La ausencia de una política de Estado en materia aeronáutica, la decisión de las aerolíneas Interjet y Volaris de trasladar la mayoría de sus operaciones al Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (AICM) y la recurrentes crisis en el sector, han provocado que la terminal aérea de Toluca enfrente graves problemas económicos y financieros.

En sólo tres años, el Aeropuerto Internacional de Toluca (AIT) –el quinto más importante del país y el más avanzado en equipamiento– tiene una subutilización de 60 por ciento de sus instalaciones, mientras sus vuelos se han reducido de manera drástica.

Además, en los últimos tres años se ha observado una grave caída en el número de pasajeros atendidos, al pasar de 4.1 millones en 2008 a 2.2 millones en 2010, es decir, 53 por ciento menos. Para 2011 la expectativa es que la cifra apenas rebase otra vez los 2 millones de viajeros, pese a que tiene una capacidad para recibir anualmente a 8 millones.

Entre los inversionistas, encabezados por la empresa OHL Toluca, existe cierto malestar en contra del gobierno federal, debido a una política aeronáutica cambiante o incluso ausente. Desde 2005, cuando recibieron la concesión de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT) para operar el aeropuerto por 50 años, se dijo que no se permitiría a las aerolíneas de reciente creación, sobre todo a las llamadas de bajo costo, que operaran desde el aeropuerto de la ciudad de México.

Interjet y Volaris dieron un crecimiento espectacular a la terminal. En unos años, con inversiones de más de 5 mil millones de pesos para infraestructura y equipamiento, pasó de atender 110 mil pasajeros en 2005 a 2.2 millones en 2006, a 3.3 millones en 2207, y a 4.1 millones en 2008. Esta última, su cifra más alta.

Sin embargo, la repentina salida de Interjet del aeropuerto de Toluca en 2009, tras la compra de slots –horarios de despegue y aterrizaje– y derechos de Aerocalifornia en el AICM, fue el comienzo de las malas épocas para el aeropuerto mexiquense.