Opinión
Ver día anteriorMiércoles 11 de enero de 2012Ver día siguienteEdiciones anteriores
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¡Good luck, Nigeria!
E

n marzo del año pasado, Muammar Kadafi se dirigió a los estudiantes de Abuja, Nigeria, como invitado especial. Durante su tendido discurso, el coronel diagnosticó a Nigeria como un país con profundas divisiones religiosas y recomendó como ideal separar totalmente el norte musulmán y pobre del sur cristiano y adinerado. O sea, inventar otro país.

Es que en Nigeria, como en muchas regiones de África subsahariana, el origen de los conflictos siempre era otro, quizá mundano o tradicional. Las etnias igbo, al sureste, yoruba, al suroeste, y hausa, al norte, han compartido el vecindario que hoy es Nigeria desde antes de Cristo y Mahoma. Sus conflictos, sangrientos sin duda, giraban sobre el hurto de ganado o el secuestro de mujeres o niños. Hasta recientemente cada etnia contribuía a gritos y amenazas al dinamismo político del vecindario.

En Nigeria, la división religiosa nunca había sido factor conflictivo, a pesar de que la mayoría de la población norteña practica el Islam y en el sur domina el cristianismo. Aun con esta distinción, miembros de las dos religiones, que son fundamentalmente pacíficas, viven por todo el país, atienden las mismas escuelas, comparten baños y butacas en los estadios de futbol, y hasta se casan unos con otros. Era de esperar que el factor étnico determinara la unión o la distancia entre nigerianos, nunca la fe. Ahora el asunto es diferente. Dioses están de por medio.

Boko Haram, el grupo responsable de los ataques a las oficinas de la Organización de Naciones Unidas en Abuja, capital nigeriana, y a iglesias durante la misa de Navidad, son la razón por la cual las fronteras del norte de Nigeria han sido cerradas y el presidente nigeriano, Goodluck Jonathan, ha llamado un estado de emergencia para controlar el país.

Boko Haram, que se traduce del hausa como la educación occidental es pecado, por dos años ha pretendido tomar el control del norte del país para implementar la ley sharia, de acuerdo con la doctrina del Corán.

La estructura opaca de Boko Haram y su clandestina e indeterminada manera de reclutamiento dificulta la estrategia del gobierno nigeriano para combatirlos. A pesar de su violencia, el grupo se ha expandido por el norte de Nigeria, obteniendo popularidad ante la negligencia del gobierno para asistir a esta región, que cuenta con 72 por ciento de los nigerianos que viven con 1.25 dólares al día.

La capacidad de un gobierno para reflexionar críticamente sobre sus propios problemas antes de actuar es signo de progreso. Pero, parecida a la estrategia impulsiva empleada por México, Nigeria ha militarizado el problema. La estrategia militar es duramente criticada por la élite y los analistas de Nigeria, ya que con ella no se puede combatir las raíces del grupo, que se alimentan más de las molestias sociales y políticas que de ideologías separatistas o religiosas.

La respuesta de Boko Haram es un ultimátum a los cristianos del norte: o se van al sur o mueren.

Pero esto no es lo peor. Nigerianos en todo el país cuentan con sólo unas horas de electricidad al día. el desempleo llegó a 21 por ciento en 2011, la inflación se incrementó, el interés en préstamos de bancos es de 12 por ciento.

Aunque el cerebro del coronel Kadafi ya no genere ideas electrizantes, la mente del presidente nigeriano Goodluck Jonathan está revolucionada. Su primera iniciativa efectiva este año fue detener el subsidio al sector petrolero, lo cual vio el incremento del litro de gasolina de 0.4 a 1.1 dólares en un país donde más de la mitad de la gente vive en menos de un dólar al día, la mayoría apretujada en el norte.

El impacto de esta nueva iniciativa en la economía familiar, conjuntado con la amenaza inmediata de Boko Haram, no permitirá aliento para un diálogo de paz.

O se hace algo o Nigeria se volcará sobre las calles a pesar de los vientos furiosos y radicales que la golpean. De perderse en el caos, las repercusiones en la región son incalculables. En este momento, quizá más que ninguno en la memoria reciente, lo principal es gobernar a este país con sensatez y ecuanimidad.