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Sólo el Kremlin, la alcaldía de Moscú y el Parlamento podrán usarla

Endurece el presidente Dimitri Medvediev regulaciones para protestas en la Plaza Roja
Corresponsal
Periódico La Jornada
Miércoles 11 de enero de 2012, p. 27

Moscú, 10 de enero. Al volver a la realidad tras los 10 días festivos concedidos por las autoridades, con motivo de las fiestas de Año Nuevo y la Navidad ortodoxa, los moscovitas se encontraron este martes con la novedad de que ya no podrán protestar en las inmediaciones del Kremlin.

El todavía presidente Dimitri Medvediev firmó hoy un decreto que endurece los requisitos para celebrar manifestaciones en la Plaza Roja, la cuesta de San Basilio y los Jardines de Alejandro, junto a las murallas del Kremlin.

Según el documento, únicamente el gobierno federal, la alcaldía, el Parlamento y las más altas instancias judiciales pueden presentar las solicitudes, además con tres meses de anticipación, y será el mandatario quien decida si las autoriza o prohíbe.

Ciertamente, no es una medida que impida del todo las protestas de opositores políticos, solamente las aleja de sitios muy cercanos al centro neurálgico del poder en Rusia, y que, sin duda, denota nerviosismo y busca tener un pretexto legal para reprimir a quien se atreva a sobrepasar el límite impuesto.

No parece tampoco un gesto en la dirección que señaló, en ocasión de la celebración de la Navidad ortodoxa, el patriarca de Moscú y de todas las Rusias, Kiril.

El máximo jerarca ortodoxo, aliado formal del Kremlin, declaró a la televisión pública rusa: “Si las autoridades siguen insensibles ante las protestas, es un pésimo signo, un signo de que son incapaces de realizar ajustes a su política. Las autoridades deben hacer esos ajustes… también tomando en cuenta opiniones desde fuera (del gobierno) y cambiar su política”.

Para el patriarca, la sociedad debe tener el derecho de expresar su inconformidad.

La oposición, por lo pronto, no podrá manifestarse en esos sitios antes de las elecciones presidenciales del 4 de marzo siguiente, pero tiene previsto llevar a cabo una nueva protesta multitudinaria contra la intención del candidato Vladimir Putin, actual primer ministro quien está al frente de Rusia de hecho ya 12 años, de perpetuarse en el poder, esta vez con una marcha por Sadovoye Koltso, el céntrico periférico moscovita, el 4 de febrero próximo.

Putin, cuyo índice de popularidad cayó a 38 por ciento, insuficiente para ganar en votación de primera vuelta, dice que quiere unos comicios limpios, transparentes, incontestables. Pero algunos de sus seguidores no se han enterado y, en su afán de descalificar a los contrincantes de Putin, le hacen un flaco favor a su jefe.

La filial del Frente Popular de Rusia, flamante marca electoral que se sacó de la manga Putin en lugar del desprestigiado partido oficialista Rusia Unida, distribuyó en la ciudad de Yekaterimburgo, en los Urales, una edición del periódico Argumenty i Fakty-Urales con un obvio montaje fotográfico.

En la foto aparece Aleksei Navalny, uno de los líderes del movimiento contra Putin, con el magnate Boris Berezovsky, exiliado en Londres, y el siguiente pie: En su lucha contra Putin, Navalny siempre ha reconocido que recibe dinero de Berezovsky.

No se sabe si el periódico es auténtico, pero el autor de la foto original, Aleksei Yushenkov, es categórico al asegurar que Navalny está con otro magnate, Mijail Projorov, cuando ambos coincidieron, el 25 de mayo de 2011, en la emisora Ejo Moskvy.

La imagen nunca se publicó y Yushenkov le envió una copia a Navalny por correo electrónico. Todo indica que la foto fue robada cuando la cuenta de Navalny sufrió un reciente ataque de hackers y después apareció trucada, como por arte de magia, en un periódico de los Urales.