tribu maya y su respectivo ascenso en la escala social.

El amor como elemento de arraigo

En algún momento de sus vidas, enmarcadas en una inevitable guerra entre los dos mundos, los protagonistas tendrán que elegir en qué bando pelear. Tanto en la historia de Gonzalo Guerrero como en la ficción de Cameron, el amor es el elemento que determina la elección y el arraigo definitivo de los hombres para con su nueva cultura. Jake Sully se enamora de Neytiri y se une a ella. Gonzalo se casa con Ix Chel Can, hija del cacique Na Chan Can y tiene tres hijos. Respecto de la elección de bando, Bernal Díaz del Castillo cuenta que cuando Hernán Cortés supo que entre los mayas vivían dos españoles, les envió una carta y sus famosas cuentas de vidrio como rescate. Pero sólo acudió el religioso Jerónimo de Aguilar y contó las razones que le dio Gonzalo por las que no regresaría: “‘Hermano Aguilar: Yo soy casado y tengo tres hijos, y tiénenme por cacique y capitán cuando hay guerras; íos vos con Dios, que yo tengo labrada la cara y horadadas las orejas. ¡Qué dirán de mi desque me vean esos españoles ir de esta manera! E ya veis estos mis hijitos cuan bonicos son.’ Y el Aguilar tornó a hablar al Gonzalo que mirase que era cristiano, que por una india no se perdiese el ánima, y si por mujer e hijos lo hacía, que las llevase consigo si no los quería dejar. Y por más que le dijo y lo amonestó, no quiso venir.”

La guerra de los mundos

Los dos hombres, en sus lugares de origen, han sido soldados y ambos son tachados de traidores por combatir a los suyos. Durante la conquista de Yucatán, Gonzalo Guerrero lucha en contra de Francisco de Montejo. Tanto en Avatar como en la historia de la conquista de América, la superioridad  armamentista del ejército invasor es indiscutible y en el caso de los indios mesoamericanos este fue uno de los factores principales de su derrota; el otro fue que, a diferencia de las tribus pandorianas, las de América no se unieron en contra del enemigo común. En los dos casos, uno de los principales motivos de las hostilidades es la ambición: los gringos en Avatar son los que codician un mineral muy costoso llamado unobtainium; en el caso de los europeos es el oro. La guerra desigual se lleva a cabo y los dos guerreros lideran los combates, pues sus conocimientos acerca del otro implican cierta ventaja.

Guerrero muere en 1536 combatiendo a sus otrora compatriotas; Sully queda a la espera de la continuación de la saga.