Opinión
Ver día anteriorMartes 1º de noviembre de 2011Ver día siguienteEdiciones anteriores
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Ciudad Perdida

PRI-DF, ruptura inevitable

Mercadeo de posiciones

Las condiciones de Cuauhtémoc

P

ara el PRI no hay escapatoria.

Es muy probable que la sentencia que le impuso el Tribunal Electoral del Distrito Federal, de realizar elecciones a la brevedad, sea apelada y el asunto tenga que resolverse en el tribunal federal. Pero la ruptura parece impostergable.

La semana pasada, un importante grupo de priístas se reunió para tratar de dar salida al conflicto que significa llevar a Beatriz Paredes a la candidatura por la jefatura de Gobierno de esta ciudad, y al parecer, más que obtener soluciones, las puertas de salida se sellaron, aunque entre priístas siempre hay una posibilidad de arreglo, por cara que sea.

Resulta que, encabezados por Manuel Jiménez Guzmán, Rosario Guerra, Carlos Flores Rico y Xavier González, buscaron un acuerdo inmediato con Cuauhtémoc Gutiérrez, quien se unió a la reunión cuando ésta ya había comenzado, pero tuvo como representante al asambleísta Israel Betanzos.

Parecía una mesa de mercenarios. Rosario Guerra aseguró que ella tenía lo suficiente para lanzarse como candidata a la delegación Coyoacán y Xavier González, siempre pragmático, reclamó el centro-poniente de la ciudad como su feudo, aunque Betanzos explicó que ellos, refiriéndose al grupo de Cuauhtémoc Gutiérrez, eran dueños cuando menos del centro, el sur y el oriente del Distrito Federal.

Larga fue la discusión en la que se regateaban lugares y posiciones dentro de la supuesta estructura que unos y otros decían tener en la ciudad, hasta que llegó Gutiérrez de la Torre. Sin muchas palabras por delante, impuso sus condiciones. Para él, para su gente, 70 por ciento de las candidaturas en la capital, ni una más, ni una menos.

El tema principal, hasta aquel momento, había sido evitado en la mesa. Beatriz Paredes sí o Beatriz Paredes no. Esa era la cuestión, y el diputado federal lo puso en claro. Les dijo estar dispuesto (?) a encontrar una solución para que Paredes obtenga su apoyo para la candidatura a suceder a Marcelo Ebrard.

Sí, pero puso condiciones, y esas condiciones resultaron escandalosas para los que lo escuchaban. ¿Cómo 70 por ciento? ¡No se puede!, le dijeron. El diputado simplemente les señaló que ésa era la condición; cualquier otra opción no era viable para su grupo.

Pero además, explicó que sin duda para él sería la presidencia del PRI en la ciudad, y volvió a explicar que la exigencia no era negociable porque la ganaría de una o de otra forma, así que la mesa de mercadeo terminó en nada, sin arreglo.

Ya habíamos informado en este espacio que en el PRI, por orden del tribunal, se tendrían que realizar elecciones en ese partido, y que el conflicto entre los grupos crecería en su estrategia de destrucción, porque no existía forma de componer lo que ya estaba roto, lo que en buena parte se debe al incumplimiento de los acuerdos que Enrique Peña Nieto realizó con Gutiérrez de la Torre.

Por lo pronto, en el PRI del DF no se ha movido ni una piedra. Todas las decisiones tomadas al amparo del vacío que existía, o existe, en los organismos de dirección del organismo siguen igual. Ejemplo claro de ello es que el ex gobernador de Hidalgo, Jesús Murillo Karam, continúa como delegado especial en el DF, aunque tal cartera no exista legalmente en el PRI.

Y es que quienes apoyan las decisiones de Peña Nieto aseguran que en las instancias federales se rechazará la sentencia que impuso el Tribunal del DF, y entonces no hay nada que temer, y nada se hace para prevenir un fallo en contra.

Esto se debe, tal vez, a que se tiene la confianza plena de que Cuauhtémoc Gutiérrez de la Torre, más tarde o más temprano, terminará cediendo a los caprichos de Peña Nieto, aunque por otro lado la respuesta es, simplemente, no. Por ello, si los desgarres en el PRD han causado escándalo, los del PRI, que tiene mar de fondo, serán un verdadero estallido, es cosa de esperar.

De pasadita

La última carta que Marcelo Ebrard jugó para arrebatar al PRD de las tribus de siempre se está desvaneciendo. Héctor Serrano, que parecía bien enfilado para presidir el PRD en la ciudad, desbarrancó en el último zafarrancho de los amarillos. Todo parece indicar que perdió las riendas de las negociaciones, y se le acusa de ser uno de los causantes del problema de la elección, por incapacidad. Ni modo.