El bailarín Isaac Hernández (Guadalajara, 1990), considerado el mejor del mundo en su edad, busca con sus logros –es primer solista del San Francisco Ballet– incitar a los jóvenes, y las personas en general, a no dejar de soñar. Además, demostrarles que nunca es demasiado temprano para empezar a hacer algo en la vida.

Por ello, la gala que Hernández encabezará el lunes 14 a las 20 horas en la Sala Principal del Palacio de Bellas Artes se titula Un momento para soñar.

Esa presentación marca el regreso artístico del bailarín a México. Hace siete años, con apenas 14 a cuestas, este joven prodigio participó en el Auditorio Nacional como parte de la gala Los gigantes de la danza.

Y como también tiene una fuerte vocación por la enseñanza, el viernes 18, a las 10 horas, en el Centro Nacional de las Artes impartirá una clase magistral a 70 jóvenes previamente seleccionados. Luego, a las 12 horas ofrecerá una conferencia a otros 700. En 2006, Isaac Hernández recibió en Moscú el galardón a la mejor técnica rusa.

En su calidad de director artístico de la gala cuya producción es del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (CNCA), Hernández siempre quiso ofrecer al público mexicano una gala donde pudieran ver lo mejor del San Francisco Ballet con mis obras favoritas. El joven bailará el pas de deux de “los dos ballets que me han marcado como artista: Giselle y Don Quijote”.

Sus invitados, literalmente, vendrán de todo el mundo: Ashley Bouder y Joaquín de Luz, del New York City Ballet; Katia Carranza, del Miami City Ballet; Yoaqian Shang, de la Beijing Dance Academy; Damian Smith, Frances Chung, Guennadi Nedvigin, Jaime García, Joan Boada, Maria Kochetkove y Yuan Yuan Tan, del San Francisco Ballet, así como Drew Jacoby y Rubinald Pronk.

También compartirá escenario con su hermano Esteban, quien estudia en la escuela del Royal Ballet de Londres.

Entre otras obras, se bailarán fragmentos de La bella durmiente y Diana y Acteón. En el podio de la Orquesta de Bellas Artes estará el director huésped George Daugherty.

Isaac Hernández es uno de los 11 hijos que procreó el bailarín Héctor Hernández, tres de los cuales mostraron vocación para el ballet. Gracias a su papá, he hecho lo que he hecho, aseguró el joven estrella en conferencia de prensa, quien a los ocho años empezó a bailar con mi padre en el patio de mi casa. Empecé en el ballet como un deporte. Comencé a bailar con tablas. Tenía el deseo de hacer algo con mi vida. Trato de cambiar la mentalidad de las personas, convencerlas de que el arte no es la mala vida.

Aunque hubo quien le dijo que de bailarín se moriría de hambre, quiso enseñarle que el arte es la voz de nuestra alma, de nuestra vida, lo que nos da la felicidad. El arte es algo inexplicable. Promuevo esta parte del arte que nos hace felices.

Consuelo Sáizar, presidenta del CNCA, pidió conocer a Hernández a raíz de su participación en el programa Opera Prima en Movimiento, producido por Canal 22. Al reunirse, le pregunté con qué soñaba. Con dos cosas, dijo: presentarse en Bellas Artes y dar clases a los jóvenes.

La titular del Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA), Teresa Vicencio, señaló, por su parte, que la gala no es una acción aislada. Sáizar ha sido muy clara en una estrategia de detectar talentos jóvenes, darles oportunidades para llegar a un público más amplio, para que puedan también fungir como modelos para otros jóvenes.

De allí que Un momento para soñar es la primera de varias actividades. El próximo 20 de febrero, la bailarina mexicana Elisa Carrillo, solista del Ballet de la Ópera de Berlín, también encabezará una gala, a la vez que en el verano realizará otra al lado de Isaac Hernández.

Respecto de este otro sueño, su retorno a México por la puerta grande del máximo recinto cultural del país, Hernández aseguró que su motivación número uno ha sido desarrollar una carrera internacional para venir y ofrecer a mi país lo mejor de mí y del mundo y así promover la danza aquí.

Galardonado a los 16 años con la medalla de oro en la USA International Ballet Competition, en Jackson, Misisipi, Hernández ubicó las competencias dentro de una época de formación: “Ganas o pierdes, te dejan algo. Siempre vi las competencias como una meta muy personal, porque tenía ese momento que vivo ahorita desde que empecé, y para lograrlo sabía que tenía que hacer algo excepcional. Entonces, fui a todas esas competencias con la meta de ganar y enseñar lo que en México se hacía en la danza.

De cierta manera fui el embajador del ballet mexicano en todas esas competencias.