Directora General: CARMEN LIRA SAADE
Director Fundador: CARLOS PAYAN VELVER  
Domingo 23 de octubre de 2011 Num: 868

Portada

Presentación

Bazar de asombros
Hugo Gutiérrez Vega

Bitácora bifronte
Jair Cortés

Alejandra (fragmento)
Inés Ferrero

Leonora, indómita yegua
Adrián Curiel Rivera

La ciencia física en los Panamericanos
Norma Ávila Jiménez

México: violencia e identidad
Ricardo Guzmán Wolffer

En la gran ruta
Marco Antonio Campos

Leer

Columnas:
Prosa-ismos
Orlando Ortiz

Paso a Retirarme
Ana García Bergua

Bemol Sostenido
Alonso Arreola

Cinexcusas
Luis Tovar

La Jornada Virtual
Naief Yehya

A Lápiz
Enrique López Aguilar

Artes Visuales
Germaine Gómez Haro

Cabezalcubo
Jorge Moch


Directorio
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Naief Yehya
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Ocupa Wall Street

Revuelta y ruinas

¿Es esta la tardía perestroika americana? ¿Es posible que finalmente haya despertado el pueblo estadunidense? Tal vez el malestar provocado por dos interminables guerras imposibles de ganar, una devastadora depresión económica, la absoluta complicidad de una clase política con los monopolios y corporaciones que estrangulan lo que queda de la economía, ha logrado que la gente salga a la calle a exigir justicia. Parece que finalmente una parte de la población estadunidense ha entendido que una plutocracia ambiciosa y cruel tiene el control de la economía y la política estadunidenses; que las instituciones que deben representarlos y protegerlos han fracasado en todos los dominios, desde los sistemas que debían cuidar los cielos de la nación y fueron burlados con facilidad por un puñado de fundamentalistas, hasta las agencias de vigilancia de las transacciones financieras y las de protección ambiental que cada día aprueban leyes más permisivas para saquear los recursos naturales y contaminar el aire y el agua. La ideología de que sólo el capitalismo sin regulación podía salvarnos se ha despedazado. En gran medida el gobierno de Obama sirvió durante un tiempo para mantener la ilusión de cambio, pero el presidente estadunidense que prometía un futbolero Yes we can, dilapidó su capital político, enajenó a sus bases, traicionó a sus seguidores y no pudo seducir a la oposición, por lo que su régimen yace hoy en ruinas. El efervescente carisma y floreciente prestigio del flamante Premio Nobel de la Casa Blanca que sólo quería complacer a Wall Street, se ha disuelto. Cuando se desplomó el sistema, la Unión Soviética estaba en una posición mucho más cómoda que EU hoy.

99%

Hacia junio pasado los editores de la revista canadiense Adbusters propusieron la toma pacífica de Wall Street para protestar por la influencia descomunal de las corporaciones más poderosas del planeta en la democracia. Algunos cibernautas identificados con el no-grupo Anonymous comenzaron a propagar la idea de  “ocupar”  Wall Street hasta ser escuchados. La idea de la toma de las calles estaba inspirada en gran medida en la primavera árabe y en particular en la toma de la Plaza Tahrir del Cairo. El 17 de septiembre esta idea comenzó a tomar forma, cuando alrededor de mil personas participaron en una marcha y entre cien y doscientas permanecieron durante la noche en el parque Zuccotti (del cual no pudieron ser desalojadas ya que es propiedad privada). El 19 de septiembre, nueve manifestantes fueron arrestados, cinco días después hubo ochenta arrestos más. El 1 de octubre setecientos manifestantes fueron arrestados en el puente de Brooklyn, uno de los arrestos masivos más grandes de la historia de este país. Numerosos abusos de poder y de violencia por parte de la policía neoyorquina fueron documentados y divulgados a través internet, lo cual sirvió para consolidar el movimiento. Ocupa Wall Street carece de liderazgo centralizado, pero ha logrado atraer a numerosos grupos y sindicatos. Bajo el lema de “Somos el 99 % y ya no toleraremos la codicia del 1%”, la revuelta se ha extendido a veinticinco ciudades en EU, incluyendo Washington, Denver, Los Ángeles, Chicago, Boston, Maine y Miami, así como varias urbes en el resto del mundo.

Eslógans tontos, exigencias indispensables

Los medios, desde la extrema derecha de Fox News hasta los liberales temperados de NBC, se dedicaron a ridiculizar al movimiento y a presentarlo con condescendencia, como una bacanal caótica y absurda de neohippies analfabetas. “Un movimiento noble pero fracturado y frívolo”, escribió Gina Bellafante en el New York Times. Curiosamente esta campaña propagandística no parece haber tenido el mismo éxito que otras precedentes. Las intensas contradicciones de una de las ciudades con más millonarios del planeta (cincuenta en la lista de los cuatrocientos hombres más ricos del mundo, con una fortuna conjunta equivalente a 211 mil millones de dólares) y con un 20.1% de la población que vive en la pobreza, finalmente han engendrado una singular coalición sin estrategias definidas que comparte el malestar de una economía que ha quedado devastada tras la catástrofe financiera de 2008. Sin embargo, en términos de peticiones, Ocupa Wall Street no es un movimiento pragmático; algunas de ellas son irrealizables (como quitar a Andrew Jackson del billete de 20 dólares debido a su brutalidad hacia los indios), otras son utópicas (como la abolición del sistema bancario). Pero en general las exigencias reflejan el sentido común de quienes exigen controlar la ambición desmesurada de las instituciones financieras. Como apunta Nicholas Kristof:  “Buena parte de los eslógans de Ocupa Wall Street son bastante tontos, pero no son menos tontos los eslógans santurrones de Wall Street.”

Otra zona cero

A unos metros del Parque Zuccotti se encuentra Ground Zero, el escenario de los atentados del 9-11, y el  “origen” de las guerras de nuestro tiempo. Resulta paradójico que poco tiempo después del décimo aniversario de los ataques contra el WTC comience a tomar forma ahí mismo un movimiento singular que amenaza con cambiar nuevamente al mundo y, posiblemente, revertir la tendencia belicista y la depredación corporativa emblemáticas del siglo XXI.