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Se acentuó la obsesión de los partidos por sus cuotas en el Consejo General del instituto

La designación de consejeros, una de las principales debilidades del IFE

Opera en un esquema equitativo: dos integrantes propuestos por PRI, dos por PAN y dos por PRD

 
Periódico La Jornada
Lunes 10 de octubre de 2011, p. 9

La disputa en la Cámara de Diputados por la distribución de consejeros, que se ha prolongado casi un año, ha permitido operar al Instituto Federal Electoral (IFE), si bien incompleto y con mayores cargas de trabajo, en un esquema donde los seis integrantes tienen un origen equitativo, en su nombramiento: dos propuestos por el PRI, dos más por el PAN y los otros por el PRD. Una distribución que al momento de descabezar al anterior Consejo General, los partidos habían pactado para su renovación total.

En más de 20 años de historia, quizá el proceso de designación de los consejeros electorales ha sido una de las mayores debilidades del diseño institucional del IFE, pues si bien nunca ha podido desvincularse de los intereses partidistas, es claro que con el paso del tiempo la obsesión de los partidos políticos por sus cuotas en el Consejo General se ha acentuado. Quizás un hecho marcó sustancialmente esta tendencia: las millonarias multas derivadas del Pemexgate (mil millones de pesos al PRI) y de Amigos de Fox (casi 500 millones al PAN y PVEM).

A raíz de las polémicas elecciones de 2006 y la pérdida absoluta de la confianza en el Consejo General que encabezó Luis Carlos Ugalde, los partidos políticos pactaron la renovación de todo ese órgano, subsanando uno de los errores cometidos: haber excluido al PRD en 2003, como fuente de descrédito de origen del anterior Consejo General. Una renovación que se haría en etapas: febrero de 2008 (originalmente pactada para diciembre de 2007), agosto de 2008 y noviembre de 2010, esta última incumplida y que ha mostrado el agotamiento del modelo.

En la renovación, el PRD pudo impulsar dos de sus propuestas, entre ellas el consejero presidente Leonardo Valdés, y Alfredo Figueroa (quien fue designado presidente de las comisiones unidas de organización y capacitación, que tendrá la principal responsabilidad para la logística de los comicios); el PRI promovió a Marco Antonio Baños y Francisco Guerrero, y el PAN a Benito Nacif y Macarita Elizondo.

Aun con la presencia de los tres consejeros sobrevivientes de 2006, la primera tarea del nuevo IFE fue desactivar los recursos de aquellas elecciones, y con el concurso de esos tres partidos virtualmente archivó, entre otras, la investigación de los más de 750 mil espots no reportados de esos comicios. El principal beneficiario de esta medida fue el PRI, cuyo gasto reportado oficialmente estaba cerca del tope permitido, por lo que de habérsele comprobado promocionales no reportados hubiera sido severamente sancionado.

Durante los casi dos años que transcurrieron para completar la última fase de la renovación (con la presencia de Marco Antonio Gómez Alcántar y Virgilio Andrade, postulados en su momento por el PRI-PVEM, y Arturo Sánchez, por el PAN), el esquema de bloques de consejeros operó claramente, pues el tricolor mantuvo cuatro inamovibles en decisiones claves en las elecciones intermedias y en sucesivos comicios locales, donde el IFE ya tiene incidencia por sus facultades en materia de radio y televisión.

En este periodo, como sucedió en el Consejo General que encabezó Ugalde, en decisiones cruciales los consejeros han actuado en función de su origen. Quejas que involucraban al ex gobernador Enrique Peña Nieto o la publicidad del gobierno federal en procesos electorales locales han evidenciado esta tendencia de votación. Igualmente casos similares, referentes a la calumnia o la libertad de expresión, han sido sufragados en función de los partidos que auspician la queja.

Sin embargo, al concluir la gestión de tres consejeros en noviembre pasado, el bloque priísta se redujo a dos y recurrentemente ha perdido votaciones 4 a 2, situación que el tricolor quiere revertir por la vía de la designación de dos de sus propuestas para consejeros, que le reintegre, en gran medida, la distribución que operó entre 2003 y 2008.

Desde ese periodo se ha acentuado el impacto que ha tenido el sistema de designación de consejeros, aunque ciertamente ha sido un mal endémico del IFE, incluso en los tiempos de gestión de José Woldenberg a la cabeza, al que se ubica como la etapa más autónoma del IFE, con aquellas multas millonarias.

Los mil millones de pesos de sanción al PRI fueron procesados por el entonces presidente de la Comisión de Fiscalización, actual secretario de Educación Pública y hasta hace poco tiempo aspirante a la candidatura presidencial: Alonso Lujambio. Otros consejeros electorales que ahora son connotados panistas son el también aspirante presidencial Santiago Creel y Juan Molinar, del grupo cercano a Felipe Calderón, en 2006.

La izquierda también se ha nutrido de consejeros. Jaime Cárdenas, en su tiempo uno de los más radicales consejeros para imponer sanciones al PRI, PAN y PVEM, es ahora diputado del PT, en tanto Emilio Zebadúa pasó a militar en el PRD y ahora en Nueva Alianza.