Directora General: CARMEN LIRA SAADE
Director Fundador: CARLOS PAYAN VELVER  
Domingo 28 de agosto de 2011 Num: 860

Portada

Presentación

Bazar de asombros
Hugo Gutiérrez Vega

Bitácora Bifronte
Ricardo Venegas

Un Oscar en el
Texican Café

Saúl Toledo Ramos

Haití militarizado
Fabrizio Lorusso

Historias de frontera
y sus alrededores

Esther Andradi entrevista
con Rolando Hinojosa

Mozart: no hay nada
que su música no toque

Antonio Valle

Dickens, el burlón
Ricardo Guzmán Wolffer

Leer

Columnas:
Prosa-ismos
Orlando Ortiz

Paso a Retirarme
Ana García Bergua

Bemol Sostenido
Alonso Arreola

Cinexcusas
Luis Tovar

La Jornada Virtual
Naief Yehya

A Lápiz
Enrique López Aguilar

Artes Visuales
Germaine Gómez Haro

Cabezalcubo
Jorge Moch


Directorio
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Orlando Ortiz

Sigo preguntándome

En el número 6 de la revista Minotauro, correspondiente a julio-agosto de 1965, apareció un relato de Arthur C. Clarke titulado “Superioridad.” Según parece, dicho texto fue lectura obligatoria en los cursos de ingeniería aeronáutica en el Instituto de Tecnología de Massachusetss. (La mala costumbre de no tener notas o tomar apuntes de cuanto leo, me impide dar noticia de otros casos en los que, según leí algunas veces, en algunos lados la literatura se utilizaba para estimular la imaginación y la creatividad de investigadores científicos.) El caso es que los autores de ficción, intuitivamente, supongo, se anticipan a muchas cosas, o recapitulan hechos con visión prospectiva.

El cuento de Arthur C. Clarke vino a mi memoria después de las elecciones en el Estado de México y por las declaraciones que hicieron algunas personas al respecto. Para justificar la derrota de la izquierda se ha dicho que fue por la manipulación mediática del partido en el poder (en la entidad); porque fue una elección de Estado; porque hubo una considerable desigualdad en los recursos de campaña y, para no alargar la enumeración de justificaciones: porque los otros son los malos de la película y no jugaron limpio. La pregunta inmediata es: ¿esperaban que los “malos” se volvieran “buenos” y jugaran limpio? Tanta ingenuidad no es concebible en políticos profesionales, como se supone que son los cuadros importantes de un partido. Porque era evidente que el PRI estaba echando toda la carne al asador y no se detendría ante nada para conservar e incrementar la ventaja que desde el banderazo de salida le dieron las encuestas. La respuesta por parte de la oposición de izquierda fue entrar al terreno de los priístas y hacerles el juego. No otra cosa hicieron, aunque aleguen lo contrario. Tal vez ellos estén convencidos de que lo importante no es ganar sino competir, pero eso está bien para competencias deportivas, no para enfrentamientos político-electorales. Su actuación me recordó al Partido Popular Socialista de Lombardo Toledano, cuyo papel durante los años que vivió fue creer (¿simular?) que era la oposición de izquierda a los gobiernos priístas.

Al parecer, la realidad concreta es algo que la izquierda pierde de vista, y lo malo es que lo hace, según todo lo indica, por amor a las prerrogativas y no por incapacidad teórica o algo por el estilo. Hay sus excepciones, es decir, líderes que traen deficiencias teóricas, ideológicas y vicios de origen, pero estas se suman a lo anterior. Lo que alarma es que dentro de unos meses ocurra lo mismo y se repita la historia en 2012. Que no se tome conciencia de que ahora las condiciones de la guerra son muy distintas a las del siglo pasado, que son mucho los factores que deben tomarse en cuenta, soslayando la importancia que se le da a las prerrogativas (al parecer el stablishment ya se dio cuenta de que con dinero baila el perro, y también la oposición).

A veces siento como si estuviera viendo una película con argumento de Pedro de Urdimalas (V. G. Nosotros los pobres...), en la cual los pobres son más buenos que el pan, incapaces de pensar por su cuenta o en acciones que vayan en contra de sus intereses de clase. Lo digo porque no se quiere ver que a grandes sectores de jodidos no les interesa el discurso de la izquierda, que no sienten que esta corriente esté recogiendo sus demandas y luchando por los auténticos intereses de la clase trabajadora; de ahí que muchos de ellos se pronuncien por un “más vale malo por conocido (PRI) que bueno por conocer”, o mejor dicho, medio conocido pero que no ha dado el ancho. Sí, parece un atentado al pudor y las buenas conciencias izquierdistas, pero hay mucho jodidos que votaron y votarán por el PRI si la izquierda no renueva su discurso y revisa su programa. En principio, debe hacerle un lugar a los jóvenes, pues casi siempre se menciona a los viejitos; eso está bien, pero no a costa de ignorar a los jóvenes que numéricamente son una buena cantidad de votos y también tienen problemas económicos, sociales y políticos. (Y carecen de horizonte.)

Y vaya que la coyuntura, no sólo nacional sino mundial, es favorable para revivir la reivindicación de los derechos e intereses de los trabajadores. La gente está harta de la pérdida del poder adquisitivo del salario, del desempleo creciente, de la inseguridad, del abuso de las instituciones bancarias y financieras, de la apatía de los gobiernos hacia sus problemas, etcétera. Por todas partes se ven marchas de protesta, condena a las políticas globalizadoras y... ¿para qué seguir?