El ensayo fotográfico sobre el ritual de las Ñatitas, de Ximena Bedregal, registra el culto a las calaveras en Bolivia cada 8 de noviembre, una semana después del día de muertos. Las familias aymaras sacan las calaveras humanas que guardan en sus casas y las llevan a bendecir a la iglesia del cementerio en La Paz. Tienen “nombre” y las adornan, les dan de fumar, les ponen lentes, sombrero, guirnaldas, comen y beben con ellas. Luego las regresan a sus viviendas, hasta el año siguiente.