Directora General: CARMEN LIRA SAADE
Director Fundador: CARLOS PAYAN VELVER  
Domingo 9 de octubre de 2011 Num: 866

Portada

Presentación

Bazar de asombros
Hugo Gutiérrez Vega

El sexenio sangriento
Amalia Rivera entrevista
con James D. Cockcroft

El documental, ventana
de ventanas

Jaimeduardo García entrevista
con Raúl Fajardo

Diálogos entre Joyce, Boulez, Berio y Cage
Carlos Pineda

Daniel Sada: el resto
es coser y cantar

José María Espinasa

Fraternidad, la idea olvidada de Occidente
Fabrizio Andreella

La piel de la palabra
Luis Rafael Sánchez

Leer

Columnas:
Jornada de Poesía
Juan Domingo Argüelles

Paso a Retirarme
Ana García Bergua

Bemol Sostenido
Alonso Arreola

Cinexcusas
Luis Tovar

La Jornada Virtual
Naief Yehya

A Lápiz
Enrique López Aguilar

Artes Visuales
Germaine Gómez Haro

Cabezalcubo
Jorge Moch


Directorio
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Alonso Arreola
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Sí, pero no

Tantas cosas de que hablar. Tantos géneros por investigar. Tantos músicos por conocer… Pero es verdad: casi siempre vale más la pena comentar algo específico, conciso, en lugar de brincar superficialmente de tema en tema. ¿Qué hacer? Es domingo. Ha pasado otra semana de vida y lo menos que quiere un lector es perder el tiempo, aburrirse cuando parece haber tantas formas de entretenimiento (¿las hay?).

En nuestra lista de pendientes yacen empolvados algunos nombres. Está J. Dilla, gran productor de hip hop y rap. Un amigo nos lo mostró hace tiempo señalando con agudeza sus logros estéticos. Igualmente nos presentó al talentoso Common y reafirmó nuestras primeras impresiones sobre Mos Def, otro notable del micrófono. En nuestro último encuentro hablamos, además, de Gil Scott Heron, recientemente desaparecido y cuyo nombre ha permanecido largo rato en una lista de posibles temas para este espacio. ¿Hablaremos sobre ellos? No, pero sí. Dilla murió joven. Nacido en Detroit (1974), trabajó con A Tribe Called Quest, Erykah Badu, De La Soul, Busta Rhymes y muchos más. Ahora suena en el estéreo The Shining, álbum salido el año de su desaparición a causa de una rara enfermedad (2006). Common (Chicago, 1972), por su lado, es uno de los mejores exponentes del jazz-rap, vena alejada de la filosofía gangsteril que tanto ha mancillado al género. Mos Def (Brooklyn, 1973), igualmente es un virtuoso del rap alternativo. Su placa The Ecstatic nos tiene… así… extáticos. Scott Heron se cuece aparte. Ése sí nos lo reservamos para otro momento. Pero no.

Nacido en Chicago en el año 1949, Gil Scott Heron estudió en el Bronx neoyorquino donde se dio a conocer con su poesía callejera. Muchos lo ven como el padre del hip hop, pues sus discos y conciertos reúnen el poder de la palabra con el del jazz, la música afro y la improvisación. Activista en contra de la ignorancia, del racismo y de la mala distribución de la riqueza, murió en mayo pasado sin levantar olas fuera de Estados Unidos, allí donde se hizo leyenda con temas como “La Revolución no será televisada.” Búsquelo el melómano sediento de justicia, que buena falta hace aquí y en todos lados. Además su obra está saliendo de nuevo editada en vinil.

Otro asunto a tratar, sí, por qué no, sería Primus; el regreso discográfico Green Naugahyde a once años de su última entrega. Les Claypool, bajista, vocalista y líder indiscutible, ha vuelto a lo que mejor sabe hacer. Esto es: la mugre. Así es. El cochambre. Ritmos funky con guitarras ácidas, con sucios acompañamientos de bajo surcados por una frenética, neurótica voz. Volvió a las historias intrincadas, surrealistas, hijas de Frank Zappa:  “Y bien, puedes manejar la camioneta Hennepin por un dólar y pedalear alrededor del mundo… impresionar a las vaporosas chicas punk”,  dice tras el corte instrumental de inicio. Ahora que, siendo justos, no todo es miel sobre hojuelas. Hay algunas piezas, como “Last Salmon Man” y “Eternal Consumption Engine”, que prácticamente son una copia de temas editados en álbumes anteriores. De cualquier forma es recomendable. (A decir verdad, estamos un poco decepcionados, pero nos cuesta aceptarlo. Es complicado admirar y criticar. Por ello mejor no hablaremos de Primus.)

Tema manoseado (parece bobo aunque es trascendental), también podríamos abordar el de la música en aviones, restaurantes, hoteles y centros comerciales. Pero no. ¿O sí? Comúnmente estos espacios regalan lo peor del pop, así como arreglos de bellos temas terriblemente adelgazados para el consumo masivo. Empero, las cosas han cambiado drásticamente al norte de la frontera, por lo que poco a poco veremos una transformación en México. Hoy es posible escuchar buena música en muchos restaurantes de Nueva York o Los Ángeles, en hoteles clásicos como el Regency o el Roosevelt, y hasta en Aeroméxico. Así es, aunque resulte difícil de creer, la aerolínea azteca tiene ya un canal de música avant garde (así lo llamaron, y no están tan errados) en el que durante septiembre sonaron Weathertunes, Amon Tobin, Ogris Debris, Soulstice y otros representantes de la experimentación sonora. Igualmente puede escucharse a Tony Bennett, Natalie Cole, Chet Baker, Michael Bublé, Lupe Fiasco, David Bowie, The Kinks, Van Morrison, Hendrix, Cream, Battles, Beastie Boys, Peter Murphy... Algo extraordinario y encomiable.

Hablando de vanguardias, podríamos reseñar el reciente concierto de Morton Subotnik inaugurando el festival radar-UNAM. Acompañado por los visuales del artista alemán Lillevan, fue memorable por contundente y diáfano, por mostrar las posibilidades del diseño, mezcla y creación de paisajes electrónicos en vivo. A sala llena, los organizadores prometieron que el ciclo quedaba sembrado a largo plazo. Ojalá suceda, entonces podríamos hablar más de eso... o tal vez no.